ATENCIÓN, NO LEER SI NO SE HA VISTO LA PELÍCULA –

Interstellar – Análisis Temático II: El Espacio, el Agujero de Gusano y los Planetas

La misión espacial del Endurance toma su punto álgido con la llegada al agujero de gusano, esa esfera óptica que nos permite ver lo que hay al otro lado (maravilloso efecto especial que se atañe a un realismo científico espectacular, como ya fue mostrado en la serie de Cosmos), donde el espacio se doble en dos y damos un salto a otra galaxia.

Tras la enunciación del tema de la Misión a piano en Message from Home (maravillosa la recitación de Michael Caine del poema Do Not Gentle into That Good Night con su Ruge/Rage final), una breve y maravillosa pieza de corte clásico, nuestros héroes se disponen a cruzar el agujero de gusano en The Wormhole, una breve y misteriosa pieza que capta la esencia de la imponente esfera, donde de alguna manera asoma el tema de lo desconocido (el tema de los agujeros, tanto de gusano como el negro).



Una especie de coro trazado de forma etérea y mística (el momento es transcendental) y unos ritmos musicales pulsantes, trazados de forma misteriosa y envolvente, con suavidad (golpeteos de maderas incluidos) alcanzan un pequeño clímax en la parte final con el órgano cuando los protagonistas cruzan el umbral (un recurso para potenciar lo trascendental), un momento visual maravilloso (Interstellar, repito, se llevará los Oscars técnicos visuales, lo contrario sería terrible).

Tras entrar en la atmósfera del primer planeta (el planeta Miller, donde aterrizó el doctor Miller, uno de los pioneros de la misión Lázaro), en Atmospheric Entry (un corte “atmosférico” donde Zimmer nos ofrece el motivo de la Misión de una forma casi etyérea, casi a modo de ráfaga de viento), nos encontramos con el primer corte de acción, Mountains, el tema que acompaña al momento en que Cooper, Doyle y Amelia aterrizan en el planeta Miller (el más cercano a Gargantúa), un planeta lleno de agua. El problema del planeta es que cada hora que pasen en él o en las proximidades del mismo supone siete años de la vida terráquea, por lo que deben entrar en él, comprobar su habitabilidad y marcharse lo más rápidamente posible.

El drama ya se nos presenta con el tiempo, donde Cooper asume que, como mínimo, su hija será siete años mayor si él regresase (una hora es necesaria para efectuar la misión de comprobación), y cualquier demora, por pequeña que sea, implicaría incrementar los años vida de Murph.

No obstante, Cooper traza un cálculo de acceso al planeta aprovechando la presencia de Gargantúa para acceder al planeta Miller optimizando así el tiempo de acceso, con lo que solo pudiera ser necesaria, probablemente, una hora (hora que se acaba tornando en tres).

El aterrizaje en el planeta Miller supone el descubrimiento de dos terribles verdades; la primera, acaban de encontrarse con los restos de la baliza de la nave de Miller, y más inquietante aún, acaban de llegar, con total probabilidad, inmediatamente antes que Miller (ello explica el que encuentren la baliza de la nave en pleno océano, lo que supone una paradoja; quizás, la maniobra de Cooper haya permitido recortar tiempo con respecto a Miller, permitiendo que casi hayan podido coincidir en el planeta, quien seguramente fue de forma directa al planeta sin escatimar en tiempo).

La segunda verdad, y más inquietante aún, es que creen divisar a lo lejos montañas, pero cuando aquello que ven en la lejanía se acerca y se percatan que en realidad son brutales olas, toda la tripulación decide poner pies en polvorosa, aunque la insistencia de Amelia por conseguir información de la baliza acaba terminando con la muerte de Doyle, arrastrado por la ola, y con la inundación de los motores de la nave de Cooper, quien deberá esperar un tiempo para volver a despegar, lo justo para evitar una segunda ola.

Bien, ¿y por qué detallo todo esto, pensará alguno? Especialmente quienes hayan visto la película (los que no, entiendo que no habrán leido nada). Pues para entender el enfoque musical de Zimmer, quien acierta de lleno con la inteligencia emocional simplemente.

