La película animada de Disney Frozen, que este invierno ha llenado las salas de cine de todo el mundo con la historia de un reino congelado, ha sido acusada de incluir propaganda gay e inducir a los más pequeños a la homosexualidad por parte de un pastor norteamericano.
La cinta, ganadora de dos Óscar en la pasada edición de estos premios, cuenta las aventuras de una princesa que, incapaz de controlar sus poderes sobrenaturales, huye de su reino tras dejarlo sumido en un invierno permanente, mientras que su hermana Anna, ayudada por el joven Kristoff y su reno y por un muñeco de nieve, va en su busca.
No obstante, y aunque la cinta ha sido todo un éxito de recaudación, no todo el mundo parece igual de encantado con la película. El pastor de la Iglesia de la Reforma Kevin Swanson ha proclamado que la historia y los comportamientos de sus personajes están encaminados a conseguir que la homosexualidad y el bestialismo sean vistos de manera positiva, aunque, no obstante, no ha concretado en qué escenas se basa para realizar tales afirmaciones.
Swanson aún ha ido más lejos, arrementiendo contra la productora Disney por considerarla una de las organizaciones más progays de Estados Unidos, dirigida a adoctrinar a los niños para que se hagan homosexuales con el objetivo de estropear todo el sistema social, y ha asegurado a través de su programa de radio que la película Frozen es maléfica.
Las palabras de Swanson, que se han reproducido a lo largo y ancho del país norteamericano y ya han traspasado sus fronteras, no son un hecho aislado, sino que vienen precedidas de la creación de un blog titulado ¿Cómo de gay es Disney?, en el que el crítico Steven D Greydanus afirma que Frozen está plagada de referencias homosexuales, como la falta de interés del personaje de Elsa en sus pretendientes masculinos, o la canción Let it go en la que la princesa descubre su verdadera inclinación natural.
¿Otra de esas cuestiones que, parece, solo pueden ocurrir en EEUU o un estado de las cosas cada vez más crispado? ¿O ambas cosas?