A mi solo me falta "Mandy" por revisar, las otras dos vistas y comentadas.
Ya me he puesto con el comentario de MADAME BUTTERFLY que espero tener listo a la noche o mañana por la mañana y a continución - aunque lo deje unos días en espera - afrontaré del de LAS ARAÑAS II.
Esta noche me veré MANDY aunque no quiero que se me agolpen los comentarios.
También me gustaría hacer un pequeño aporte al rincón https://www.mundodvd.com/de-la-liter...l-cine-139797/ pero me temo que mis fuerzas están notablemente mermadas.
Lo has prometido , ¿eh?
No se pude dar nada por sentado...
Este fin de semana me toca....
RIO SALVAJE (1960) Intriga, emoción, dolor de barriga. ¿Será tan buena como dicen? , ¿"bipolar"? , ¿me caerá bien Jo van Fleet?
Todas éstas y más preguntas dentro de poco serán resueltas en su pantalla amiga. A saco.
Menos mal que no me has puesto un GIF de la segunda parte que todo el mundo sabe es la mejor de las cuatro...
Pues, otro que ha visto estos arácnidos de Lang.
He visto bastante cine mudo, pero a no ser que sea una de las grandes, siempre me sucede lo mismo, y es que...me despisto. El no tener diálogos hace que mi mente se distraiga de lo que estoy viendo, y me toca rebobinar en ocasiones, porque los últimos 30 segundos he estado pensando en cualquier otra cosa, y me he perdido en la trama.
Una vez dicho esto, me ha parecido un buen film de aventuras, no se detiene mucho en motivaciones de los protagonistas, una breve explicación, y al lío, que es lo importante. Aventuras que 100 años después hemos visto de todas las formas posibles, pero que hace ese siglo no era tan común verlas, y menos tocando diferentes culturas y continentes, como en este caso.
Buen inicio de serial, en definitiva, con personajes presentados y conocidos, y que seguro mejorarán en la siguiente entrega. Una pena que no se rodaran finalmente las 4.
Por cierto, que he tenido que padecer una copia infame que encontré rebuscando. Espero tener más suerte con la calidad en la siguiente parte.
No day but today!
Lo primero que quiero es felicitar a Alcaudón por su espléndida primera entrada del ciclo Lang .
Me la leí el otro día y me encantó, de verdad, y además he aprendido mucho, porque comenta muchos detalles que a mí se me pasaron por alto o no había relacionado con las cosas que él comenta. Mi más sincera felicitación por el trabajazo .
"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life
Acabo de terminar el comentario de MADAME BUTTERFLY y también he hecho las capturas de pantalla pertinentes. Después de comer las insertaré en los lugares prefijados y el mismo estará a vuestra disposición.
Ya anticipo que al contrario de lo que decía en un principio este nuevo visionado simultáneo al comentario me ha supuesto una más que agradable sorpresa y he descubierto cosas que se me habían pasado desapercibidas, quizás porque estaba cansado o porque simplemente no era mi día.
Ah, qué grande es Fritz Lang.
El director más próximo a Alfred Hitchcock, según mi modesta opinión.
Aunque Lang empezó antes que el británico.
Y el director más admirado por nuestro Luis Buñuel.
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE FRITZ LANG (1890-1976) / PARTE II:
04. HARAKIRI (1919, MADAME BUTTERFLY)
Director: Fritz Lang.
Estudio: Decla-Film-Gesellschaft.
Productor: Erich Pommer.
Guion: Max Jungk, basado en la obra de teatro “Madame Butterfly: A Tragedy of Japan” de David Belasco (Nueva York, 5 de marzo de 1900), la cual, a su vez, estaba basada en el cuento corto homónimo de John Luther Long (The Century Magazine, enero de 1898).
Dirección artística: Heinrich Umlauff.
Fotografía: Max Fassbender (1.33:1).
Música: -
Reparto: Paul Biensfeldt (El daimio Tokuyawa), Lil Dagover (O-Take-San, su hija), Georg John (Monje budista), Rudolf Lettinger (Karan, el siervo del templo), Niels Prien (Olaf Jens Anderson), Meinhart Maur (Príncipe Matahari), Erner Huebsch (Kin-be-Araki, el administrador de la Casa de Té).
Duración: 1 h 26 m 34 s.
Estreno: 18 de diciembre de 1919.
Después de ver la primera de las cuatro entregas proyectadas de LAS ARAÑAS no deja de tener su lógica que la siguiente película de su director tuviese lugar en Japón – en concreto en Nagasaki, la ciudad convertida en cenizas por los norteamericanos el 9 de agosto de 1945 – dado que nuestro héroe, Kay Hoog, tenía previsto participar en la regata que iba de los EUA a dicho país antes de que un “Message in a Bottle” (Copyright 1979 by G. M. Sumner) le hiciera cambiar su destino.
Incrustada entre las dos entregas de LAS ARAÑAS, que fueron las únicas que llegaron a buen puerto, MADAME BUTTERFLY me ha supuesto una cierta decepción, no porque me parezca una mala película, que no lo es – de hecho, Fritz Lang no tiene (salvo tal vez esa que todos tenemos en mente, ¿verdad?) ninguna en su extensa filmografía -, sino porque me parece demasiado estática, demasiado teatral, frente al ritmo frenético que el director imprime a las otras dos cintas.
