Estuve viendo "La la land" hace dos días, por la noche, por primera vez. No conocía el argumento, ni había leído una sola crítica. Hace tiempo que huyo de saber más de lo necesario antes de acercarme a un film.
Y, desde entonces, en estos escasos dos días, he escuchado su banda sonora entera al menos tres veces, y he vuelto a ver los dos números musicales del comienzo unas seis o siete ocasiones. De hecho, puede que debiese sumar alguna más, porque ayer domingo puse el film entero en voz alta a través del home cinema mientras hacía algunas cosas en casa.
Es una buena película. De esas que gustan primero porque insuflan cierta energía, u optimismo; y segundo, porque es un buen musical cuidado con minuciosidad en cada detalle, como un nuevo reloj musical, asumiendo su condición de objeto que sirve de gran ejemplo del género, mostrando de forma explícita -casi material- los beneficios de asumir un claro talento vocacional en su dirección, o su fotografía, a lo cual se añade una espléndida banda sonora que logra que quieras volver a oír algo aún teniendo la impresión de haberlo oído antes en un mundo lejano que ya no existe. Coronada, en su último tramo, por un final que se niega a cumplir lo previsto en el canon más habitual, compensando cierta inconsistencia en el ritmo del último tercio con un poco de aire fresco con sabor a actualidad, a realidad que proviene de nosotros, y no de ese mundo colorido.
Quien no la haya visto, debería verla. Es mejor film que la media de lo que se suele estrenar hoy en día, y mejor que la media de películas nominadas a mejor film en los Oscars en las últimas ediciones.
No obstante, no la considero una obra maestra, en absoluto; sino un muy buen musical, y una de las mejores películas en un año un tanto pálido. Pero nada más. No tiene mayor entidad como film que alguna de las otras nominadas, o incluso que alguna de las no nominadas, como "Animales nocturnos".
Su verdad y su valor se materializarán con el tiempo, más allá de los muchos premios recibidos, cuando el gran escaparate se diluya, y podamos dilucidar si con los años es recordada per sé, como película, o por los carteles de las interminables giras del musical que -con toda seguridad- acabará haciéndose y reiterándose en cada población del mapa. Si llegamos o no a ese momento en que se cuestione el Oscar a Emma Stone frente otras actrices, o no.
La última vez que un musical ganó tantos premios y popularidad fue "Chicago", y, campaña publicitaria aparte, turno industrial en que se decidió elevar de nuevo un musical al gran público, hoy como película está total y consecuentemente olvidada.
"La la land" sí es un buen film.