Tal vez la ciencia no haya logrado todavía devolver la vida a las personas que nos han dejado, pero determinada tecnología hoy en día sí permite recrear la imagen en movimiento de una persona de tal manera que casi podemos sentir que aún sigue aquí.
Es precisamente esta tecnología la que permitirá que el fallecido actor Paul Walker pueda terminar su última película, la séptima entrega de Fast and Furious, pese a que su muerte en un trágico accidente de coche el pasado mes de noviembre interrumpiera el rodaje hace ahora casi cuatro meses.
Aunque la productora Universal no ha confirmado nada de momento, al parecer el largometraje podrá concluirse gracias a la utilización de tecnología CGI de regeneración de imágenes por ordenador para recrear el rostro de Walker así como mediante la contratación de los dobles especialistas del actor para rodar las escenas en las que se vea su cuerpo.
Fuentes de la productora han confirmado extraoficialmente que ya se ha contratado a cuatro personas con un físico muy parecido al del actor para terminar las escenas pendientes. Ellos sustituirán a Walker en el papel de Brian O'Conner, o al menos sus cuerpos lo harán. La cara del actor, así como su voz, se recreará por ordenador.
Los rumores sobre la posible terminación de la película han sido constantes y muy variados desde que falleció Walker. En un primer momento se pensó en modificar al guión para incluir la muerte del personaje de Walker, Brian O'Conner, pero más tarde se comentó que el guionista Chris Morgan idearía una forma por la cual el personaje pudiera desaparecer sin necesidad de morir. Por último, se dedujo que el director James Wan podría acabar la película con el material ya filmado, y ahora las últimas noticias apuntan a que el largometraje se terminará gracias a los dobles y a la tecnología informática.
En medio de este mar de rumores, lo único cierto es que el rodaje se reanudará el próximo mes en Abu Dhabi, por lo que sea de una forma o de otra, es seguro que volveremos a ver a Walker al volante en la gran pantalla, una macabra paradoja teniendo en cuenta que precisamente el actor murió tras estrellarse el deportivo en el que viajaba y que conducía su amigo Roger Rodas, quien también falleció en el acto.