Además, al igual que en la desaparecida DER HERR DER LIEBE (1919), el guion no partió de Fritz Lang sino del prestigioso dramaturgo austrohúngaro Max Jungk (1872-1937), lo cual, en mi modesta opinión, perjudicó a la película al transponer demasiado literalmente la exitosa obra teatral de Belasco, confiriéndole a la propuesta un ritmo demasiado cadencioso, aunque también habría que reconocer que el mismo casaría a la perfección con una historia que transcurre en el país del sol naciente donde el estilo de vida es sutilmente diferente al de las sociedades occidentales.
- John Luther Long -
- David Belasco -
- Max Jungk -
MADAME BUTTERFLY es otra de esas historias típicamente langianas en las que la fatalidad (o el destino) preside todos los actos de los protagonistas.
El regreso a Japón del padre de la protagonista, el daimio (o señor feudal) Tokuyama (Paul Biensfeldt), después de ejercer como embajador de su país en el Viejo Continente, será motivo de alegría para su bella hija O-Take-San (Lil Dagover).
- Desde el principio de la narración Lang imprimirá a las imágenes un marcado tono poético gracias al cuidado exquisito en los encuadres y al rodaje en exteriores, no en Japón, lógicamente, sino en este caso en los bellos parajes que rodeaban un lago propiedad del productor Joe May (para el que el director escribió sus primeros guiones) en la localidad de Woltersdorf, en Brandenburgo. -
Lang nos presentará a O-Take-San como una joven inocente que todavía juega con muñecas y, por tanto, la víctima ideal para los personajes masculinos que tratarán de aprovecharse de ella.
El feliz regreso del padre será, no obstante, oscurecido por las noticias de su hija acerca de las aviesas intenciones de un poderoso monje budista (Georg John) hacia ella.
- Tanto Lil Dagover como Georg John serán figuras recurrentes en estos primeros títulos del director austríaco.
De hecho, como ya indiqué en la primera entrega, Lil Dagover hubiera sido la protagonista de su siguiente película, la mítica (con justicia) EL GABINETE DEL DR. CALIGARI (1920), que acabaría finalmente en las manos de Robert Wiene, aunque la actriz se mantendría igualmente al frente del reparto (femenino). -
Lang refleja a la perfección ese ambiente del Japón feudal de finales del siglo XIX / principios del siglo XX.
Sin embargo, ya atisbamos uno de los puntos que me alejan un tanto de la propuesta como es el burdo maquillaje empleado para hacer pasar por orientales a actores occidentales. Bien es cierto que lo mismo sucedía al otro lado del Atlántico en el cine norteamericano de la época.
Pronto conoceremos al citado monje budista y a su siervo, el abyecto Karan (Rudolf Lettinger, que encarnará al “Rey de los diamantes” en la segunda entrega de LAS ARAÑAS).
Entre los regalos que Tokuyawa ha traído a su hija se encuentra un “Teddy Bear” u osito de peluche, aunque más bien de tamaño grande, que fascina a la, como decíamos, todavía núbil O-Take-San.
- Por cierto, el citado regalo podría ser una anomalía en el relato porque parece indicarnos que el daimio estuvo de embajador no en Europa sino en los EUA – salvo que la comercialización de los peluches estuviese ya extendida por el Viejo Continente, lo cual dudo – por lo que habría que retrasar unos años la cronología de la película puesto que los mismos se hicieron populares a raíz de la presidencia en el país de Theodore Roosevelt (de 1901 a 1909). -
Pero el pérfido monje tiene ojos en todas partes (otro de esos temas inherentes a los mejores títulos del director) puesto que el criado personal del daimio también trabaja para el primero.
El monje echará en cara a Tokujawa el haber tomado como propias las costumbres europeas, contrarias a las enseñanzas de Buda y a las tradiciones de su país.
Con la presentación del oficial de la marina danesa Olaf J. Anderson (Niels Prien) ya tenemos el segundo de los tres protagonistas masculinos que rivalizarán por el amor de O-Take-San.
- Como pronto podremos observar Anderson, que se convertirá en el amor ideal de la joven y con él que tendrá un hijo, se comporta de forma igual de canalla que el monje.
Lang no establecerá diferencias entre uno y otro.
Si el monje provocará la muerte de su padre, el danés será la causa de la suya propia.
Pero no adelantemos acontecimientos. -
La intención del monje es convertir a O-Take-San en sacerdotisa del Bosque Sagrado (no deja de ser curioso que en la anterior cinta del director, LAS ARAÑAS, PARTE I, la misma actriz encarnara a la sacerdotisa del Sol) y de esta forma poder disponer de ella para satisfacer sus libidinosos deseos…
Sin embargo, el padre de la joven sólo accederá a ello si su hija lo desea, pero nunca por imposición.
De esta forma quedarán plantadas las semillas que provocarán la pronta muerte del señor feudal.