El corte abre con unas percusiones sutiles mientras los protagonistas recorren la superficie del océano, de forma misteriosa y un poco tensa, in crescendo, una mezcla entre el paso de avance de los astronautas por el agua y el paso del tiempo, omnipresente en la mente de todos, especialmente en la del padre; a todo ello van sumándose cuerdas y sintetizadores hasta que nuestros protagonistas descubren enormes olas en camino (cualquier tsunami terráqueo se quedaría pequeño, vamos).

En ese momento, las masas corales emergen poderosas, simbolizando un peligro descomunal y un terror inasumible para la mente humana; el órgano hace acto de aparición, donde el motivo principal (Day One), esbozando la parte emotiva del mismo (de una forma muy sutil, sin casi llegar a desarrollarlo), alude al peligro que se cierne sobre todos , con las percusiones acelerando el paso (alusión al binomio tiempo-peligro), reflejando perfectamente el drama de Cooper, quien ve como se le escapa el tiempo y las posibilidades de ver con vida a su hija.

Esa inteligencia emocional será el recurso dramático de Zimmer para todos los problemas que deban afrontar Cooper y su tripulación (el tema principal en sus dos vertientes, tanto la del conflicto como la parte emotiva del mismo).

Cuando abandonan el planeta Miller, y se reencuentran con un envejecido Romilly (quien ha decidido invernar menos tiempo del que debiera [para hacérselo mirar] durante las tres horas de Cooper y Amelia, lo que se traduce en 23 años para Romilly), Cooper visiona todos los mensajes pendientes de sus hijos, mensajes de 21 años… donde descubre que su suegro ha muerto, su hijo se ha casado y ha tenido tiempo de perder a un hijo y de tener otro, además del dolor de una hija, Murph, que sigue sin perdonarle a Cooper su decisión de no quedarse.

El corte Day One, en sus diferentes variaciones, está presente durante esos momentos (como lo está cuando el doctor Brand explica a Cooper el plan A y el plan B de la Endurance). Estos cortes SI están la versión íntegra de dos discos, aunque no dejan de ser variaciones del material principal (escuchar la versión de hora y media es más que suficiente, en mi opinión).

Afraid of Time, uno de los mejores cortes de la banda sonora, nos muestra las elucubraciones de Brand y Murph (quien trabaja con el bueno del doctor) para dar con la ecuación que resuelva el problema de la gravedad para crear una nave especial centrífuga que rote y mantenga la gravedad, permitiendo así el viaje de la humanidad fuera de la Tierra.

El tiempo es el factor que esconde el problema, pero Murph no da con la clave, ni Brand, que se muestra aparentemente esquivo, argumentando como disculpa su envejecimiento (nos los muestran 23 años después, coincidiendo con las tres horas del planeta Miller).

El corte muestra una fase de piano maravillosa, adornada de sintetizadores pad que describen de forma envolvente todas las conversaciones entre el profesor y su alumna aventajada.

Pero la verdad saldrá a la luz; A Place Among the Stars, un tema oscuro adelanta el material, a través del motivo principal de conflicto, para decidir que planeta será el siguiente, que terminará siendo el del doctor Mann, donde tienen señales y lecturas del doctor, síntoma de que quizás haya esperanza (todo lo contrario del otro planeta, el Edmunds, donde no hay señales pese a que las lecturas del mismo muestren un planeta más habitable, pero el vínculo emocional de Amelia con el doctor Edmunds echan para atrás las intenciones de la doctora, al entender Cooper y Romilly que se trata de una decisión emocional y no racional… craso error).

En la parte final del corte asistimos a la muerte de Brand, quien confiesa a Murph que no hay resolución a la ecuación de la gravedad (el propio Romilly comentará, más tarde, que para poder resolverla se necesitan los datos cuánticos del interior de un agujero negro, cuyas lecturas permitirían resolver esa ecuación).

