Coincido contigo en las bondades de Cisne negro. Se trata de una película de SENSACIONES, a lo que contribuye enormemente los planos subjetivos (que nos ponen en el lugar de la protagonista) y, a veces, mareantes (sobre todo en el cine en la cuarta fila), y los golpes de efecto sonoros, que te dejan patitieso (a mi agarrado a la butaca) toda la película.
Ya este director apuntaba estos aspectos en El luchador, lo que ocurre es que aquí está todo (guión, actuación, etc...) más logrado, aunque sin quitar méritos a la de Rourke.