Tema: Elia Kazan: revisando sus películas

Iniciado por tomaszapa

Ella fue su paño de lágrimas y la que, creo yo, impidió que alguna que otra vez, Monty cometiera alguna locura, porque quedó devastado y desquiciado. Además, ella desde el primer momento, sabía de su homosexualidad, algo que era completamente tabú en los años 50.

También fue muy amiga de Rock Hudson y Roddy MadDowall, por lo visto Liz fue adelantada a su época en disfrutar de la amistad de cualquier persona sin tener en cuenta su gustos sexuales... ¡¡bravo Liz!!.

Iniciado por cinefilototal

También fue muy amiga de Rock Hudson y Roddy MadDowall, por lo visto Liz fue adelantada a su época en disfrutar de la amistad de cualquier persona sin tener en cuenta su gustos sexuales... ¡¡bravo Liz!!.

La sensibilidad de ciertas mujeres (no todas, ojo!) hacia los hombres homosexuales, en este caso, amigos, es especial. Por eso, muchos tienen o solo amigas o más amigas que amigos. Y no solo entre los famosos.

Iniciado por hannaben

Yo confío en que SPLENDOR se mantenga y a mí el rol de la hermana me gusta.... todos los roles esas madres y padres y la pareja of course.Peero vamos la filmo de ELIA la más decepcionante que recuerde de considerados directores relevantes del siglo pasado DE LEJOS....

Ya veo que tendré que moderarme en mi comentario para no herir susceptibilidades, porque cuantas más vueltas le dio a la revisión, menos me gusta el film. Y eso que incluye la que quizá es la mejor secuencia de la filmografía de Kazan. Pero, me avanzo, "Splendor in the Grass" la califico de película "James Dean", algo que ya explicaré en mi comentario.

Iniciado por Alcaudón

Ya me veo más solo que el general Custer (encarnado por el viril Errol Flynn) en Little Big Horn frente a los bravos guerreros cheyennes y sioux comandados por Toro Sentado y Caballo Loco.



Y me estoy quedando sin balas...

Menos Séptimo de Caballería y más comentarios, Alcaudón, que está al caer "Splendor in the Grass" y todavía no has defendido "Wild River".

Iniciado por cinefilototal

¿Es el muchacho que se quiere cortar el cabello?, ¿o el que participa en el asalto a la casa de Remick?...

Es un joven con uno de esos ridículos jerséis con una enorme letra en el pecho, como el que lleva Beatty en "Splendor...".

Ya sé por dónde va a ir tu comentario, amigo mad dog earle.

El comentario lo dejé listo anoche para hasta mañana por la mañana no me dedicaré a las capturas de pantalla y su inserción en los lugares prefijados.

Y ya os digo que la salud anímica y/o física no me acompaña últimamente.

Vamos que he tenido que bajar el pistón porque si no...

Ahora no puedes flaquear, porque estamos ansiosos de leer tu defensa de "Wild River"... Y que te queden fuerzas para defender "Splendor...".
Dicho esto, la mano de Mad Dog aprieta, pero no ahoga... O sea que ya sabes que la presión es broma. Tú ves a tu ritmo.

Iniciado por Alcaudón

Ya sé por dónde va a ir tu comentario, amigo mad dog earle.

El comentario lo dejé listo anoche para hasta mañana por la mañana no me dedicaré a las capturas de pantalla y su inserción en los lugares prefijados.

Y ya os digo que la salud anímica y/o física no me acompaña últimamente.

Vamos que he tenido que bajar el pistón porque si no...

Pues a cuidarte...

Iniciado por mad dog earle

Ya veo que tendré que moderarme en mi comentario para no herir susceptibilidades, porque cuantas más vueltas le dio a la revisión, menos me gusta el film. Y eso que incluye la que quizá es la mejor secuencia de la filmografía de Kazan. Pero, me avanzo, "Splendor in the Grass" la califico de película "James Dean", algo que ya explicaré en mi comentario.

Inquietado me tienes con eso de película James Dean.

