En su nueva película de Matthew Vaughn vuelve a demostrar que es uno de los realizadores más en forma del panorama actual.
Y también lo bien que se le dá adaptar las locas ideas de Mark Millar a la gran pantalla.
Porque Kingsman, El Servicio Secreto, es una versión muy mejorada del cómic en el que se basa, con ritmo endiablado y unas escenas de acción alucinantes, con un sentido del humor muy apropiado y un acertado homenaje a las películas de espías de los años 60.
Si a esto le acompañas un casting de actores estupendamente elegido, que encima parece pasárselo en grande interpretando a sus personajes, tenemos una de las más divertidas y mejores películas de acción del año sin duda.
Colin Firth está grandioso interpretando a un sosías de Harry Palmer/James Bond/John Steed, muy bien en los momentos más flemáticos de su personaje, y desenvolviéndose sorprendentemente bien en las escenas más físicas, a lo que sin duda ayudan unas coreografías y un montaje estupendos.
Samuel L. Jackson está simplemente en su salsa interpretando al megalomaníaco villano de la función, una especie de Bill Gates/Steve Jobs de color acompañado de uno de los muchos hallazgos de la película, su mano derecha Gacela, la estupenda Sofia Boutella.
Taron Egerton también está my bien en su papel de cani/proyecto de agente secreto, también todo un descubrimiento, aunque creo que algo eclipsado por Colin Firth y Samuel L. Jackson (algo por otra parte normal).
Claramente en la película tenía que salir uno de los homenajeados, así que a Michael Caine se le reserva uno de los personajes importantes de estos "Kingsman", papel que resuelve con su habitual profesionalidad, y al que tal vez le he visto más suelto que en algunas de sus últimas apariciones (Interstellar, por ejemplo).
En el guión se puede vislumbrar, a parte de diversiones varias, cierto mensaje de transgresión hacia ciertos estamentos elitistas y de poder, aunque no sólo hacie ellos van dirigidos los dardos. Y esto me lleva a comentar la escena de la película, la escena de la iglesia, simplemente grandiosa. Si hasta ahora ya habíamos visto alguna escena de acción genialmente dirigida, aquí te dan ganas de levantarte y aplaudir ante tal derroche de virtuosismo, montada casi como si fuera un plano secuencia, en la que Colin Firth simplemente se sale, y en la que el montaje, la coreografía y la música están en perfecta comunión y que pienso que va a quedar como de referencia para futuras secuencias de este tipo.
No había visto nada que me dejara tan alucinado desde la primera película de The Raid.
La película es un perfecto cóctel de diversión, acción, humor, violencia y mala leche que dudo que en mucho tiempo volvamos a disfrutar. Y una película en la que no hay interés amoroso adolescente ni de ningún tipo que estropee el ritmo, lo que creo que es uno de los indicativos de que su director a realizado la película que ha querido.
Así que lo mejor es sentarse en la butaca, divertirse y celebrar que Matthew Vaughn esté en plena forma y que siga así por mucho tiempo.