Pues hoy he visto "Una fría noche de muerte", un curiosísimo telefilm de 1973 con Robert Culp y Eli Wallach, que retrotrae (y no poco) tanto visual como en cierta manera, narrativamente, a esa obra maestra que es "La cosa" de John Carpenter.
Se nos cuenta la historia de dos científicos que llegan a una aislada base de experimentación científica, prácticamente incomunicada por la nieve y a miles de kilómetros de la civilización, donde un compañero suyo, que investigaba en solitario en comportamiento de los simios al verse sometidos a condiciones de altitud y temperatura extremas, y que, tras dar muestras de incoherencia e incapacidad mental en sus conversaciones con una estación de radio, donde aseguraba conversar con Alejandro Magno o Julio César, cesó por completo toda comunicación.
Los dos científicos llegan a la estación para encontrar a su compañero congelado vivo, lo extraño es que murió congelado en una sala cuya ventana estaba abierta, dejando pasar el frío y la nieve, y cuya puerta estaba cerrada con una llave que se hallaba en su bolsillo, por lo que pudo salir en cualquier momento. Tras restablecer el orden, los dos se quedan en el lugar para continuar el trabajo de su compañero fallecido.
Pronto empezarán a ocurrir cosas extrañas, que irán tornando la relación entre los dos científicos en algo malsano y paranoico. El personaje interpretado por Walach es un hombre ferozmente racional, que rechaza con desprecio la idea de que exista algo que no pueda ser explicado por la ciencia, mientras que el científico al que da vida Culp es más abierto al misterio, lo inexplicable, menos científico, y es el primero en intuir que algo extraño ocurre en esa base, algo no del todo natural, algo que escapa, quizás, a la comprensión humana... algo que Walach negará hasta el último momento.
Es sorprendente la gran impronta que dejó esta película en el posterior filme de Carpenter, desde la indumentaria de sus científicos hasta esos planos de la base vistos desde un helicóptero que se aproxima, la misma base comparte no pocos planos que podrían estar extraídos de cualquiera de los dos filmes, el hallazgo del cadáver congelado en una sala bajo cero, o ese clima de desconfianza y fragilidad entre los miembros de la expedición condenados a convivir en un entorno hostil y aislado de cualquier ayuda o escapatoria. Una historia de suspense que consigue un clima enrarecido en base a dos actores soberbios y unos pocos escenarios, no hay nada más... y todo en apenas 70 minutos de metraje.