Iniciado por mad dog earle

Ya veo que tendré que moderarme en mi comentario para no herir susceptibilidades, porque cuantas más vueltas le dio a la revisión, menos me gusta el film. Y eso que incluye la que quizá es la mejor secuencia de la filmografía de Kazan. Pero, me avanzo, "Splendor in the Grass" la califico de película "James Dean", algo que ya explicaré en mi comentario.

Te adivino compimad peli adolescentecarpetera de la época pero Natalie lo valía.. y de herir susceptibilidades nada,que son pelis JAJJA

Iniciado por cinefilototal

¡¡No has mencionado al personaje de Jo Van Fleet!!... , la "abuelita encantadora"...

No ha podido decepcionarme más y su caracterización me resulta grimante!!

con ese jeto perpetuo de haber tomado aceite de ricino.No emociona,no cabrea,no indigna.BERREAAA

Iniciado por hannaben

No ha podido decepcionarme más y su caracterización me resulta grimante!!

con ese jeto perpetuo de haber tomado aceite de ricino.No emociona,no cabrea,no indigna.BERREAAA

Pues a mí me pareció que aguantaba muy bien el maquillaje, que parecía realmente una anciana, y eso que era poco mayor que Clift. Ahora, eso sí, como personaje me parece muy desaprovechado en favor del amorío un tanto tontuelo de Clift y Remick (y que Alcaudón me perdone).

Tendréis que esperar a mañana (espero) para leer mi (breve) reseña.

Capturas de la fotografía de WILD RIVER a cargo de Ellsworth Fredericks

Eres una artista, amiga hannaben.

Me ha recordado hannaben con ese collage estupendo, un chiste que se puso de moda entre la crítica de cine hace unos años. Cuando alguien comentaba una película con un sucinto "tiene una bella fotografía" es que realmente no tenía nada más que destacar.

Iniciado por tomaszapa

Me ha recordado hannaben con ese collage estupendo, un chiste que se puso de moda entre la crítica de cine hace unos años. Cuando alguien comentaba una película con un sucinto "tiene una bella fotografía" es que realmente no tenía nada más que destacar.

¡Qué malo eres, tomaszapa! Tenemos a Alcaudón rodeado de los antes llamados "pieles rojas", y tú encima les suministras rifles de repetición. No sigas, porque al final las 11 páginas de word serán el doble.

Me suena de haberlo comentado con vosotros: gané creo recordar 4 veces en el concurso mensual que hacía la web de fotogramas, donde tenías que hacer críticas, en teoría de películas vistas, los primeros meses hacía las críticas de las pelis que había visto, pero nunca ganaba, el que ganaba siempre comentaba todas las pelis posibles, y leyendo sus críticas estaba claro que no las había visto. Así que me dije voy a verlas todas como sea, pero ni el como sea no estaban disponibles, ustedes me entienden , así que me leía la sinopsis de las pelis, las críticas con spoilers en FA y completaba las que no había visto, así gané 4 veces, y no seguí porque cancelaron la web o por lo menos estos concursos. De los premios no conservo nada, fueron dvd portatiles para el coche, un par de juegos de la play 3 que vendí e intercambié por pelis y 15 entradas en unos cines de Barcelona, el cual consumimos en un fin de semana mi mujer y yo. A ver no soy el mejor escribiendo, ya que soy de ciencias, pero he desarrollado una habilidad de escribir mucho sin decir nada o poco, dando vueltas, circunloquios, historias personales, ejemplos que no tienen nada que ver con el film, que os voy a contar que no sepáis!!!! y ahora empalmo con el tema, una de las frases recurrentes era "el film tiene muy buena fotografía", o semejantes con la fotografía, era un recurso que siempre quedaba de cine para compactar la reseña. Ya lo ven, soy un farsante!!!! y tengo que reconocer que no he visto ni una de Kazan

Iniciado por Alex Fletcher

Ya lo ven, soy un farsante!!!! y tengo que reconocer que no he visto ni una de Kazan

Tengo que decir que siempre lo he sospechado. Lástima que ya no exista ese concurso, porque con refritos de las críticas de Alcaudón arrasarías.

