ARENAS DE MUERTE (1957) de Henry Hathaway
Una de aventuras con una realización algo más desfallecida de lo habitual en su director. Un hombre va en busca de su padre, el cual creía que hay una mítica ciudad escondida llena de riquezas en medio del desierto del Sáhara; para ello, el hijo contrata a un guía en Tombuctú, y a ellos se unirá una mujer. El aspecto aventurero no va muy
pa’llá, y no captura la fascinación que podría tener tal historia, quedando pues el típico triángulo amoroso, en el que tenemos a John Wayne haciendo su característico “descreído aparentemente desalmado, pero en el fondo revelándose buen tipo” y una Sophia Loren de gran sex-appeal, que ya es decir (recuerdo el impacto que me produjo, viéndola de chavalín, en aquella de
“La sirena y el delfín (1957)”). Hathaway, lejos de algunas de sus maravillas, como la genial
“Los cuatro hijos de Katie Elder (1965)”; pese a lo cual, la película, siendo muy menor, se deja ver (estupenda la foto de Jack Cardiff). Cosas de esa “mínima dignidad” que supura el cine clásico, con menos carga de estupidización que llenaría una peli similar de filmarse ahora.