Ayer pude verla en Imax, y a pesar de la hora (16:10) no esperaba que fuéramos tan pocos en la sala... 8, 10 personas a lo sumo... Salí emocionadísimo de la sala, y aún sigo. La melodía de su score no me abandona, y ¡qué emoción poder revivir una de las aventuras más grandes de la humanidad! Pero sobre todo, los sentimientos que el protagonista no deja salir al exterior, ni siquiera con sus más cercanos, llevados en lo más profundo de su intimidad, hasta el límite del hombre literalmente, hasta el borde de un cráter lunar... Así da gusto ir al cine. Esta muy bien ir a pasar el rato y distraerse con un espectáculo, pero de vez en cuando el cuerpo te pide esto: emoción y sensaciones. Tal vez es que yo sea muy blandito, pero para mi esta peli es lo mejor que he visto en el año.