Iniciado por hannaben

Capturas de la fotografía de WILD RIVER a cargo de Ellsworth Fredericks

Que precioso hannaben, desde luego lo mejor de la película.

Por cierto, nunca me he pronunciado sobre "Esplendor en la hierba"... la he visto un par de veces, aunque solo recuerdo su final, algo tristón por otra parte, no tiene el clásico happy end de la mayoría de las películas de la época.

Ya comentaré cuando la vuelva a ver (y lo hago por Natalie, porque a Warren, es que no puedo con este actor, siempre me ha resultado muy antipático, lo último que vi de él "La excepción a la regla" me pareció mediocre, carente de interés, ni siquiera pude terminar de verla, su "interpretación" de Howard Hughes es realmente sonrojante).

Es un tema interesante eso de ¨qué buena fotografía!¨.

Creo que primero, para apreciar, tiene que saber fotografía, y luego, tienes que saber fotografía cinematográfica, que obviamente tiene muchos puntos en común pero ciertas diferencias importantes, más en la iluminación de la escena (luminación, y maquillaje así como pintura en los muebles, mate o brillante ), que es ¨pintada¨.

Las sombras, en el cine se pintan..En las paredes con pintura, como en ¨docotr Caligari¨, por suma de distintas luces o por exposición de luz y pintura de objetos. Quiero decir con esto, que las cosas son complejas....

Yo entiendo cuando escucho ¨qué buena fotografía¨, que la persona lo que quiere decir es que los paisajes son bonitos...Poco más. A veces, la fotografía en sí es buena en su composición, exposición, profundidad de campo, edición de colores...A veces son imagenes muy fuertes por sí misma.

Yo sí noto cuando una buena fotografía no es tan cinematográfica. O mejor dicho, ¨la puesta en escena¨, no necesita que la cinematografía se distancie un poco de la fotografia..Y es el principal punto que iba a comentar precisamente en ¨américa, América¨, que me parece una muy buena fotografía, pero poco cinematográfica en sí...Que, además, tiene ya el Blanco /negro, una actitud reivindicativa del formato como ya...algo referido al B/N...Una estética si no demodé, sí de cierto homenaje...Con el Blanco /negro un formato que logra establecerse como formato de entidad artística para el futuro..Una especie de formato de grisalla.

El uso del lienzo de cinemascope, panavisión, todos estos ratios que tanto os preocupan para ver la copia original, tiene que estar justificada en la narración del film.

Pero vamos a lo concreto. Queremos (entiendo) saber más de Cine, no ganar concursos...

David Lean utiliza un gran lienzo, la función de movimiento panorámica¨ para describir una acción. La toma de Aqaba... Eso es buena fotografía (cinematográfica)

El otro día, viendo ¨Cleopatra¨ (en el formato 70mm, o 65mm, como quieran llamarse) pasa lo siguiente. Una escena donde habla Liz Taylor. Su rostro es...A calculo de primer orden..menor del 1/100 del area del formato...Tremendo...El espectador se vuelve loco, la narración se rompe...Mucho menos cualquier tipo de emoción que quieras trasmitir.

Todo esto se traduce que mi mujer dice: Joder, la recordaba mejor..En algunos momentos esto parece, no sé...¿Flash Gordon?. La profundidad de campo también ayuda escondiendo del foco, atrezzos de plástico, cartón piedra,ect.

La fotografía cinematográfica es la que mejor ayuda a ¨llevandote de la manita¨, presentarte una narración. En el momento, que estás agudizando la mirada porque te pierdes encontrando el rostro de Cleopatra en la pantalla cuando está hablando, en el momento que los personajes, aparecen y desaparecen en la escena, sin motivo dramático, como en Cleopatra, o como ¨Los visitantes¨ de Kazan (un objeto, que no es siquiera un hecho cinematográfico que pueda ser siquiera valorado)...Eso es una fotografía cinematográfica pésima.

A pesar de que haya paisajes muy bonitos, incluso, que la composición fotografía esté bien equilibrada, ect, ect, ect. 2 tercios, blablabla...

This is gonna knock you out, boy...

