Pues para mi, todo eso son puntos a favor, o como mucho indiferentes.
No pagué una entrada para ver un documental ni una ventana abierta a una calle de Roma, con su barro y sus miserias. Pago para que me engañen, para que me den espectáculo. Y si hay que elevar el nivel de lo fantasioso e irreal en pro de ese espectáculo, que se eleve.
Cuanto más vueltas le doy, más me está gustando esta secuela.
Ayer hablé con una amiga acerca de "El gran halcón". Y me dijo que para ella, era como un cartoon. No lo había visto nunca así, pero quizás por eso es una de mis películas favoritas desde que la vi en el estreno. Esta parece que también juega en esa liga.