Tampoco es ese..a la brevedad lo sabrás:cigarro
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Tampoco es ese..a la brevedad lo sabrás:cigarro
Todo es poético y terrorífico en esa obra de Tourneur. Ese plano en el cual la cortina de la ventana es movida levemente por el susurrante viento, y como consecuencia de ello roza el gran arpa situada en el interior de la estancia y extrae una nota musical, sólo puede atribuirse a un genio.
Además, esa música constante de los tambores en la plantación no hacen más que acrecentar la pesadilla.:fiu
Esto es cine, señores.
Y como debe ser, mi pared rojo sangre no carece de un afiche de la peli con Carrefour como protagonista casi exclusivo:cortina
No podía ser de otra forma.
Siempre me he preguntado por qué a un supermercado le pondrían nombre de zombie...
Pues dando una conferencia en una gran ciudad española (no doy nombres), al citar a Carrefour algunos pusieron cara de ir con la parienta a tirar del carro. Menos mal que lo expliqué a tiempo.
¡Ah, qué sería este mundo sin un amago de poesía siquiera...!
Es de lo mejor de Tourneur, junto a La mujer pantera. A pesar de que yo todavía prefiera La noche del demonio. :)
No es cuestión de pensárselo... Me parece una película simpatiquilla, para pasar el rato, pero en absoluto una grande. Ni punto de comparación con DRÁCULA, REVENGE OF FRANKENSTEIN, LA GORGONA, EL CEREBRO DE FRANKENSTEIN... Me parece muy superior a esta otra muy desconocida de Fisher, THE EARTH DIES SCREAMING, una joya minimalista con un tino narrativo apabullante.
Lo que hizo Tourneur en el cine de terror es, desde luego, apabullante: LA MUJER PANTERA, YO ANDUVE CON UN ZOMBIE y LA NOCHE DEL DEMONIO son absolutas obras maestras.
THE LEOPARD MAN la considero más dentro del cine criminal, aunque también tiene una escena de terror apabullante, la del acoso a la niña.
Tourneur es otro realizador clásico emblemático del género, como Murnau, Browning, Whale, Fisher, Schoedsack, Bava y Corman... Todos ellos tienen ternas, y más que ternas, apasionantes.
¿Retomamos el personaje titular del hilo hablando de la maldición de los faraones? Sin duda alguna que para cuando se hizo La Momia de la Universal era un tema del que aún se hablaba. En 1922, cuando se descubrió la tumba de Tutankhamon aumentó espectacularmente el interés por todo lo egipcio y faraónico, y hasta hubo una moda egiptizante. Muchos cines y teatros de la época se construyeron con diseños pseudoegipcios, que se tradujeron también en accesorios de vestir.
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La egiptomanía, como se llamó, no era algo nuevo. Ya se dio algo parecido en el siglo XVIII, con motivo de las campañas napoleónicas:
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Algo menos elegante, pero de lo que también estaba muy de moda hablar en los veinte, era la famosa Maldición de Tutankhamon. Según la novelista Marie Corelli, una inscripción en la antecámara de la tumba advertía que "la muerte se abatirá con alas veloces sobre aquellos que osen profanar el sueño del faraón". Conan Doyle, autor de las novelas de Sherlock Holmes, era otro de los que creía a pies juntillas en la maldición (como también creía, por ejemplo, a pies juntilas, en la existencia de las hadas, lo que no le impidió escribir las historias de uno de los más racionalistas personajes de la historia de la literatura). Y es que la maldición de la momia, o la maldición de Tutankhamón fue sin duda uno de los ingredientes que tuvieron en cuenta los artífices de La Momia. Extrañas historias de muerte, locura y destrucción relacionadas con todo aquel que hubiera tenido cualquier relación, por mínima que fuera, con la tumba del faraón.
A Conan Doyle le debemos el relato más clásico de momias, ya que la momia no partió de ninguna novela, como sucediera con Drácula, Frankenstein, Hyde, Erik, etc. Me refiero a Lote Nº 249. Terrorífico.
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Creo que lo mencioné antes. Me gustaría leerlo.
Otra historia de momias que sí no he mencionado previamente es Algunas palabras con una momia, de Edgar Allan Poe. No es un relato terrorífico, sino uno de esos cuentos en que Edgar se sirve de elementos sobrenaturales para satirizar ciertos males de la sociedad de su tiempo y hacer una crítica velada de las costumbres de por aquel entonces. Pero sí que capta bien la fascinación y el interés que producían las antigüedades egipcias, y más específicamente, las momias, en los occidentales del siglo XIX. Por cierto que algunos aspectos de este cuento, como los experimentos con la electricidad y la idea de dar vida a un muerto, podrían relacionarlo con Frankenstein.
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También conocida como Conversaciones con una momia.