(Paul McCartney a John Lennon antes de grabar la canción "Let It Be" que este último detestaba...)

14. WILD RIVER (1960, RÍO SALVAJE)



Director: Elia Kazan

Producción y distribución: Twentieth Century-Fox Film Corp.

Productor: Elia Kazan.

Guion: Paul Osborn, basado en las novelas de William Bradford Huie, “Mud on the Stars” (Nueva York, 1942) y Borden Deal, “Dunbar’s Cove” (Nueva York, 1957).

Dirección artística: Lyle R. Wheeler y Herman A. Blumenthal.

Decorados: Walter M. Scott y Joseph Kish.

Fotografía: Ellsworth Fredericks (en Color by De Luxe y CinemaScope).

Asesor de color: Leonard Doss.

Música: Kenyon Hopkins.

Montaje: William Reynolds.

Reparto: Montgomery Clift (Chuck Glover), Lee Remick (Carol Garth Baldwin), Jo Van Fleet (Ella Garth), Albert Salmi (Hank Bailey), J. C. Flippen (Hamilton Garth), James Westerfield (Cal Garth), Barbara Loden (Betty Jackson), Frank Overton (Walter Clark), Malcolm Atterbury (Sy Moore) + Pat Ingle (Narrador).

Duración: 1 h 49 m 57 s.

Rodaje: del 15 de octubre de 1959 al 4 de enero de 1960.

Estreno: 25 de mayo de 1960.

Después de degustar las mieles de la independencia con sus dos últimas producciones, BABY DOLL y A FACE IN THE CROWD, Kazan volvió a los dominios de la Fox después de siete años (en concreto desde FUGITIVOS DEL TERROR ROJO) y en un momento en que el estudio con la fanfarria más famosa no estaba dirigido por Darryl F. Zanuck (quien, no obstante, volvería y en calidad de presidente de la compañía en 1962).

Después de esas dos fugas a los terrenos del blanco y negro y de autores de su confianza (Tennessee Williams y Budd Schulberg) Kazan se decidió por dar un nuevo paso adelante y seguir la senda que la había proporcionado la que para mí era, hasta ahora, su mejor película, AL ESTE DEL EDÉN.

Y es que aunque pueda parecer baladí el uso tanto del color como de los grandes formatos por parte del director el mismo devino capital en la madurez expresiva de su cinematografía, haciendo un uso muy creativo del primero y toda una lección de maestría en la composición de los encuadres en la ancha pantalla que le proporcionaba el CinemaScope (2.35:1).



Para mí AL ESTE DEL EDÉN, RÍO SALVAJE y ESPLENDOR EN LA HIERBA, las tres rodadas en color y las dos primeras además en CinemaScope, suponen el cenit creativo de su autor.







Seguramente otras películas suyas (AMÉRICA, AMÉRICA o EL COMPROMISO) sean más personales (por autobiográficas) pero sinceramente creo, es más estoy convencido, que en las tres mencionadas encontró el equilibrio perfecto que tanto ansiaba entre el contenido y la forma o sea entre lo verbal (los diálogos) y lo visual (la puesta en escena).

De hecho, por su ritmo pausado, como la corriente del río que se convierte en el verdadero protagonista de la historia, RÍO SALVAJE parece más una película más de los años ‘70 que de los turbulentos años ‘60.

Además RÍO SALVAJE carece de las “estridencias” que para algunos compañeros del foro supuso la actuación del prematuramente fallecido James Dean (1931-1955) quizás porque el igualmente pronto desaparecido Montgomery Clift (1920-1966) estaba en el declive de su carrera después del grave accidente que tuvo durante el rodaje de la (hermosa e incomprendida) EL ÁRBOL DE LA VIDA (1957) de Edward Dmytryk y que le dejó no sólo unas visibles cicatrices físicas en el rostro sino especialmente psicológicas, lo que acentuó su (conocida) afición a la bebida.

RÍO SALVAJE, ambientada en el estado de Tennessee en 1934, contiene la más bella historia de amor de su director.

Así de simple, así de sencillo.