Esa mentira supone un engaño para todas las misiones, puesto que Cooper y el resto de la tripulación, todos ellos sin saberlo (incluida su hija) iban en un viaje destinado única y exclusivamente al plan B; salvar a la humanidad mediante la repoblación de óvulos fecundados, perpetuando la especie a base de sacrificar a toda la humanidad terráquea (prevalece la especie).

Esta bomba de relojería coincide con la llegada al planeta Mann, donde el pobre doctor (un gran Matt Damon) ha estado invernando en su módulo terráqueo a la espera de rescate, sin fecha para despertar (terrible el pensar que nadie lo hubiese rescatado).

Despertado y consolado por Cooper, Mann mantiene una conversación sobre los datos de su planeta, donde ya llama la atención que su robot esté fuera de funcionamiento (alerta a la vista), denegando el ofrecimiento de que sea reparado por uno de los robots de la tripulación de Cooper al alegar que precisa un “toque humano”.

Mientras leen los datos en el módulo de Mann, reciben un comunicado de la nave Endurance dirigido a Amelia, donde la hija de Cooper aparece entre lágrimas para anunciar la muerte de Brand y su gran mentira, bramando por saber si su padre sabía la verdad, y en ese caso, si la abandonó a su suerte para morir en un planeta herido de muerte.

Mann confirma la noticia de Murph, afirmando que él conocía la verdad, ante un Cooper desencajado y una Amelia que pide perdón al enfurecido padre, desconocedora de la verdad. No Need to Come Back refleja musicalmente este momento, de nuevo con inteligencia emocional, y en la línea de A Place Among the Stars; la música del tema principal en modo conflicto hace acto de aparición, de una manera dramática y tensa, casi una especie de sentencia para las intenciones de Cooper, donde la oscuridad musical se ve reforzada por la presencia de coros masculinos.

Pero todo cobra esperanza cuando Romilly le comenta a Cooper la posibilidad de atravesar el horizonte de eventos de Gargantúa, cruzando así el agujero de gusano como si fuera una sonda, con la posibilidad de poder obtener las lecturas cuánticas que resuelvan la ecuación de Brand. Es el momento en que Cooper tomará la decisión de ir a Garagantúa mientras sus compañeros llevan a cabo el plan B.

I’m Going Home es otro ejemplo de inteligencia emocional llevado al extremo por Zimmer; la conversación entre Cooper y Romilly es iniciada con el motivo de lo desconocido, donde el alemán lo desarrolla en todo su esplendor, con un remate final maravilloso (incluso hay una referencia a Strauss pasado el minuto 4).

Sintetizadores y cuerdas esbozan a lo largo de casi seis minutos uno de los mejores cortes de la banda sonora con diferencia, dotando de alma y sentimiento a las imágenes. La música acompañará, además, al paseo que dan Cooper y Mann por el planeta, conversando sobre las características del mismo y sobre sus respectivas vidas (la música de Zimmer es cautivadora, y la misma música que sirve para lo desconocido ilustra la belleza salvaje del planeta, especialmente en el tramo final, cuando ambos se detienen en un precipicio para contemplar el maravilloso paisaje helado).

Todo ello coincide, simultáneamente, con el despliegue de Amelia para asentar un campamento en el planeta Mann y con Romilly intentando obtener lecturas del robot estropeado de Mann.

Interstellar – Análisis Temático III: El Doctor Mann y Gargantúa

Este tramo musical quizás sea el más dinámico y entretenido, tanto a nivel musical como visual, donde descubrimos la verdad sobre el doctor Mann y la falsedad de los datos de estudio del planeta, con Cooper en peligro de extinción.

Coward ilustra perfectamente el comienzo del conflicto; tras el paseo de Mann y Cooper en I’m Going Home, que a su vez esta en simultaneado con la visita de Murph a su hermano (visita indeseada, donde trata de ayudar a su sobrina, y donde ambos hermanos entran en conflicto, participando de la acción que vemos en pantalla), Mann desvela sus intenciones con sus actos y palabras.