Bueno, ahora voy e entrar en la maldición de Tutankhamon. El primero en fallecer fue Lord Carnarvon, el amigo y patrón de Carter, y uno de los descubridores de la tumba, sólo unos pocos meses después de que se abriera oficialmente la cámara sepulcral. Un mosquito le picó en la mejilla (más adelante, los más morbosos asegurarían que también se observaba una lesión en una de las mejillas de la momia real), y él se abrió inadvertidamente la herida con la cuchilla al afeitarse. Lord Carnarvon, de 56 años, no era un hombre robusto, más aún desde que en 1901 sufriera un grave accidente de coche en Alemania, lo que quebrantó su salud, como Nicholas Reeves nos recuerda en Todo Tutankhamón. Era precisamente la falta de salud del conde lo que le había llevado a pasar, en un principio, los inviernos en Egipto, buscando un clima más cálido según sus médicos le aconsejaron. Debilitado como estaba, en una época en que aún no se conocían los antibióticos, fue presa fácil de una neumonía que se fue extendiendo hasta provocarle la muerte en abril de 1923 (la tumba se había descubierto en noviembre de 1922). Se dijo que en el mismo instante de su muerte, su perra terrier, Susie, había muerto de repente en su casa de Inglaterra, y que todas las luces de El Cairo se habían apagado (tales apagones eran al parecer frecuentes, pero la compañía eléctrica nunca daba razón de los mismos). También se dijo que el día en que descubrieron la tumba, el canario de Carter había sido devorado por una cobra, el animal que la famosa máscara funeraria del faraón llevaba en la frente.
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Lord Carnarvon, primera víctima de la supuesta maldición.
Más víctimas de la maldición: el hermanastro de Lord Carnarvon, Lord Herbert, falleció en 1926 debido a complicaciones relacionadas con un proceso quirúrgico: para curar sus terribles dolores de cabeza y su mala visión, alguien le recomendó un procedimiento original: hacerse sacar todos los dientes y las muelas. Murió al cabo de una semana como consecuencia de una septicemia Otro hermanastro de Carnarvon, el honorable Mervyn Herbert, también falleció en 1926 de malaria. El secretario personal de Carter, Richard Blethell, apareció muerto en su cama una mañana de 1929: poco después, su padre, Lord Westbury, que poseía una pequeña colección de arte egipcio, se suicidó. Se dice que su coche funebre atropelló a un niño. Douglas Derry, el profesor de anatomía que hizo la autopsia de la momia y Alfred Lucas, el químico de la expedición, sufrieron sendos infartos en 1925 (aunque ninguno de los dos murió como consecuencia del mismo). El radiólogo que debía examinar la momia in situ, Archibald Douglas Reid, británico, falleció de camino a Egipto. Uno de los más estrechos colaboradores de Carter, Arthur C. Mace, murió en 1928 de un misterioso envenenamiento. En 1935, el reputado egiptólogo americano James H. Breadsted, amigo de Carter, murió de pulmonía tras un viaje a Egipto. El magnate americano de los ferrocarriles, Jay Gould, murió en 1923 de neumonía al agravársele un enfriamiento que había contraído durante una visita a la tumba. Lo mismo le sucuedió al industrial británico Joel Woolf, que también visitó la tumab y que murió de regreso a Inglaterra. A Sir Bruce Ingrham, un amigo de Carter, se le quemó la casa en 1925, tras recibir como regalo una mano momificada que él usó como pisapapeles. Después del incendio, la casa se le inundó. Sir Lee Stack, governador de Sudán, fue asesinado en El Cairo poco después de visitar la tumba. Al príncipe egipcio Alí Kemal Fahmy Bey (la maldición tampoco perdonaba a los nativos), lo asesinó su esposa a tiros en el hotel Savoy, en 1923, poco después de visitar la tumba.
¡Uuffff! Durante meses anduve investigando sobre la figura de estos dos egiptólogos: Carter y Carnarvon. Apasionante. Hay para escribir una enciclopedia. La guinda fue el descubrimiento de una cámara oculta en el palacio del noble, con todo tipo de muestras reservadas para su intimidad. De novela, o película.
Podría ser una novela, maese, adaptable a futuro:cortina.
El tema es apasionante y tiene todos los ingredientes
Yo creo que me conozco la historia de memoria. En cierta ocasión estuve con unos alumnos en una cafetería decorada al estilo principio de siglo, repleta de detalles de egiptología, fotos antiguas, etc. Quise entregar a la chica encargada un ejemplar de La marca de la momia, y en lugar de aceptarlo gratis, me dijo que tenía que preguntarle al jefe. Y yo le retiré el libro y le dije que me pusiera un café negro como mi alma de pecador. :cigarro
Después me enrollé con los míos y les di un discurso sobre cómo aconteció este encuentro tan fascinante entre Carnarvon y Carter. Y pensar que la culpa la tuvo un vehículo que no superaba los cuarenta por hora... :)
Algunos estudios han intentado refutar la maldición, o incluso, proponer una explicación racional para la misma, como la presencia de ciertos microorganismos -mohos y hongos, fundamentalmente- que hallan en los medios cerrados, húmedos y sin aire de las tumbas antiguas el medio ideal para propagarse, y que atacarían a las vías respiratorias. Más aún, incluso a veces, como propone David E. Sentienlla en El enigma de las momias, cabe incluso la posibilidad -también compartida por el ya citado Conan Doyle- de que los antiguos sacerdotes egipcios conocieran la peligrosidad de tales agentes o de otros similares y los pusieran a propósito en las tumbas. Incluso en tiempos más recientes, el egiptólogo Zahi Hawass no ha descartado enteramente esta posibilidad.
