MARIA ANTONIETA (MARIE ANTOINETTE, SOFIA COPPOLA, 2006): Adaptación del libro de Antonia Fraser acerca de la vida de la que sería la última reina de Francia, que supone la segunda y hasta ahora más lograda colaboración entre la directora Sofía Coppola y el director de fotografía norteamericano Lance Acord [ASC].
Rodada principalmente en las verdaderas localizaciones francesas (aunque también en decorados diseñados para el film), la fotografía se caracteriza por la búsqueda de un estilo completamente naturalista y veraz en el retrato de la época en términos de iluminación, a pesar que la película rompa algunas de las convenciones habituales del género en alguno de sus apartados. Por ello, los grandes interiores palaciegos están iluminados a base de grandes fuentes de luz situadas en el exterior de las ventanas, de manera que crean la ilusión de que es la luz natural la que ilumina realmente las estancias al recrear de forma fidedigna el aspecto y la dirección de la misma. Pero más interesante que la fotografía de interiores diurnos resulta la de los nocturnos, en los que Acord utiliza algunas velas como fuente de iluminación en pantalla pero sobre todo cientos de pequeñas bombillas (formando paneles revestidos de material difusor) a modo de relleno fuera de campo para simular el efecto de la luz del fuego.
De esta forma consigue un efecto de un gran realismo y verosimilitud, en el que las imágenes presentan un aspecto ténue y dorado, al tiempo que las pocas velas que se muestran en pantalla parece que son las que realmente llevan a cabo el trabajo de iluminación. Pero además de ser estricto en cuanto a su iluminación, otro de los grandes aciertos de Acord es la utilización de objetivos Cooke S2 y S3 de los años 60, cuyo inferior contraste y nitidez con respecto a las ópticas modernas hace que la película tenga un aspecto muy suave y orgánico, un efecto que además es potenciado por la utilización de la emulsión de bajo contraste Kodak 5229 Expression (500T), que provoca además que los colores tengan un bello tono apastelado y escasamente saturado.
Asimismo, Acord muestra un gran dominio de la técnica empleando la citada emulsión para retratar amaneceres y atardeceres, ya que evitando utilizar el filtro 85B y sustituyéndolo por otros intermedios hace que cada escena tenga un diferente tono azulado que siempre resulta acorde al momento que pretende representar. Pero además, los momentos del día en los que rueda cada escena están sabiamente escogidos en función de la luz natural, ya sea para crear bonitos contraluces, reflejos solares sobre ríos o lagos o el sol como fondo, con sus rayos incidiendo sobre un personaje en primer término. Por otro lado, el trabajo de cámara trata de representar el espíritu jovial del personaje protagonista con movimientos fluidos y dinámicos, mientras que las escenas en las que la burocracia o la aristocracia se imponen sobre María Antonieta muestran composiciones más compensadas y estáticas para representar el inmovilismo de la corte.
Por ello, los momentos de mayor inspiración pictórica aparecen en algunos de los exteriores de la segunda mitad del film, mostrando a los personajes disfrutando de una vida en el campo o en sus jardines sin que sean capaces de aventurar su trágico final. Finalmente, además de la estupenda textura de época de las imágenes fruto de la sabia elección de emulsión y objetivos, también hay que resaltar la ausencia de una finalización mediante Digital Intermediate, por lo que los colores y tonos de la piel no son perjudicados por el mismo y las imágenes son realmente agradables en todo momento.
Así pues, Acord realiza un trabajo muy bueno en términos globales, que ocasionalmente es magnífico y está inspirado en la escuela europea de la fotografía cinematográfica, adoptando con gran éxito el estilo con el que aquélla revolucionó el estilo visual de las películas de época a finales de los 60 y principios de los 70. Objetivos Van Diemen Cooke S2/S3. Kodak 5229 Expression (500T) y 5205 (250D).