El Planeta Mann nunca fue habitable, y manipuló los datos para enviar una señal de rescate y no morir solo y abandonado (una mentira que supondría su supervivencia y el agotamiento de recursos necesarios para buscar nuevos lugares, muy propio de la naturaleza humana, buscando sobrevivir a cualquier precio, tan egoísta como entendible y justificable, es su vida). El robot destrozado guarda la verdad, pero Romilly lo descubrirá tarde, muriendo en plena explosión cuando lea los datos.

Mann arroja a Cooper por al acantilado, despojándolo del comunicador y dañando su sistema de aire para provocar su muerte, impidiendo que no pueda llevarse la nave espacial para atravesar Gargantúa, alegando en justificación que necesitarán todos los recursos para buscar un nuevo planeta habitable (vamos, que al carajo el plan A).

La apertura del corte sigue un tono tenso con percusiones similares a las del corte Mountains, in crescendo con apariciones puntuales del órgano; primero trazando el tema principal del padre y la hija, en relación a los comentarios de Mann sobre lo último que un hombre ve antes de morir (los hijos), y posteriormente, cuando el corte coge fuerza, el órgano interpreta el tema principal en modo conflicto, ya de una forma dramática y rítmica, reflejando el peligro para Cooper.

Esa inteligencia musical emocional se convierte en el eje del desarrollo del corte más largo de la partitura, simultaneado con la acción en la Tierra, donde Murph quema parte de los cultivos de su hermano para tratar de ayudar a su sobrina e intentar resolver la anomalía de su habitación, donde comienza a sospechar inconscientemente que pueda estar la solución a la ecuación.

El corte coge fuerza con la presencia del cuarteto de pianos, que pasado el minuto seis convierten al corte en un tema de acción muy alejado de lo que habitualmente ofrece Zimmer (algo de agradecer).

Con Romilly muerto y Cooper en grave peligro de morir ahogado (aunque recupera a tiempo el intercomunicador de sonido para mandar un mensaje de alerta a Amelia, quien acude al rescate), Mann se dirige a la Endurance para abandonar a quienes le han rescatado del sueño eterno (ole tus huevos). El tramo final es realmente intenso, especialmente el último medio minuto, donde los pianos construyen un clímax final realmente intenso.

El posterior infructuoso intento de acople de Mann a la Endurance es musicalizado en Imperfect Locke, otro extenso corte, rítmico y percusivo, donde Zimmer construye un corte propulsivo e increscendo, cada vez más dramático, hasta que sucede lo inevitable (la descompresurización de la nave de Mann y una explosión que lanza su cadáver al exterior).

En el inicio del corte, de nuevo percusiones casi marcando el tiempo a modo de relojero, y de fondo, golpeteo de cuerdas, órgano y los coros del corte The Wormhole, dándole esa dimensión especial (en una galaxia a demasiada distancia de la Tierra), y donde el ser humano sigue siendo tan humano, para lo bueno y lo malo, como siempre.

El corte mantiene una regularidad musical, de paso firme y constante (donde las cuerdas y el piano van sumando elementos), incrementando la tensión y el drama, conforme Mann trata de acceder a la nave espacial, hasta que final todo se descompresuriza, lo que parece el fin de la Misión, pero no para el bueno de Cooper, quien con una nave diferente a la de Mann decide intentar alinearse con la Endurance y acoplarse en otro puerto.

La escena del Doctor Mann llegando a la Endurance y tratando de acoplarse es musicalizada por Zimmer en un tono similar a Coward, donde los coros y el órgano le confieren un tono trascendental, reflejando perfectamente el peligro y la urgencia de la situación, donde parece querer asomar el tema principal del conflicto, pasado el minuto cinco.

Los golpes de madera, los sintetizadores y el órgano construyen una fase final vibrante e intensa, para mostrarnos el infructuoso acople de Mann, quien acaba despedido al exterior tras una explosión.

No obstante, el acople de Amelia y Cooper tiene lugar en un corte de acción que no encontramos en la edición física, sino en la de iTunes, cuyo nombre es No Time for Caution (una línea de diálogo de CASE, uno de los robots poliédricos, quien dice “Cooper This is No Time for Caution”).

