Una película extraña y a la vez añeja.
Extraña porque parece cortada después de algún tipo de desastre/conflicto en el rodaje, cual intento de ofrecer lo mínimo y salvar los muebles. Es breve y esquemática, y eso, lejos de suponer una cualidad, en este caso, provoca que por momentos parezca el resumen de otra película que no hemos visto, haciendo que cualquiera pueda notar -o al menos creer- que quizá falten cosas. Que todo es demasiado apresurado, y, por tanto, acabe resultando superficial.
Añeja porque me recordó a la típica película ochentera de aventuras para los adolescentes de entonces, sin inmiscuírse en retruécanos ni en grandes análisis, donde la figura principal es un chico que ve que detrás de su vida normal hay un tiovivo o una montaña rusa, y que los recorre y los disfruta. El chico despreciado que en realidad escondía algo especial. Cine casi familiar de otro tiempo.
A mí me entretuvo esa poco menos de hora y media que dura.
No la volveré a ver.