Pues es perfectamente posible que se trate de flashes de esos
fotogramas venideros que nuestro cerebro no es capaz de "recordar" en condiciones normales. Igualmente los sueños premonitorios, las videncias, los buenos o malos presentimientos... serían como atisbos de ese tiempo que (aparentemente) está por delante.
La conclusión de todo esto no sería que el universo y el tiempo son extremadamente complejos e incomprensibles, sino que nuestros sentidos y nuestro cerebro son demasiado limitados para la tarea.
No me dedico a la docencia (no sé si tendría paciencia suficiente). La labia me viene de la abogacía y de leer mucho.
Otro día, si se tercia, podemos hablar de la zona en la que, según algunos científicos, al Universo se le ven
las costuras. Las respuestas para descubrir de qué está hecho el tejido de la realidad no nos van a venir de mirar el tiempo y el espacio desde lejos (por lo de lo limitado de nuestros sentidos), sino -probablemente- de mirarlo muy de cerca.
Es en lo muy pequeño, en la física de partículas y en la teoría cuántica, donde se están encontrando cosas que realmente desafían a nuestra razón y al sentido común (como el entrelazamiento cuántico, que parece comunicar dos partículas que hayan estado en contacto con total independencia de la distancia a la que se encuentren y el tiempo que se requeriría para recorrerla, ...incluso a la velocidad de la luz!).
Todo lo que llevamos comentado no es nada frente al hecho de que la materia, a esos niveles subatómicos, parece que se salta a la torera leyes de la física que en teoría, y según nos habían dicho siempre, son inmutables.
¿La razón? La posibilidad de que en realidad estemos dentro de un universo de once dimensiones (en vez de las cuatro que pensábamos que tiene).