Don Quijote cabalga de nuevo.
Don Quijote, como Ghengis Khan, como el Monstruo de Frankenstein, es de esos grandes personajes que no han tenido suerte en el cine (el proyecto tantas veces pospuesto de Terry Gillian, el Don Quijote inacabado de Orson Welles, la miniserie de Manuel Gutiérrez Aragón que también quedó a la mitad...). Y es lástima, porque la novela de Cervantes se presta mucho a ser traducida en imágenes, o al menos, evoca imágenes muy cinematográficas: los molinos de viento que se transforman en gigantes, las ovejas en guerreros, la cueva de Montesinos... Esta co-producción hispano-mexicana, rodada en escenarios reales en Torrelaguna, Manzanares el Real, Aranda de Duero y otros, con una excelente fotografía y ambientación y un gran reparto, pintaba muy bien sobre el papel. Desgraciadamente, los resultados están lejos de ser satisfactorios. Es como si quisieran hacer dos películas distintas -una de aventuras y enredos en un ambiente de época -aunque aderezada con chistes muy modernos
-, otra metalingüística, más reflexiva y melancólica, sobre las fronteras entre la realidad y la ficción-, y no se decidieran por ninguna. Como película de aventuras con toques cómicos es un soberano tostón, además muy gris y pesimista: como cinta más
arty y más profunda, tiene un par de momentos inspirados y alguna que otra frase muy hermosa ("también amo al horizonte, pero si me acerco a él, lo pierdo"), pero en última instancia queda ensombrecida por un montón de tonterías sin gracia y una estructura demasiado dilatada e inconexa. Especialmente desentona mucho
la escena final con la falsa Dulcinea/Aldonza soplándole a Don Quijote que es todo mentira, y que no se desespere
. Hay quien dice que la vasta obra de Cervantes es muy compleja y hasta inadaptable: yo digo que quien mucho abarca, poco aprieta. Fernando Fernán-Gómez, con su enjuto físico y su profunda y resonante voz, es la elección ideal para un Don Quijote: no lo es tanto Mario Moreno "Cantinflas" como Sancho, a pesar de que , al igual que él, represente al pueblo llano -con su entusiasmo, su inocencia y su bondad frente a la corrupción, la hipocresía y la soberbia de los poderosos- y al igual que a él, con frecuencia no se le entienda (no se comprende cómo para un personaje tan español se eligiera a un actor tan mexicano).
Curiosa y poco más.