El por qué no se incluyó es algo digno de análisis, pues aunque su construcción responde a las mismas pautas musicales que los dos cortes anteriores (el peligro se refleja en el dramatismo y el ritmo de urgencia que imprime Zimmer a través del tema principal), es interesante observar como el órgano de iglesia y los sintetizadores de Zimmer se baten en duelo en el tramo final, en un mano a mano mientras Cooper acopla el módulo espacial a la Endurance con la ayuda de TARS.

El comienzo es oscuro, con Cooper y Amelia mirando desolados la descompresurización, conscientes de que quizás todo se haya ido al garete, pero Cooper se lanza a la acción y trata de igualar los grados de giro de la Endurance para acoplarse manualmente.

“It’s no possible”, dice Amelia, a lo que Cooper responde “No, it’s neccesary”, mientras Zimmer introduce un ritmo de avance y urgencia a través del tema principal; la primera parte del tema se corresponde con el tema del conflicto, el mismo de acción que luce en Coward, con el órgano como máximo representante, hasta que en el tramo final, pasado el minuto dos y medio, Zimmer introduce la segunda parte del motivo central, el tema melódico (la fe de Cooper mueve montañas, la fe por el amor a su hija, por volver a verla), lanzado a la acción más desenfrenada, donde órgano y sintetizadores construyen un ritmo final de urgencia cuyo clímax nos lleva a una nota de órgano final en lo más alto, marca registrada a lo largo de la partitura (The Dream of the Crash o Stay).

Aún con los sistemas dañados, trazan un plan de vuelo aprovechando la órbita de Gargantúa, arrancando los motores antes de entrar en el mismo. Cooper y Amelia, junto con CASE, serán lanzados al planeta Edmunds para llevar a cabo el plan B, mientras que TARS será lanzado a Gargantúa, con la esperanza de obtener los datos cuánticos para resolver la ecuación de Brand e intentar, de alguna manera, comunicárselos a la Tierra para salvar a la Humanidad.

La escena del viaje al agujero negro masivo es musicalizada con el corte Detach (Despegue), otro de los mejores cortes de la banda sonora, con una construcción impecable y un clímax final a la altura de las circunstancias.

Una fase de misterio musical con cierta intensidad dramática y un tono oscuro da paso a una breve y maravillosa fase de transición musical donde comienza a aparecer el tema de la Misión (con un fondo de sintetizador que va cogiendo fuerza, pasando de etéreo a poderoso).



Durante el desarrollo, un ritmo pulsante y potente acompaña al tema de la Misión, conforme la Endurance circula por el disco de acreción de Gargantúa (la escena visual es bestial y de una enorme belleza, como pocas que haya visto jamás en una sala de cine, así de rotundo), alcanzando su punto álgido pasado el minuto 4, donde el tema coge fuerza (coros incluidos y sección de cuerda a tope) con una intensidad final similar al corte Stay, donde el mismo motivo alcanzaba su cénit para el momento en el que Cooper deja su hogar y despega al espacio exterior (es el comienzo de un nuevo despegue, y las reminiscencias son evidentes, dos despegues aunque en distintas situaciones).

Al minuto 5 el corte baja la intensidad y nos ofrece el motivo del misterio, donde descubrimos que Cooper no acompañará a Amelia en su viaje pues el combustible no permitiría a ambos llegar al Planeta Edmunds, por lo que decide atravesar Gargantúa con TARS para tratar de ceñirse al plan A, otro cartucho para la humanidad.

El momento dramático de la separación de Amelia y Cooper alcanza un bello clímax musical de la mano del tema principal de amor padre-hija, momento en el que Cooper se precipita hacia Gargantúa.

Las cartas están echadas.

Interstellar – Análisis Temático IV: Teseracto (Stay Vs S.T.A.Y.)

S.T.A.Y. representa, en mi opinión, la resolución narrativa musical de toda la composición de Zimmer, que a su vez entronca con la resolución narrativa visual de Nolan; en otras palabras, ambos dan significados a sus discursos respectivos, ambos de la mano, y ambos desembocando en el mismo punto. Es lo que tiene entenderse.