En realidad, RÍO SALVAJE nos narra dos poderosas historias de amor.

La primera, la que mantiene la matriarca de los Garth, Ella (una portentosa Jo Van Fleet (1915-1996) que en realidad sólo era cinco años mayor que Montgomery Clift), con la tierra que la vio crecer y en la que crió a sus hijos y luego a sus nietos y biznietos y en la que está enterrada su querido esposo y el resto de su familia.



La segunda, la delicada, la bellísima, que se establece entre dos personas tan antitéticas y que, quizás por ello, se complementan a la perfección, como son Chuck y Carol.



Y es que si Chuck (un, pese a todo, excelente Montgomery Clift) es alguien que no cree necesitar a nadie y que se siente intimidado por el amor sin barreras que le ofrece Carol (una absolutamente maravillosa Lee Remick (1935-1991), en el mejor papel de su carrera, como ella misma reconocía), esta, por el contrario, desborda amor, como el río que da título a la película y cree encontrar en ese extraño la persona que la haga volver a recuperar la vida que llevaba antes de la muerte de su amado esposo.





Ambas historias además son ejemplos perfectos de lo que en física se llama “paradoja de la fuerza irresistible” que, por cierto, ya he usado en otras reseñas a lo largo de los últimos tiempos.

La formulación es bien sencilla: “¿Qué pasaría si una fuerza imparable chocara contra un objeto inamovible?”.

En este caso, la fuerza imparable sería el Gobierno de los EUA, a través de la Autoridad del Valle del Tennessee (creada en 1933) y personificada en la figura de Chuck Glover.

Y el objeto inamovible, lógicamente, la señora Garth y todos los que viven a su amparo y cobijo en la pequeña isla situada en el (a veces tumultuoso) río Tennessee.

Pero también podría ser aplicada, en igual medida, a la relación que se establece entre los dos protagonistas, una persona a la que le falta amor (Chuck) y otra a la que le sobra (Carol), siendo además ambos seres solitarios pero que ansían algo que sólo el otro le puede proporcionar.

Una historia cíclica puesto que se inicia y finaliza de la misma forma, con el protagonista, primero solo y luego acompañado, sobrevolando el río al que la civilización (¿el progreso?) ha terminado por domar.





Esas imágenes reales (y terribles) de las devastaciones provocadas por las crecidas del río y que justificarían en buena medida la actitud del Gobierno de tratar de doblegar al mismo se verán, no obstante, contrarrestadas por el devenir de la historia de tal forma que la aparente testarudez de la matriarca de los Garth en su negativa a abandonar su pequeña isla será finalmente asumida por el protagonista y su gesto de casarte con Carol y llevársela con él será una forma de compensar a la anciana por el pecado cometido al expulsarla de sus tierras ancestrales.

De nuevo resonancias biblícas en las mejores cintas de su director…

No he leído las dos novelas que sirvieron como base al excelente dramaturgo y guionista Paul Osborn (1901-1988) para la elaboración del (espléndido) libreto de la película pero viendo su labor de poda y de reestructuración de la, por otra parte, excelente novela de John Steinbeck en el caso de AL ESTE DEL EDÉN, buena parte de los méritos, especialmente en los bellísimos diálogos, habría que arrogárselos a él.

No deja de ser paradójico que el pueblo al que llega el protagonista se llame Garthville, lo que vendría a indicar la pujanza de la familia Garth en los tiempos que llegaron al valle y cuyos últimos miembros languidecen ahora en la pequeña isla objeto de disputa.



Kazan contrapone inteligentemente y de una manera puramente visual la vacía oficina del TVA (Tennessee Valley Authority) con la larga cola de desempleados que buscan el sustento en el mismo lado de la calle.





Sería interesante saber que fue lo que les hizo dimitir de su cargo de sus dos predecesores. ¿La testarudez de la anciana o la hostilidad de los habitantes de la región?

La misma hostilidad que demuestra la señorita Jackson (una Barbara Loden (1932-1980) que se convertiría en la esposa del director en 1967 y que encarnaría a la hermana de Warren Beatty en ESPLENDOR EN LA HIERBA) hacia la anciana y que Chuck, afortunadamente, no parece compartir.