La venganza, otro concepto esencial en la obra del director y sobre el que gravitan muchas de sus mejores películas, será el arma esgrimida por el monje para hacer que se cumplan sus deseos.
- Si antes decía que me parecía muy pobre el maquillaje aplicado a los actores para intentar pasar por orientales, igualmente es justo alabar el exquisito vestuario y los decorados que el siempre perfeccionista director supervisaba personalmente. -
No deja de ser cruel el hecho de que los rezos que la joven ofrece a Buda para que le salve de los deseos impuros del monje acaben por llevarla en brazos del supuesto héroe quien, en el fondo, es igual de canalla que aquel sólo que no lo aparenta.
Hay casi algo vampírico en la figura de ese monje obsesionado con la bella O-Take-San…
En la Fiesta de las Hojas Otoñales celebrada en los hermosos jardines del daimio – rodada en la antes mencionada propiedad de Joe May – se producirán dos acontecimientos que cambiarán para siempre la vida de la protagonista.
El primero el envío de una carta del monje al emperador en la que acusa de traición a Tokujawa.
El segundo porque allí se conocerán O-Take-San y Olaf.
- Otro de los recursos de puesta en escena que usa el director en varias ocasiones es el destacar el rostro de los protagonistas cerrando el cuadro hasta dejar un imagen central circular, como si fuese la de un camafeo. -
Esa libélula (“Dragonfly”) posada en la flor y que el director destaca en primer plano bien podrían hacer referencia al personaje literario que toma como referencia, aunque “Butterfly” en realidad significa “Mariposa”.
Parece que el mundo de los artrópodos, ya sean arácnidos o insectos, fascinaba al joven Fritz Lang…
El regalo que le envíe el emperador a Tokujawa no será ciertamente placentero.
Una daga con la que quitarse la vida (de ahí el título original de la película).
- Es ciertamente notorio el brusco cambio de estilo que supone una película como MADAME BUTTERFLY, con un ritmo tan pausado y ceremonioso, frente al dinamismo de las dos entregas de LAS ARAÑAS que la emparedan, una muestra de la versatilidad del director incluso en una etapa tan temprana de su filmografía. -
La escena en la que el padre de O-Take-San prepara con toda minuciosidad el ritual mediante el cual se quitará la vida es una de las más bellas de toda la película.
- Y si antes hacía referencia al recurso de las imágenes circulares para el rostro de los protagonistas, igualmente Lang destacará hechos puntuales y determinantes en la trama recuadrando las imágenes en sentido vertical oscureciendo los laterales. -
Mientras, la audacia de Olaf le hará saltar los muros que protegen los jardines del daimio y de esta forma, aunque sea puramente casual, conocerá a la afligida O-Take-San, que parece haber aceptado con resignación la idea de convertirse en sacerdotisa.
- Es curioso cómo Lang vincula a los dos personajes masculinos – el monje y el oficial de marina – con ese gesto de los brazos como si fuesen en realidad garras… -
De nuevo la licencia poética de que un danés pueda hablar de la forma más natural con una japonesa y a la inversa…
El flechazo será instantáneo pero en seguida nos daremos cuenta que el amor que ella siente hacia él es mucho más profundo que el que él siente por ella.
Al igual que en la primera entrega de LAS ARAÑAS ese flechazo entre los dos protagonistas es instantáneo y, al igual que la citada película, tendrá un final abrupto para una de las partes.
Desgraciadamente para la pareja su encuentro ha sido presenciado por Karan, la mano derecha del monje, quien, no obstante, parece tener ideas propias acerca del destino de la joven, en este caso, una Casa de Té, lo que vulgarmente llamamos en mi pueblo un prostíbulo...
Y otra de las obsesiones del director, las cuevas, los lugares recónditos en los que el mal parece anidar…
Y esa cerradura tan moderna que parece acercar la película más al mundo de LAS ARAÑAS que al Japón tradicional…
… y que sin mayor problema abrirá el esbirro del monje que como decíamos tiene sus propios planes para una joven tan bella...
Como podemos apreciar la dulce O-Take-San es objeto de deseo, por ahora, por parte de tres hombres: el monje y su servidor y el oficial danés.
Ese Nagasaki nocturno donde pululan las “casas de té” parece el reflejo inverso de ese otro que se oculta en el subsuelo de la Chinatown de San Francisco en la estupenda LAS ARAÑAS, PARTE II.
Es curioso como pese a ser propuestas tan dispares tanto en forma como en contenido hay numerosos nexos de unión entre la película hoy comentada y el díptico arácnido.
La inocencia de la protagonista contrasta fuertemente con vileza de sus pretendientes masculinos.
La intención de Karan es convertir a O-Take-San en una geisha y, lógicamente, llevarse a cambio una buena bolsa de dinero.
Sin embargo, la llegada fortuita – de nuevo – de Olaf la salvará de un destino tan funesto, aunque para ello el bravo marinero deberá acatar la ley de los Yoshiwara que dice que deberá casarse con la joven y sólo cuando hayan pasado 999 días ella quedará libre de toda obligación con quienes la compraron.
