Y no sólo por Landau está bien por Ed Wood. Está bien por todo lo demás: el resto de los intérpretes están fabulosos, especialmente Johnny Depp y Bill Murray. Es la mirada absolutamente desprejuiciada y llena de entusiasmo e inocencia de alguien a quien no le importa lo más mínimo las opiniones de los demás sobre lo que es o hace, porque a él sí le gusta, le llena, le conmueve, y para él, éso es suficiente. Es la admiración absoluta por el cine, no importa lo malo que nos digan que es otros críticos supuestamente más autorizados y prestigiosos, o lo precariamente que haya sido hecho. Es la fascinación por los iconos de ese cine. Hay ironía e ingenio en Ed Wood, pero también hay mucho cariño y admiración, se resalta la figura de alguien que a pesar del fracaso, no se da por vencido y es capaz de hacer cualquier cosa por llevar a su cumplimiento aquello en lo que él cree. En fin, que si te consideras cinéfilo, no puedes pasar por alto este ejercicio de estilo magnífico y esta historia conmovedora sobre el metacine. De lo mejor que he visto en este género del cine en el cine. Burton dio a ese Orson Welles pobretón y entrañable que fue Wood y a esa estrella rota que fue Lugosi (a quien Hollywood maltrató y luego sumió en el olvido tras haberlo usado de la manera más triste) el homenaje y el reconocimiento de una industria por la que tanto hicieron y que tanto les ninguneó.