Os dejo una breve reseña sobre
Equals, que escribí hace unas semanas:
EN EL NOMBRE DEL AMOR
En lo más profundo de mi ser, sé que hay algo que no tiene cura. Algo irracional que no responde a vacunas, remedios, ni chamanerías baratas. Un mecanismo enmarañado que no entiende de épocas, de reglas ni catastrofes mundiales; funcionando a un nivel independiente a escape libre, sintiendo que es posible huír al Valhalla, sin que que ninguna mano invisible pueda retenerme en el suelo y volar alto.
'Equals' es ante todo una propuesta honesta, que juega sus cartas al descubierto, sin ocultar en ningún momento las eternas fuentes de las que se nutre. Responde a un ajustado presupuesto, en el que el sugerir es más evocador que mostrar. Utiliza hábilmente una arquitectura puramente funcional, al servicio de una historia ancestral, condenada a repetirse a lo largo del tiempo. Es ahí, cuando en un mundo lleno de clichés, y de relatos mil veces contados, un director demuestra su pericia en administrar los resortes del tejido narrativo. Es decir: no es las veces que algo se haya contado, sino la forma de hacerlo vendiendo lo antiguo como nuevo.
Filmada de forma muchas veces precaria, 'Equals' se revela como una propuesta muy interesante. Convierte lugares ya existentes, en un plató de rodaje; y dota a su dirección de fotografía de un termometro, con el que medir la cantidad de emociones a mostrar. Las mismas emociones que muchos de sus rácanos personajes, están obsesionados en reprimir, incluso en olvidar y desterrar de lo tangible. No abusa de recursos informáticos, no porque no quiera, sino porque el presupuesto no lo permite. En no pocas ocasiones, una falta de despliegue, desemboca en un uso inteligente de lo disponible. Si no de dispone de luz, convirtamos su ausencia en lenguaje. Si no es posible reventar un film de CGI, convirtamos lo existente en reutilizable. Que la maleabilidad de los elementos, se convierta en nuestra aliada; y que la mesura de medios, sea la que dé credibilidad tanto a lo visible como a lo invisible.
Es en la loma de una arrebatadora lista de piezas musicales clásicas, y un eficiente score original que sabe erizar el vello de la piel, donde se nos desgrana la historia que unen a unos muy notables Nicholas Hoult y Kristen Stewart. Es rondando de pies a cabeza, donde se produce la transformación de sus personajes protagonistas, de forma lenta y hermosa.
Es en lo que unos llaman enfermedad, donde brota aquello que ha permanecido inmutable a lo largo de los siglos; intentando ser erradicado por unos, atenuado por otros; desprestigiado por viles miserables que no saben mirar más alla del vacio de su ombligo. Es el roce de la piel, dos manos entrelazadas, a la sombra de la perpetua triste mirada de Kristen Stewart, y la memoria corrompida de Nicholas Hoult cuando surge el milagro.
Es allí dónde nadie puede poner barreras, con los cuerpos entrelazados en un Valhalla devastado, invisible, al que nunca nadie podrá prohibirnos acceder. Es ahí.
Si he ponerla puntuación, sobrepasaría los
6,5 puntos