El engaño de Karan será pronto descubierto por el monje que obligará a este a traer de regreso a la joven so pena de sufrir un cruel castigo.
Esa fotografía que Olaf tome a O-Take-San y que parecería una prueba más de su amor por ella se convertirá más tarde en algo completamente distinto.
En el único rasgo de humor que Lang introduce en la película vemos como un para nada asustado Karan, pese a la amenaza de su superior, duerme plácidamente la siesta en lugar de dedicarse a buscar a la joven, algo lógico, pues ya sabemos que ha sido él quien la ha vendido a la Casa de Té de la colina.
La noticia de que O-Take-san se ha casado con un oficial de marina extranjero le sienta como una puñalada al temible monje.
De nuevo uno de esos encuadres poéticos de los que Lang hace gala en la película…
... y que tendrá su contrapartida más adelante...
La escasa herencia recibida por la joven se compone de sus queridas muñecas y la daga con la que su padre se quitó la vida por orden de su emperador.
Esa daga que será un avance de lo que el destino tiene previsto para la joven.
Lang usará exactamente la misma imagen (ver comparativa) para confrontar dos momentos antagónicos en la vida de O-Take-San: el cenit, el ofrecimiento de la daga de su padre a Buda, cuando su vida es plena junto a Olaf y el nadir cuando usa esa misma daga para quitarse la vida al descubrir la traición de él.
- Y no deja de ser curioso, como muy acertadamente indicó el compañero mad dog earle en un comentario previo a esta película en “el otro rincón”, el uso por parte de Olaf de un reloj de pulsera, quizás un gazapo que se le pasó al director dado que los mismos no empezaron a fabricarse hasta finales del siglo XIX.
Y es que el tiempo o más bien su paso será otro elemento determinante en el destino final de la protagonista. -
Pronto comprobaremos que Olaf no tiene intención de cumplir con la pactado puesto que su barco está listo para zarpar de regreso al hogar.
Ese pequeño promontorio junto al mar donde O-Take-San se despide de Olaf me recuerda al título en castellano de aquel bello melodrama de Henry King LA COLINA DEL ADIÓS (1955, LOVE IS A MANY-SPLENDORED THING).
Pero un sarcástico intertítulo (“Recuerdos del país donde crecen los melocotones”) nos devuelve a la realidad, en este caso la de Olaf, que para sorpresa de los espectadores, tenía ya una esposa en su tierra natal.
Y esa mirada de Olaf que Lang enlaza hábilmente con la imagen de la joven japonesa que mira con añoranza hacia el mar que le trajo el amor de su vida.
Ha pasado el tiempo y O-Take-San ha sido madre de un niño de rubios cabellos como su padre.
Y ya es hora de que haga su aparición el cuarto en discordia: el príncipe Matahari (como en el caso de Lio Sha, obviemos el chiste fácil…).
- Y, por cierto, el único de los cuatro que siente un amor puro y sincero hacia la joven, igual al que esta siente por Olaf y antes por su padre. -
El plazo de 999 días está pronto a expirar lo cual implicaría que O-Take-San debería volver al prostíbulo al que fue vendida.
- Por cierto, aquí hay un error puesto que antes se ha mencionado el plazo de 999 días y ahora se habla de 4 años que vendrían a ser 1.460 días, con lo cual las cuentas no me salen… -
El joven príncipe, conocedor de la belleza de la joven, intentará ponerse en contacto con ella para desbaratar los planes del monje y de su acólito.
Mientras, en Dinamarca Olaf lee con hastío las cartas que le llegan de su esposa (japonesa) a la que parece haber olvidado rápidamente.
- Aunque la historia es diáfanamente maniqueista Lang no distingue entre los dos auténticos villanos de la función: el monje y el oficial.
Ciertamente aquí no se cumple la máxima de “oficial y caballero”.
En realidad, Olaf es un canalla mucho peor que el monje pues no sólo seduce a la inocente japonesa y la deja embarazada sino que no tiene la mínima intención de mantenerse fiel a su palabra.
Ese gesto de indiferencia hacia los tiernos sentimientos de la joven es infinitamente más cruel que la lascivia que domina al monje budista. -
El príncipe Matahari descubrirá que O-Take-San vive en una casa propiedad del administrador de la Casa de Té, Kin-be-Araki (Erner Huebsch), cuyo alquiler dejó pagado Olaf para tres años…
… pero han pasado ya casi cuatro…
… y los esbirros del monje acechan como buitres…
Pese a lo angustioso de su situación la joven rechazará el dinero que gentilmente le ofrece el príncipe.
No obstante, este se encargará de su manutención y de la su hijo de forma anónima.
En Dinamarca el ofrecimiento de Olaf a su esposa de que le acompañe en su regreso Japón no parece ciertamente la mejor de las ideas.
De nuevo Lang enlaza esa imagen de Olaf con la de O-Take-San que todos los días se acerca a la costa esperando el regreso de su amado (esposo).
El príncipe solicitará la mano de la joven pero esta le informa de que jamás traicionaría la confianza de su esposo, cuyo regreso no deja de esperar.
