La otra noche puse una comedia española y de los 50, nada menos.
La películal en cuestión es
El pisito, dirigida por el italiano
Marco Ferreri (al que ayudó Isidoro Ferry) y data de finales de la década.
Realmente, es una gran, gran película. He leído que como otras de la década en España, tomaba del neorrealismo italiano, y le añadía esos toques autóctonos, ese humor cotidiano, de la calle, negro, incluso rozando lo esperpéntico.
La gran labor, en este sentido es de
Rafael Azcona, que en esto de los guiones ha sido el maestro de maestros, según el pensamiento general.
Se nota que Azcona aprendió durante los 50 de su faceta en la publicación La codorniz, donde desarrolló ese humor a prueba de censuras, y repleto de situaciones mucho más veraces de lo que las historietas y caricaturas parecían transmitir. Este fue el primero de muchísimos guiones, entre ellos, lo mejor de Berlanga, Trueba o Cuerda.
La historia es bien simple y demasiado actual (pasados casi 60 años). Una pareja de novios, que lleva demasiado tiempo en esa situación, no puede acceder a un piso. Como tantas parejas de la época, esa era la meta si uno quería vivir su propia vida y formar una familia.
Lo extraordinario del guión y de la película, por extensión, es la brillante idea que puede solucionar el conflicto, y las situaciones tan absurdas y grotescas a las que da paso.
Mary Carrillo, Petrita en la película, es la gran artista. Sabía que había sido una de las grandes, y aquí lo demuestra. El arco de transformación de su personaje, de astiada y sin futuro, a dirigir con mano firme el destino de todos es extraordinario.
Ella sola transmite cansancio, desesperación, llanto callado y también en voz alta, y finalmente, una practicidad que sorprende enormemente.
Jose Luis López Vázquez es el novio. Tengo que reconocer que ha sido siempre mi debilidad. Para mí, su mera presencia, su mirada, mezcla perfecta de la mirada de muchísimos españoles (entre los que veo a mi padre), lo dice todo. Fue uno de us primeros papeles protagonistas y de ahí en adelante, y pese al intento de muchos de deteriorar su imagen (asociándolo a las españoladas) hizo algunos de los mejores papeles de la filmografía en España.
Concha López silva, es la anciana, y el tercer elemento de la trama. Doña Martina es el eje alrededor del que se monta toda la función y que depara momentos antológicos.
El resto del reparto luce estupendamente, algunos de ellos en sus primeroso papeles, como una casi irreconocible Chus Lampreave, o como Maria Luisa Ponte, ese bicho de la escena, que en Inglaterra podría haber sido la más venerada entre las veneradas. Ella es la hermana de Petrita, y demuestra que lo de carácter es hereditario.
Y esa mezcla perfecta (bendito guión, nuevamente) de situaciones cómicas, que llevan aparejadas amarguras tan sinceras, definitvamente, elevan al film prácticamente a la altura de obra maestra.
En definitiva, un retrato magnífico de una España aislada, que intentaba torpemente abrirse al mundo y cuya población, la clase media-baja solo albergaba, como único sueño, tener su propio techo.
Una sociedad de miserias compartidas por necesidad, de trabajos que perpetuaban esa miseria y de gente, que con todo, tiraba para adelante.