En otros veces se ha hablado de la influencia de John Ford en el cine de Elia Kazan, un director al que este admiraba profundamente, especialmente cuando se encargó del rodaje de PINKY al que el temperamental director había renunciado en uno de sus típicos arrebatos.

Pues bien, RÍO SALVAJE me parece la aproximación más cercana al mundo del cineasta nacido en Maine pero de corazón irlandés hasta la médula y no sólo porque su visionado nos haga recordar títulos míticos del director como LAS UVAS DEL IRA (1940), quizás por ser ambas historias que transcurren durante la Gran Depresión, sino por el tono y por la forma.

Pero no tanto el Ford de esa época sino más bien en el sus títulos postreros aunque a diferencia del Gran Jefe el humor está prácticamente ausente en la obra del cineasta nacido en Turquía.

Otro apunte inteligente y que se nos pasa desapercibido es que la persona a la que Chuck pregunta por el paradero del alcalde es el novio de Carol, Walter (Frank Overton).



E igualmente se nos pasará desapercibido que a continuación vislumbraremos Hank (Albert Salmi), el violento dueño de la gasolinera.



De esta forma Kazan, presenta como de pasada, a los dos personajes de tierra firme más importantes de la trama.

Por supuesto, el resto se encuentra en la isla propiedad de los Garth.

Y en verdad que es un personaje 100 x 100 fordiano ese alcalde que ejerce igualmente de barbero (y probablemente como mayor fortuna) para sorpresa de Chuck.



También vislumbraremos a Jack (un debutante Bruce Dern (1936)) que reclama los servicios del alcalde/barbero.



Aunque si nos fijamos bien en la imagen de arriba aparece junto a Hank limpiando el frontal del coche...

De la conversación entre Chuck y el alcalde se desprende la animadversión de los locales a contratar afroamericanos para así agilizar los trabajos.



La primera visita de Chuck a la isla será determinante en el devenir de la historia, no sólo porque en ella conoceremos a la testaruda pero inteligente señora Garth, la única en el valle que se opone al avance de la “civilización”, sino porque también el protagonista conocerá a la dulce y hermosa Carol, seguramente el personaje femenino (junto a la Deannie encarnada por la igualmente maravillosa Natalie Wood de ESPLENDOR EN LA HIERBA) mejor caracterizado de toda la filmografía de su director.

Como antes decía, una parte importante de los méritos deberían recaer sobre los hombros de Paul Osborn que escribe unos hermosos diálogos, especialmente en el caso de las dos féminas, la abuela y la nieta.

Pero no debemos olvidar la poderosa puesta en escena del director a través de un uso primoroso del formato ancho aunque, como podemos comprobar, las lentes Bausch & Lomb del CinemaScope provocaban no sólo distorsiones en el centro de la imagen (y por ello la escasez de primeros planos en la mayor parte de las películas rodadas en dicho formato) sino también curvatura en los extremos del encuadre.



Ese primer encuentro visual entre Chuck y el hogar de los Garth, recuerda algo al inicio de BABY DOLL, por lo desolado del paisaje que lo acompaña.





Esa primera toma de contacto con la familia Garth, en la que intuimos la presencia de cuatro generaciones es verdaderamente fordiana…





… y magistral la forma en la que Kazan nos muestra el rostro de Ella quien parece ver en Chuck al mismísimo ángel de la muerte…



… aunque sea en la forma desgarbada y de andares torpes de nuestro protagonista...



Ese juego de miradas entre abuela (Ella) y nieta (Carol) es maravilloso y dice más que las palabras.





Al final de la película veremos que, en realidad, la persona que cambia de actitud a lo largo de la misma no es tanto Ella como Chuck.

De hecho, hay una especie de inversión de roles entre ambos y por ello, a la muerte de la anciana, Chuck se convertirá, a su vez, en el jefe de un nuevo clan, cuidando a los seres más queridos de Ella, su nieta y sus biznietos.