Como vemos O-Take-San confronta su bondad y su inocencia frente a las adversidades que la rodean y que amenazan con acabar con ella.
La llegada del barco en el que viaja Olaf (y su (otra) esposa) será acogida con una alegría infinita por la joven y su hijo.
De nuevo Lang enlazará dos imágenes como son la llegada en palanquín al principio de la narración de Tokujawa y al final de la misma de Olaf.
Y ambas con significados completamente distintos.
Otra bella imagen, la de O-Take-San, su hijo y su doncella de espaldas a la cámara y esperando el regreso a casa de Olaf…
… y que Lang rápidamente transformará en algo completamente distinto…
La doncella se ofrecerá a ir al consulado danés en busca de noticias sobre el paradero de Olaf, pero en el camino se encontrará con el monje que tiene otros planes en mente.
Afortunadamente, la llegada providencial del príncipe impedirá que el malvado rapte al hijo de O-Take-San.
- Como antes decía la figura del monje budista me recuerda por momentos al Conde Orlok de NOSFERATU (1922), de F(riedrich) W(ilhelm) Murnau, aunque sea esta una cinta posterior… -
La llegada en busca de socorro de la doncella acabará por descubrir el pastel o sea la mentira en la que ha vivido Olaf los últimos años, un hombre casado a la vez con dos mujeres.
Ya lo dije antes y lo vuelvo a decir ahora, Lang no discrimina entre el comportamiento entre el monje y Olaf, ambos son los villanos de la función y en el caso del segundo con premeditación y alevosía.
Tendrá que ser la esposa de Olaf, en un gesto que la ennoblece, quien acuda en ayuda de la joven.
- En esta película serán las mujeres las que encarnen las virtudes más nobles del espíritu humano. -
Y otro apunte que en el primer visionado me había pasado desapercibido.
La contraposición entre el aspecto femenino y sensual de la joven japonesa frente al escasamente atractivo, diría que masculino (incluso en su forma de vestir), de la esposa danesa.
Una explicación, no una excusa, para la promiscuidad de Olaf.
Y de nuevo repetición de una imagen, con diferentes protagonistas y significados antagónicos, uno de los aspectos de la puesta en escena más cuidados por el director.
Y a continuación la escena que pondrá fin al sufrimiento de O-Take-San que, de nuevo, es exactamente la misma que al principio de la historia (ver comparativa previa) y, al igual que la anterior, con un significado completamente distinto.
O-Take-San honrará a su padre utilizando para su suicidio la misma daga con la que él se quitó la vida.
Y ambos lo harán para no deshonrar a sus ancestros.
Pues, ¿qué es la vida sin honor?
Una reflexión postrera.
No deja de ser curioso que ahora que he visto por segunda vez la película mientras hacía este comentario la misma me ha parecido sustancialmente mejor y me ha permitido fijarme en aspectos que antes se me habían pasado desapercibidos.
Lo de siempre.
Buenas noches y, buenas tardes.
P.D. Si siguiésemos el orden cronológico estricto de los proyectos del director a partir de MADAME BUTTERFLY la cosa quedaría tal que así:
- EL GABINETE DEL DR. CALIGARI (1920), de Robert Wiene
- LAS ARAÑAS, PARTE II: EL BARCO DE LOS BRILLANTES (1920)
- LA TUMBA INDIA, PARTES I y II (1921), de Joe May
- LA IMAGEN ERRANTE (1920)
Sin embargo, la cronología real quedaría notablemente simplificada al ser apartado el director de dos de sus proyectos más queridos, especialmente el referido a la India, dado que escribió el guion junto a su futura esposa, Thea von Harbou.
O sea, tal que así:
- LAS ARAÑAS, PARTE II (ya visionada pero pendiente de comentarla)
- EL GABINETE DEL DR. CALIGARI (que mad dog earle y servidor han preferido comentar a continuación de la anterior en lugar de dejarla como un extra al final de la revisión)
- LA IMAGEN ERRANTE
- CORAZONES EN LUCHA (1921)
- LAS TRES LUCES (o LA MUERTE CANSADA) (1921) (la considerada como primera obra maestra del director)
P.D.D. Y un plano típicamente hitchcockiano: un primer plano de la protagonista en toma lateral (y que en la obra del británico tenía una significación propia)...
Última edición por Alcaudón; 28/02/2021 a las 18:04
Por cierto, las geishas no son prostitutas, lo que no impide que puedan o no acabar teniendo relaciones con sus clientes, pero no es esa su función, del mismo modo que las casas de té no son prostíbulos.
HARAKIRI
También, como me pasó en la ópera prima de Visconti que recién se ha comentado o recién se comentará, el saber que es una adaptación de Madame Butterfly me ha dado un poco de pereza inicial, además tengo bastante fresca la Butterfly de Cronenberg, pero bueno por amor al ciclo uno hace los esfuerzos necesarios para cumplir con lo estipulado y así también recibir la paga correspondiente por ello.
