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Otto+
Pues eso, 20th Century Fox y Metro goldwyn Mayer tenían los estudios de grabación más avanzados de su época posiblemente. La Fox ya tenía a finales de los 40 varias bandas sonoras que han sido publicadas en estéreo: El capitán de Castilla, El prícipe de los zorros (ambas con Tyrone Power y con un presupuesto generoso que influía en otorgar al film ese halo de música más tridimensional) además del western Flecha rota (1950, Delmer Daves), protagonizado por James Stewart y con partitura de Hugo Friedhofer. Posteriormente con la aparición del soporte magnético y siempre que vieran conveniente otorgar a un film un plus de presupuesto para potenciar el aspecto musical, el estéreo poco a poco fue volviéndose norma.
El género de aventuras a todo color, la llegada del Cinemascope, suponían un escaparate perfecto para la opción de grabar la partitura en estéreo, y, con un poco de suerte, se han podido conservar varias así.
Por otra parte, la llegada de Miklós Rózsa en 1949 a la Metro Goldwyn Mayer junto a otra figura destacada como John Green en la supervisión musical sirvió para que entre ambos renovaran el estilo musical del estudio y revitalizando sus estructuras.
Las primeras partituras para bandas sonoras que se conservan en estéreo del húngaro datan de 1953 (Todos los hombres eran valientes, Los caballeros de la tabla redonda) pero se sabe que otros films como Scaramouche, de Victor Young del año anterior, o Julio César, otro Rózsa de 1953 las sesiones de grabación también fueron en estéreo, aunque fueran destruídas posteriormente:
"Although originally recorded in stereo, Scaramouche was transferred to 1/4" mono tape in the 1960s, and only this version survives today. FSM's premiere CD features the complete chronological score in mono followed by alternate and unused cues, including one piece of source music mixed into rudimentary stereo."
MGM, otro estudio que aprovechó el estéreo para sus epopeyas de capa y espada, aventuras bíblicas y musicales.
Paramount siguió la estela de los dos estudios anteriores y ya en 1954 tenemos antes de Los Diez Mandamientos, otros dos vehículos muy populares al servicio de Charlton Heston cuyan partituras han conocido edición en estéreo: Cuando ruge la marabunta y El secreto de los Incas (que ésa en la que Heston parece Indiana Jones), si bien la segunda de ellas ha llegado incompleta, que es habitual por otra parte dentro del inventario que guarda Paramount.
Warner Bros. es un estudio conflictivo; es difícil saber a ciencia cierta qué guarda tras sus murallas. Puede que tardara en aceptar el estéreo como forma predominante -leí en su día que a uno de los grandes magnates fundadores de los grandes estudios de Hollywood no le hacía gracia el estéreo; pienso que fue Harry Warner, o, en su defecto, Harry Cohn, presidente de Columbia Pictures. Creo que de Warner lo más lejano en el tiempo que se ha editado en estéreo data de 1959, aunque se sabe que de Tierra de faraones, de 1955, la partitura de Tiomkin fue grabada en estéreo.... solo que no nos ha llega así, sino en una copia en mono. Con todo:
"The complete score (presented over FSM's 2CD set, with alternate and additional selections closing disc 2) has been painstakingly assembled from the monaural mixdowns saved in the Warner Bros. vaults. (Although recorded in stereo, the score survives only in mono; however, the use of separate tracks for percussion, chorus and other solos has allowed several passages to be reconstructed in stereo—including huge set pieces like "Pharaoh's Procession.")"
Algo es algo.
Universal es una incógnita, o la ha sido hasta ahora, porque ha abierto las puertas de su fortaleza recientemente. Espartaco sigue siendo de lo más reciente publicado (1960), y la partitura íntegra sólo se conserva en mono. Cosas como Charada (1963) ya tienen una capacidad de sonido vibrante multicanal gracias a una restauración maravillosa.
Columbia es otra incógnita mayúscula. En su día se dijo que se había deshecho de todo el material musical original que contenía las sesiones de grabación; no obstante, a veces salta la liebre y uno se pregunta si habrá más sorpresas. contra todo pronóstico Intrada publicó un Max Steiner (en sonido monoaural) de 1954: El motín del Caine, y su consecución fue laboriosa:
"Through combined efforts of Columbia Pictures and Intrada, entire score has been restored from mono music elements stored on D/M/E rolls, happily free of any dialog or sound effects. Every cue survives!"
(Pues, Branagh/Doyle, imagínate lo arduo que será restaurar las partituras originales de Korngold para presentar una edición definitiva (y muy valiosa) una vez leas los inconvenientes que presentan. Se pueden tirar años con ello entre conseguir las caras licencias y luego descifrar y solventar los problemas técnicos que parecen mostrar.) :fiu:fiu
Y por supuesto, hay scores perdidos a lo largo del tiempo, o que han aparecido de milagro en el cobertizo de algún coleccionista o de algún miembro del staff de una determinada película. Incluso en los propios estudios se han hallado por casualidad títulos que se creían perdidos archivados dentro de la caja de la bobina adjudicada a otro diferente.
Pura arqueología, ¡no me digáis que no es apasionnante en cierta manera!
Y pese a que estoy hablando de hallazgos de los años 50, hay que tener en cuenta que siguen perdidas bandas sonoras de los años 70 e incluso más recientes.... hasta que algún día, quien sabe, quizá aparezcan y, si hay suerte, aún se puedan aprovechar para sacar una edición comercial si es que las reacciones químicas en la cinta o las condiciones ambientales en que fueron almacenadas han respetado su consistencia.
Por cierto, tengo entendido que los compositores cinematográficos británicos no guardaron en sus archivos o Fundaciones apenas partituras cinematográficas hasta bien entrados los 60 en general; por contra, para su trabajo concertístico si que parece que pusieron más esmero y mantuvieron algunas grabaciones y la mayoría de las partituras.
Afortunadamente los descendientes, o esposa si aún vive del compositor, caso de Olivia Tiomkin o Colette Delerue, varias veces han ayudado a llevar a cabo proyectos permitiendo acceder a las que fueron las pertenecias personales de sus cónyuges, los cuáles sin su ayuda no hubieran sido posibles llevar a cabo.