Quizás la forma tan natural con la que habla a la hija de Carol sirve lo mismo de principio para Chuck y de final para Ella.

Y es además otro homenaje a John Ford esa toma desde dentro de la casa que bien nos podría recordar a una similar en la gran obra maestra del genio, CENTAUROS DEL DESIERTO (1956)…





Quizás sea esa forma de tratar a la niña lo que diferencia a Chuck de sus dos predecesores.



Por cierto, magnífica la banda sonora que acompaña a toda la película, obra de Kenyon Hopkins, la cual se ajusta como un guante a esta melancólica pero hermosísima historia de amor y de muerte.

Esa especie de diálogo de besugos entre Chuck y los tíos de Carol, con la apoyatura de un coro de afroamericanos, es digno de elogio y además nos proporciona uno de los escasos momentos de humor no sólo de la película sino de toda la obra del cineasta (recordemos, por ejemplo, la homérica pelea entre los dos dueños del circo en la más que atractiva y ya mencionada FUGITIVOS DEL TERROR ROJO).



Si a James Westerfield, Cal, ya le conocíamos de LA LEY DEL SILENCIO, Jay C. Flippen, Hamilton, era una presencia habitual en los westerns de Anthony Mann para la Universal (WINCHESTER ‘73 (1950), HORIZONTES LEJANOS (1952), TIERRAS LEJANAS (1954)).

La segunda visita de Chuck a la isla es todavía más determinante que la primera y nos permitirá conocer en profundidad al personaje de Ella que ejerce una especie de despotismo ilustrado con todos los habitantes de la isla pero a la que respetan y obedecen no tanto porque sea la dueña de la misma sino porque es una persona inteligente y que sabe cuidar de los suyos, tanto de su familia como de los afroamericanos que trabajan para ella.



Y de nuevo, volvemos a comprobar al inmenso talento de la diminuta Jo Van Fleet, algo que ya habíamos comprobado por su formidable actuación en la magistral AL ESTE DEL EDÉN.



Un perfecto ejemplo de la belleza de los diálogos creados por Osborn es la espléndida escena en la que Ella trata (metafóricamente) de comprar el perro de Sam (Robert Earl Jones (1910-2006), el padre del más famoso James Earl Jones, la voz de Darth Vader en LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (1977) y sucesivas) y que sirve de lección a Chuck.











Jo Van Fleet no necesita más que unos pocos minutos para hacerse dueña de la película lo que demuestra el descomunal talento de esta actriz.

- Y, por cierto, la única del terceto de protagonistas que llegó a una edad avanzada (80 años) dado que Clift murió a los 45 y Remick a los 55. -

Y esos varones Garth que bien podrían ser el germen de esas familias endogámicas que acaban degenerando en los Leatherface y compañía de LA MATANZA DE TEXAS (1974) de Tobe Hooper…

A través de ese diálogo entre Chuck y Ella vemos como algo del discurso de esta acabará por llegar al corazón de aquel.



De hecho, el título de la película, RÍO SALVAJE, procede de ese diálogo entre ambos.

La escena del cementerio de los Garh es otra típicamente fordiana (recordemos al Abraham Lincoln encarnado por Henry Fonda en EL JOVEN LINCOLN (1939) o al capitán Nathan Brittles (John Wayne) en LA LEGIÓN INVENCIBLE (1949)).



Y otro de esos tramos en que la música de Hopkins deviene capital para acentuar la belleza (y la tristeza) del momento.

Y más que una justificación de la anciana para no abandonar sus tierras yo lo veo como un intento por parte de ella para que Chuck sea la persona que prosiga con su legado cuando ella ya no esté, como si intuyera que él será su sucesor.



Las palabras de Carol hacia Chuck acerca de que una vez la anciana ha sido obligada a abandonar sus tierras morirá resultarán profética.

Ese primer contacto entre los dos protagonistas que yo encuentro absolutamente deslumbrante será el inicio de la relación afectiva que se establezca entre ellos.



La minimalista interpretación de la bellísima (y de penetrantes ojos azules) Lee Remick está perfectamente acorde con la intención del director en cuanto a la puesta en escena y por ello no es de extrañar que el mismo la tuviese como una de sus películas favoritas, algo, por una vez, en lo que estoy completamente de acuerdo.