Un contrapunto el atrezzo del film, el recrear al Japón feudal es digno de mención, aunque huele que de Japón no hay nada, pero se valora el esfuerzo, el contrapunto es la poca nómina actoral nipona, que reafirma lo dicho, que no se hizo en Japón; en los planos generales no hay problema, pero cuando la cámara se acerca, ahí se ven las costuras y se puede deducir rápido que X actor es de la Prades profunda; aunque la peor parte se los llevan los sacerdotes, budas o lo que fueran, con un aspecto más cercano a Alien Nation.
Dicho esto, tanto en el inicio como el final me han parecido lo más potente del film; el principio ya sea por la presentación de personajes, así como el primer Harakiri (mucho más intenso que el segundo), el primer contacto con la parejita; y dicha parte final con la vuelta de Olaf a Japón, llevándose a su mujer para gran disgusto de O-Take-San (el nombre es mejorable), esas escenas esperando a Olaf con el niño Tomás (su jeta me recuerda al avatar de nuestro Tomás) y su desenlace, es sin duda lo mejor del film.Y entre medio, pues bueno, quizá falta algo de ritmo como bien insinuó nuestro maestro Alcaudón, y aparecen un par de bostezos en dicha parte del film, aunque creo que se sostiene bien.
Los personajes? pues en general todos muy bien, no me ha caído en gracia el amigo Olaf (Niels Prien), un personaje que a mi me da la sensación por sus reacciones que era simplemente un fucker, y sólo quería estar calentito en su estancia en Japón, sería una especie de famoso rollo de verano de la costa mediterranea, el cual he sido varias veces víctima de ello, pobre de mi, claro lo de trabajar en un hotel de costa (Salou), durante 6 años, y en la edad de 18 a 25 años, me han hecho algunos “Olafes”, evidentemente no me hice ningún Harakiri. Pues eso, la sensación errónea o no del personaje de Olaf que da es esta, pero el problema es saber si era lo buscado, cosa que dudo, por lo tanto, podría ser un fallo en el desarrollo del personaje o poco desarrollo para que no pareciera un simple fucker. Extraña es su mirada a cámara (demasiada cómica para mi gusto) cuando regresa a casa con su mujer y le justifica el retrato de O-Take-San con fines artísticos, haciéndonos entender que el pibón está en Japón y mejor y mucho lo presente. Extraña también la reacción, más allá de fría, gélida, de Olaf cuando descubre lo acontecido con O-Take.
En resumen, el vinagre real es para el personaje de Olaf, y en general es un film interesante, algo irregular para mi gusto, pero de visionado satisfactorio, eso si disfruté algo más con las arañas parte I.
Visualmente es una maravilla esta MADAME....
Como tengo la intención de revisarla mañana, dejo mi comentario, que probablemente se base en el que hice hace un tiempo, para el martes o miércoles. Prefiero volverla a ver antes de copiar aquí lo dicho en su día. Como ha comprobado Alcaudón, y todos nosotros alguna vez, la valoración de un film depende de muchas cosas y no siempre es igual para la misma película. Los films no cambian, pero nosotros sí.
"Las arañas: El lago de oro"
Pues sinceramente, para ser la primera película, está francamente bien. No me aburrí en ningún momento y todo me pareció muy moderno para la época (he visto poco cine mudo, así que igual esto es cosa mía). Ciertos elementos que aparecen, el modo de contar la historia sin pausas innecesarias, el toque aventurero... todo me pareció con un aire bastante moderno para el año en que se rodó.
La historia, como decía, me resultó atractiva y logra momentos de gran belleza. Además, tiene imágenes muy icónicas a lo largo de todo el metraje. Imágenes que hemos podido ver después en cientos de películas.
También me resultó muy gratificante toda la ambientación, me pareció muy cuidada dentro de la sencillez de los medios, muy detallista. Del mismo modo la planificación, que he podido valorar más después de leer vuestros comentarios puesto que había cosas de las que no me percaté y que suponen un plus de valor añadido.
Tiene un ritmo estupendo, y a mí no me molestaron nada las elipsis, al contrario, me parecieron la mar de simpáticas y bien utilizadas. Tal vez la parte más floja sea la que recuerda a los westerns, pero es muy poquito lo que dura para que moleste. Pero sí me dio la sensación de que rompía un poco con el ambientillo creado por esa arácnida sociedad secreta y el rollo Inca .
Pero la mayor sorpresa me la llevé con la villana , qué tía . Cara de mala es poco . Me daba hasta mal rollo . Y no sé si era normal dedicarle tanto metraje a una mujer y hacerla de tanto peso en la trama. Porque si no era lo habitual, este hombre era un adelantado a su tiempo .
La historia de amor también es otro punto flojito, no porque él se enamore de la chica (lo entiendo perfectamente, la chica era un encanto y monísima ), más bien por el hecho de esa escena tan precipitada y regularcilla en la cueva en la que se "consolida" su amor. Me hubiese gustado un momento mejor tratado para la pareja, pero bueno.
Respecto al final, pues estupendo. Dejándote con la intriga hasta la siguiente entrega .
La verdad es que ha sido una grata experiencia. Deseando ver la segunda .
Última edición por Campanilla; 01/03/2021 a las 21:47
"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life
Que es todavía mejor que la primera...
