Esta semana (¿o fue la anterior?) tuve oportunidad de ver (en magníficas copias editadas por A Contracorriente) los dos primeros largometrajes del trío François Simard, Anouk Whisell y Yoann-Karl Whisell TURBO KID (2015) y VERANO DEL 84 (2016) pero descarté comentarlas porque aunque la segunda me gustó (sin más) - aunque me trajo rápidamente a la memoria la serie STRANGER THINGS (2016-...) -) la primera me pareció un auténtico despropósito. Tanto que decidí ahorrarme el (duro) trabajo que me supone últimamente ponerme al teclado de mi portátil dado que no suelo comentar películas que no me gustan.
Una lástima que estos (presuntos) homenajes al cine de los '70 y '80 no logren, ni de lejos, acercarse a los títulos de los que beben. Y eso que ya sabéis que no soy un gran fan del cine de los '80 (aunque sí de los '70 que me parecen muy superiores - incluidas mis primeras experiencias cinematográficas que recuerdo (TIBURÓN y LA GUERRA DE LAS GALAXIAS)) - como se ha visto por mis recientes comentarios sobre AULLIDOS y CONAN EL BÁRBARO.
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