Y ya que hablamos de westerns, vista
Bone Tomahawk, de S. Craig Zahler. Curioso film dirigido por un debutante, donde se mezcla el típico western itinerante con elementos de cine de terror (por ejemplo, tipo
La matanza de Texas y
Las colinas tienen ojos). Una tribu de indios antropófagos rapta a varias personas de la prisión de un pueblecito (que responde al irónico nombre de Bright Hope), en venganza porque uno de ellos, un delincuente, profanó su cementerio. Entre las personas raptadas hay una mujer (Lili Simmons). Se organiza una batida al rescate, formada por cuatro personas: el sheriff (Kurt Russell, de aspecto imponente);
su ayudante (Richard Jenkins, en un papel que en otros tiempos hubiera sido para Walter Brennan); el marido de la raptada (Patrick Wilson), que tiene que bregar con una pierna rota; y un personaje singular, de formas amables pero racista hasta la médula, que se pavonea de haber matado decenas de indios (Matthew Fox).
Con un tratamiento muy sobrio, casi sin música, el grupo va avanzando a través de un territorio seco, áspero, rocoso y semidesierto. Finalmente, llegaran a las cuevas donde viven los indios trogloditas y se enfrentarán al horror. Quizá el ritmo narrativo es un tanto moroso (hubo momentos que casi me recordaron a Albert Serra

), pero en general me parece una interesante propuesta, que funciona muy bien como western clásico y, a la vez, como película de terror (porque los caníbales son ciertamente terroríficos).
Se puede objetar quizá que la resolución del film es un tanto inverosímil, pero no obstante me la creí. Un director a tener en cuenta en el futuro. Por supuesto, destaca por encima de todo el grupo de actores, excelentes todos ellos. Como curiosidad, aparece brevemente una madura Sean Young, casi irreconocible.