Mi blog: www.criticodecine.es
Recuerdo un interesantísimo documental en que se distinguía entre una geisha y una prostituta por el kimono. El de las geishas, normalmente más lujoso y pesado, tiene esa especie de cojín posterior, en la espalda, debido al cual la mujer necesita ayuda para vestirse, mientras que las prostitutas se lo colocan delante, ya que así pueden ponerse y quitarse el kimono de manera más fácil.
Aunque es verdad también que la geisha es una evolución de la figura de la cortesana o prostituta. Ellas mismas fueron dando dignidad a su profesión y los dueños de los garitos tuvieron que tragar con esta nueva figura, que se debían limitar a cantar y bailar, y no podían tocar a ningún cliente.
Esto tuvo el efecto contrario, y a partir de entonces, a la mayor parte de la clientela le interesaba más este tipo de mujer, más sobrias y elegantes, y que seguían teniendo o incluso aumentaban el morbo y deseo de los que allí iban a verlas.
Todo esto hay que tenerlo en cuenta en el contexto de una sociedad con matrimonios concertados por las familias, y por tanto, como una vía de escape natural y necesaria.
Mi blog: www.criticodecine.es
Harakiri (1919)
Hace ya tiempo, año y medio, comenté este film en “el otro rincón”. No obstante, me ha parecido interesante incluir aquí el mismo comentario, aunque revisado y ampliado después del visionado de ayer.
Harakiri cuenta con un guion de Max Jungk (no de Lang). Parte de la obra teatral del dramaturgo estadounidense David Belasco, titulada “Madame Butterfly” (1900), basada a su vez en un relato corto de John Luther Long (de 1898) del mismo título, que a su vez estaba influenciado por el relato del francés Pierre Loti “Madame Chrysantème”, de 1897. Pero la versión más conocida es, sin duda, la operística: la obra en italiano de Giacomo Puccini “Madama Butterfly” (1904), con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa.
No puedo hablar de las obras de Belasco, Long o Loti, pero comparada la película con la ópera de Puccini se aprecian notables diferencias. El film incorpora un extenso prólogo, inexistente en la ópera, en que el daimio (señor feudal) Tokuyawa (Paul Biensfeldt) regresa a Japón después de un viaje por Europa, cargado de regalos para su hija, O-Take-San (Lil Dagover), que en la ópera se llama Cio-Cio-San [sic]. Tokuyawa, a pesar de su indumentaria, parece ser un hombre atento a las novedades del mundo occidental, lo cual provoca el rechazo y la animadversión del monje budista (Georg John), que quiere evitar que la adopción de patrones culturales foráneos contamine la tradición japonesa.
Además, el monje pretende que O-Take-San se convierta en sacerdotisa del Bosque Prohibido, un lugar sagrado al que se niega la entrada a los europeos. Ella no quiere dedicarse a esa labor, por lo que implica de encierro, de privación de libertad (esa libertad que parece intuir en lo que llega de Occidente), y porque además sospecha de las intenciones del monje (un tipo siniestro y malcarado, como mandan los cánones). Este, vengativo, denuncia el daimio ante el mikado (el emperador), que le envía a Tokuyawa, durante la fiesta de las Hojas Otoñales, un mensaje que no deja lugar a dudas: un cuchillo para que se quite la vida.
Una vez el padre se ha hecho el harakiri, O-Take-San queda bajo el control del monje, pero este no puede evitar que un marino europeo (estadounidense en las obras de Belasco y Puccini), Olaf Anderson (Niels Prien), se introduzca en el Bosque Prohibido y conozca a la muchacha.
El flechazo es instantáneo, lo cual, ciertamente, nos ha de parecer excesivo, aunque O-Take-San es mostrada en todo momento como una joven muy inocente, ingenua y un tanto infantil, rodeada de muñecas y del “Teddy bear” que le ha regalado su padre. Sobre este muñeco y la datación de los acontecimientos que vemos en el film, creo que la acción hay que situarla más o menos contemporáneamente a la película, en todo caso puede que con anterioridad a la I Guerra Mundial, pero no mucho más, sobre todo si tenemos en cuenta la ropa de civil que viste Olaf.
Denunciada ante el monje por Karan, el guardián del Bosque, es encerrada en una cueva, pero es precisamente su denunciante quien la libera para llevarla a la Casa de Té, donde se espera que trabaje como geisha. Allí la va a reencontrar Olaf, el cual, para liberarla de su destino (o quizá simplemente para aprovecharse de ella), accede a casarse y a pagar el precio preceptivo. Pero se trata de un matrimonio que puede romperse en cualquier momento, sin validez según los cánones occidentales. Olaf la puede “poseer” durante 999 días, pero con derecho a divorcio en cualquier momento. Este es un punto un tanto oscuro en la historia, ya que no queda claro cuál es el estatus de O-Take-San, cuáles son esas leyes que se invocan varias veces, si emanan del emperador o del budismo. ¿Hasta qué punto está obligada O-Take-San a quedarse en la Casa de Té? ¿Acaso es por ser huérfana? ¿Está bajo la tutela del templo?