La entrada de Cooper en Gargantúa finalizará con la eyección del piloto fuera de la nave, precipitándose a un extraño vacío que le llevará a un Teseracto, es decir, dos cubos tridimensionales desplazados en un cuarto eje dimensional (las famosas cuatro dimensiones).

Desde ese mismo plano, y como sustentando en un vacío infinito, aparece al otro lado de la habitación de su hija Murph, concretamente cuando esta era pequeñita, durante lo que vimos al comienzo de la película (desde la escena de la tormenta de polvo hasta la dolorosa despedida de Cooper y Murph). Impotente grita a su hija desde el otro lado, pero su hija no le escucha, con lo que decide, probando el Morse, arrojar libros de la estantería de la habitación, comunicándose con ella a través de ondas gravitacionales. “Quédate” (Stay), le dice una y otra vez (quiere evitar que su otro yo abandone a su hija).

Pero el otro Cooper prosigue su ruta a la NASA, dándole a Murph un regalo de despedida, un reloj idéntico al que llevará Cooper en la Misión espacial, con la promesa de que esos dos relojes volverán a juntarse. Durante toda esa escena, TARS aparece en escena (concretamente su voz), y éste y Cooper mantienen una conversación en el Teseracto, donde TARS le revela que hay una presencia de otros seres (They – Ellos), que en realidad son seres humanos evolucionados, y que gracias a ellos tiene un portal de comunicación para transmitir a su hija las lecturas cuánticas para resolver la ecuación (alguno se preguntará porque no lo transmitieron los seres evolucionados directamente, pero quizás deban valerse de seres físicos corpóreos, encerrados en una línea temporal y espacial, para poder comunicarse, siendo necesario el amor-fe para hacer el resto).

El corte comienza con el tema melódico de padre e hija, donde Cooper toma contacto con su nueva realidad (casi una pesadilla de eternidad) y con la habitación de su hija. El órgano esboza suavemente el tema, siempre de manera melódica y tranquila, sin exprimir excesivo dramatismo del momento.

Pasados unos minutos, entra en acción el tema de lo desconocido, concretamente al minuto 3, manteniéndose, simultáneamente, el tema principal de fondo a modo de ostinato; Cooper utiliza las ondas gravitacionales para comunicarse con Murph, de ahí la presencia del tema de lo desconocido, que emerge sobre el tema de ambos.

Ello (o Ellos) permite(n) finalmente darle un significado a las anomalías gravitorias; son puentes para unir el tiempo y el espacio, canales de comunicación de unos seres superiores evolucionados a raíz de la raza humana, que tienden su ayuda a Cooper (que como bien decía Amelia, son seres pentadimensionales capaces de tener cuerdas al pasado o subir colinas para ver el futuro, donde añadía, además, que quizás el amor fuera la quinta dimensión, una quinta que sumada a las 4 del Teseracto facilitan esa comunicación imposible entre padre e hija).

Nunca existieron fantasmas ni fenómenos paranormales, solo una vía de comunicación (el propio corte, S.T.A.Y., escrito en Morse, es la demostración de la inteligencia emocional de la partitura de Zimmer).

Sumando las anomalías gravitacionales del principio, las siguientes no dejan de ser canales de comunicación o puertas abiertas por otros seres para salvar a la raza humana; el agujero de gusano, la primera anomalía, donde Zimmer nos ofrece un amago del tema de lo desconocido (The Wormhole) para cuando la Endurance cambia de galaxia, o la conversación entre Romilly y Cooper sobre Gargantúa para obtener lecturas cuánticas, un intento de conseguir datos y comunicarlos, donde Romilly abre la puerta de una salvación, que no es otra cosa que un avance por parte de Zimmer de la relevancia (y posterior revelación) de Gargantúa, anticipándonos el verdadero significado del agujero o negro masivo, un elemento más de comunicación, otro portal más, de hecho el definitivo, para salvar a Murph y la raza humana.

S.T.A.Y. es, pues, el corte que suma las 4 Dimensiones (tema de lo desconocido, las anomalías gravitatorias) con la 5 Dimensión (el tema principal de amor de un padre y una hija), y en su desarrollo, casi siete minutos de corte, juega sobre ambos temas, de forma evocadora, con visos de esperanza.