http://www.ancientegyptonline.co.uk/tutcurse.html
http://www.king-tut.org.uk/curse-of-...utankhamun.htm
http://www.unmuseum.org/mummy.htm
Más aún, incluso se ha planteado la posibilidad de que el conocido ocultista Aleister Crowley hubiera tenido que ver en algunas de las muertes más llamativas:
http://www.dailymail.co.uk/news/arti...r-Crowley.html
Varios estudios, el más reciente de 2002, han intentado demostrar, por medio de la estadística, que la famosa maldición no es más que un camelo.
http://tejiendoelmundo.wordpress.com...2%C2%AA-parte/
Howard Carter, por ejemplo, que fue el que más en contacto estuvo con la momia y la tumba, no murió hasta pasados unos diez años, aunque algunos no dudan en clasificarle entre las víctimas. La hija de Carnarvon, Lady Evelyn, una de las primeras personas en entrar en la tumba, no murió hasta 1980, a una edad avanzada. También a una edad avanzada murió el Dr. Derry, que hizo la autopsia de la momia. De hecho, la edad media de los fallecidos relacionados con la maldición, era avanzada para la época.
Unos sacerdotes un poco torpes. Si querían ir a por alguien, tendrían que haber ido directamente a por Carter, que fue el descubridor y no a por la pobre perra de Lord Carnarvon, que no tenía culpa de nada ¿no os parece?
La maldición de Tutankhamón es la más famosa, pero no la única. También está...¡la momia del Titanic!
Cuando el 14 de abril de 1912 se hundió el trasatlántico más famoso del mundo, no sólo habría llevado a bordo a 2227 pasajeros...sino además a una momia egipcia, concretamente, la de una sacerdotisa de Atón recién descubierta en las ruinas de Tell-el-Amarna. Supuestamente, una inscripción advertía también aquí del peligro y la venganza que se abatirían sobre el que turbase el sueño de la momia. El inglés que había embarcado la momia en cuestión, Lord Canterville, habría convencido al capitán Edward Smith de que la caja con la momia, dado su valor, viajase en el puente de mando, y no en la bodega de carga. A partir de aquí, hay diferentes versiones de la historia: algunos creen que la cercanía de la momia volvió loco al capitán, que tomó decisiones erróneas y condujo al barco a la catástrofe. Otras versiones más exageradas afirmaban que la momía habría salido de Egipto como botín de un mercenario contrabandista, y que tras el fatal accidente del barco, habría logrado llegar a Nueva York en uno de los botes salvavidas. El traficante, arrepentido, habría decidido entonces llevar la momia de vuelta a Egipto, para lo cual la embarcó de nuevo, esta vez, en el barco casi gemerlo del Titanic, el Olimpic. También se hundió este barco, pero con tal fortuna, que la momia fue de nuevo rescatada. En un último y desesperado intento por devolverla a tierras egipcias, la embarcaron de nuevo: esta vez en el Lusitania, barco que fue hundido por los torpedos de un submarino alemán en 1915, y llevándose, ésta vez ,sí, a la misteriosa pasajera a las profundidades.
Para empezar, no hay datos de que ninguna momia, ni egipcia ni de otra clase, fuera embarcada en el Titanic. Y resulta muy raro que fuera posible embarcarla en los botes salvavidas al evacuar el navío. Y en segundo lugar, la supuesta momia a que se refiere el relato no es una momia, sino en realidad, una tapa de ataúd, que se conserva en el Museo Británico.
http://blog.rpp.com.pe/bizarre/2012/...a-del-titanic/
http://blogs.elcorreo.com/magonia/20...o-del-titanic/
http://blogs.elcorreo.com/magonia/fi...MalaSuerte.jpg
La supuesta momia maldita.
Pueden creer que aquí, donde todo tiende a la limitación cultural, lo único que llegaba traducido eran las novelas o ensayos de Christian Jacq.
Claro, cada vez que repasaba alguna de las gloriosas pelis de estos temas, los deseos de ampliar los sucesos acerca de los misterios, maldiciones e historia de Egipto quedaban limitados a El Egiptólo o a El Egipto de los Grandes Faraones.
En fin, ahora el vehículo de internet nos permite poder adquirir material de todo tipo y compartir en profundidad todo esto que es tan apasionante.
Al menos el amigo Jacq me permitió conocer la historia de Champollion:)