Y en este punto la historia ya conecta, más o menos, con la ópera de Puccini, de desarrollo bien conocido. La joven asume el papel sumiso de la mujer japonesa. O-Take-San muestra a Olaf su herencia: unas muñecas, el cuchillo con que su padre se ha dado muerte y la conocida figura de los tres monos: uno se tapa los ojos, otro la boca y el tercero los oídos. Es el símbolo de las virtudes de la mujer japonesa: no ven nada, no dicen nadas, no oyen nada.
Pronto, Olaf vuelve a su país. Tiempo después (Lang lo soluciona con una elipsis temporal), volvemos con O-Take-San, que ha dado a luz un niño, el pequeño Olaf. Han ido pasando los años, sin tener noticias del padre de la criatura ni disponer de dinero para sobrevivir.
Cuando se cumplen 4 años del matrimonio, se presiona a la mujer para que abandone su hogar (Olaf solo pagó por 3 años su contrato como inquilina del guardián de la Casa del Té), lo cual comportará su regreso a Yoshiwara (lo cual me deja la duda de si quiere decir que ha de volver al Bosque Prohibido o a la Casa de Té) y que su hijo sea entregado al estado.
Finalmente, Olaf retorna a Japón con su auténtica esposa. A requerimiento de la sirvienta de O-Take-San, la mujer decide visitar a la joven. Se descubre así que se ha mantenido fiel a un hombre ya casado, mientras que ha rechazado las ventajosas peticiones de matrimonio del príncipe Matahari (en la ópera su nombre es Yamadori, también en la obra de Belasco; según parece matahari es una palabra de origen malayo; en todo caso, la famosa espía holandesa fue fusilada en 1917, o sea con anterioridad al film). Matahari es un personaje un tanto oscuro, del que desconocemos por qué muestra tanto interés por la muchacha: ¿se ha enamorado de ella?, ¿por su belleza?, ¿como un acto de desagravio por la muerte del padre?
En todo caso, descubierta la falsedad del matrimonio, y perdido su hijo, la joven decide poner fin a su vida con el mismo cuchillo que utilizó su padre. El honor por encima de todo (en esto, O-Take-San no puede escaparse a los rígidos códigos de la cultura nipona).
Harakiri es la historia de una desdicha, de una joven inocente aplastada por el egoísmo occidental y la intolerancia y el rigor opresor de las tradiciones japonesas. Estremece esa imagen de O-Take-San mirando fijamente el horizonte, a la espera del regreso de su “marido”. O su insistencia en mantenerse fiel a quien cree que es su esposo, a pesar de todas las evidencias y de los ofrecimientos de Matahari. Olaf es un canalla sin escrúpulos, que se aprovecha de la muchacha, a la que suponemos virgen. Por su parte, el monje es un odioso personaje, que se venga primero del padre por cuestionar las tradiciones de las que es valedor, y después de su hija, por rechazar sus libidinosas intenciones. Venganza, confrontación de culturas, exotismo, amores pasionales: elementos todos ellos muy presentes en el cine de Lang.
En definitiva, un dramón de mucho cuidado, con final trágico, que Lang filma con gran sensibilidad, con un esmerado gusto por la decoración de los ambientes y los encuadres de los planos. Me parece un film notable, aunque por supuesto no está aún a la altura de las grandes obras maestras del cine silente languiano. Recomendable para amantes de la ópera de Puccini, para languianos de pro y, en general, para aficionados al cine mudo.
Me ha gustado más que la primera...no era dificil
Lang en los inicios de su carrera filma la conocida historia de M Butterfly, mujer japonesa supeditada a su entorno... ve cómo su padre comete harakiri,suicidándose al protegerla de un aborrecible monje budista...ella se enamora de un extranjero (horrible en toda la extensión)...se casan, pero él debe regresar a Europa,embarazada...lo espera cuatro años,él finalmente regresa con su esposa europea. O-Take-San toma una fatal decisión.Lil Dagover transmite la emotividad del personaje.
Buenos decorados y vestuario oriental,dignos de alabar en la época y rodaje en estudio.
Un mundo de honor?¿ cumplimiento de reglas y compromisos que la sociedad establece, donde es mejor morir que vivir con deshonra,poderosa determinación que lleva a un final trágico. Es una historia que concentra mucho de la cultura japonesa, un clásico en diversas artes de arrebatados sentimientos.
Peli en la que brilla Dagover y por momentos el malvado religioso y Lang nos ofrece momentos bellos en los jardines,el mar...
Y cómo no la opresión de la mujer tratada como mercadería.Combo total:
6.6/10
Última edición por hannaben; 05/03/2021 a las 16:52
Me temo que la tercera entrega del ciclo Fritz Lang tendrá que retrasarse unos días por motivos de la salud renqueante del que esto escribe.
Intentaré ponerme un rato esta tarde con la reseña aunque esta mañana me he dado un buen tute con la de Mackendrick e igualmente trataré de que no me salga tan prolija como las primeras.
Así, además tendréis más tiempo los rezagados para poneros al día.
El que no se consuela es que no quiere.