Todo tiene un sentido musical, incluso la comparación con el Stay inicial; en el primero, la Misión se impone al amor de padre e hija, pero el motivo de las anomalías gravitatorias servirá para que padre e hija se comuniquen (a través de los datos cuánticos transmitidos por Cooper a Murph vía ondas gravitacionales en el citado reloj de pulsera). Es un círculo que se cierra.

Análisis Temático V: Resolución de Conflictos


What Happens Now?, uno de los bonus tracks, ofrece un tema misterioso para el momento en el que, realizada la comunicación, el Teseracto desaparece y TARS y Cooper aparecen flotando en el vacío espacial, cerca de Saturno, donde una nave les rescate. El corte es realmente interesante y etéreo, y es casi como despertarse de un sueño para internarse en otro.

Por otro lado, First Step ofrece una versión optimista del tema central, donde el tema de conflicto reaparece de forma positiva, además de la parte melódica del mismo tema (el triunfo de la comunicación entre padre e hija), reforzando el descubrimiento de Murph, y la resolución de la ecuación de Brand; la raza humana podrá salvarse, y Murph, de alguna manera, ha podido contactar con su padre.

Y finalmente, el tema que cierra la partitura de Zimmer, Where We’re Going. Rescatado Cooper a bordo de la nave centrífuga de la que le habló el doctor Brand (constatación de que Murph leyó su mensaje gravitacional del reloj), el piloto es informado de que Murph sigue con vida (con ciento y pico años…), siendo inminente el reencuentro, completamente emotivo, con una Murph envejecida y postrada en cama, sonriente y claramente emocionada al ver a su padre (“un padre nunca debería ver morir a un hijo”).

Este tema de desarrollo tiene dos partes marcadas; la primera, el tema de la misión, también resuelto, donde Cooper ha cumplido, contra todo pronóstico, con los objetivos marcados para la misión Lázaro. La segunda, el tema de amor Cooper-Murph, que comienza suave y emotivo, y acaba desembocando en un clímax musical increscendo, estilo al de Stay, pero cambiando de melodía, donde al fin emerge el tema principal poderoso y vencedor, con Cooper partiendo de la nave centrífuga rumbo al agujero de gusano (Murph le insiste en que siga su camino), cruzándolo para ir al encuentro de Amelia en el planeta Edmunds, quien tendrá una edad similar a la suya, inmersa en plena faena con el plan B de repoblación.

Todo, finalmente, se resuelve satisfactoriamente

Interstellar – En Conclusion

Alguno podría pensar que para alguien que suele dar más palos que aplausos a Hans Zimmer (lo reconozco), es complicado tener que admitir que una de sus obras esté francamente bien (rectifico, bien no, extraordinariamente bien). Y es que además de encajar perfectamente con las imágenes, narra y cuenta una historia, convirtiéndose en un elemento catalizador de la trama, aunque sea de un forma sencilla y simple (a veces la simplicidad es un buen arma), pero con una estructura delimitada y marcada.

Aplaudir a Hans Zimmer es lo mínimo, y aunque no cambie mi concepto de la música Mediaventures, no estamos aquí para criticar eso ni hablar de otras cosas; solo deseo resaltar una película que para muchos, me incluyo, ha sido un viaje muy satisfactorio y repetible (habrá quien haya sufrido, pero para gustos colores…), y donde Zimmer ha hecho un muy buen trabajo.

Que a nadie le extrañe que sea nominada al Oscar (entre lo que hay compuesto del año, es de lo que mejor, adecuándose perfectamente a las imágenes), y si aún no has podido ver/escuchar Interstellar, éste es tu momento. Este viaje merece la pena.

Hans Zimmer no estará en mi Top Ten (ni tan siquiera en un Top 50, para que engañarnos ), pero cuando da en el clavo, como ha sucedido con Interstellar, soy el primero en reconocerlo, sin prejuicio alguno. Al César lo que es del César; Interstellar es uno de los mejores trabajos del 2014, y lo firma Zimmer, de nombre Hans.