La cuestión es que Drácula, en el libro, camina por las calles de Londres de día (ahora dime que no, que ése no era Drácula, que era su cuñado, que si Stoker metió un subterfugio e hizo una pequeña trampa para que cuadrara la historia...) -que es a lo que yo iba-. Y en ningún momento establecen de manera clara y concluyente que los rayos del sol tengan poder suficiente, al menos por sí solos, para destruir al vampiro. Drácula, en el libro, no muere por ellos, desde luego (ni tampoco Lucy ni las vampiras del castillo), aunque luego varios cineastas hayan tomado esa imagen de gran fuerza simbólica e impacto visual.