Y Montgomery Clift expresa igualmente a través de sus ojos y de su timidez natural lo que su cara ya, tal vez, no puede ofrecerle.



La mención de Carol acerca de la ayuda económica que su abuela le proporcionó para poder estudiar fuera nos recuerda a esa otra abuela inmigrante de la primera película de Elia Kazan, LAZOS HUMANOS (1945), todavía – y pese a todo (y pese a todos) – una de sus mejores películas.

Bella idea la de que la libertad proviene de la educación…

La tristeza que emana de las palabras y de la mirada de Carol traspasa la pantalla y damos cuenta de la soledad del personaje, una mujer todavía demasiado joven como para la espalda al mundo.



Como vengo diciendo desde el principio son estos años los de la madurez de su director, en los cuales alcanzó lo que tanto ansiaba conseguir y que además son obras adelantadas a su tiempo y, como también decía antes, más propias del cine reposado de los ‘70 que de los frenéticos años ‘60, al menos desde el punto de vista formal.

La decisión de Carol de acompañarle al bote, es un claro exponente de la decisión que parece haberse formado en la mente de la joven y que parece ratificada por la imagen de su abuela en la ventana.



La conversación entre Chuck y Sam no deja de indicar que los afroamericanos no sólo son los únicos que trabajan en la isla sino que también son los únicos que parecen interesarse por la domesticación del salvaje río.



Chuck trata por igual a todos, tanto blancos como negros, tanto niños como adultos y seguramente por eso esa mirada admirativa de ella hacia él.



Y sí, puede que los negros teman a la señora Garth pero sobre todo respetan su buen juicio y más teniendo en cuenta la nulidad de su prole (masculina).

La petición que Carol le hace a Chuck para subir al bote no sólo habla a las claras del interés que siente por este sino también de que, al contrario que sus tíos, ella quiere cambiar su vida.



Ella y Carol son dos mujeres fuertes física y mentalmente.

Chuck, por el contrario, sólo lo es en el segundo apartado.



Esa es una de las claves de la película.



De nuevo, el hecho de que ella le muestre la casa en la que vivía con su difunto esposo y con sus dos hijos es una muestra palpable de que ella ya ha elegido a su hombre aunque sepa que, más pronto que tarde, este deba volver a Washington.



Esta escena es otra de las más bellas de la película y, en concreto, el momento en el que ella arranca las sábanas de la cama matrimonial está cargado de una profunda significación.



Otra claro ejemplo por parte de Carol de dar carpetazo al pasado y de intentar volver a ser una persona completa.



Por cierto, me encanta toda la paleta cromática de la película, obra del excelente operador Ellsworth Fredericks (que no Fredricks como indican incorrectamente los títulos de crédito) y del asesor en el uso del color Leonard Doss, mucho más suave que la usada en AL ESTE DEL EDÉN.



Igualmente vuelve a destacar el espléndido uso del CinemaScope a pesar de los inconvenientes del formato y que sólo se subsanarían con las nuevas lentes de Panavision que empezó a usar la MGM a finales de los ‘50.





Tal vez uno sea un romántico empedernido pero lo cierto es que la tímida invitación que Carol hace a Chuck de pasar la noche con ella y que Kazan deja a la imaginación de los espectadores siempre me ha parecido arrebatadoramente hermosa.

Siempre será ella la que de el primer paso en la relación, jamás él. Por eso comentaba antes lo de la fortaleza de los personajes femeninos frente a los masculinos y que se puede extrapolar perfectamente al resto de miembros del mal llamado sexo fuerte.

Curiosamente pese a que las obras de Tennessee Williams (el dramaturgo favorito de Kazan, por encima incluso de Arthur Miller) transcurren siempre en los estados del sur los personajes de color tienen escaso por no decir nulo protagonismo y tampoco Kazan quiso profundizar en el por qué de tal decisión (argumental).



Sin embargo, aquí el problema racial es mostrado en toda su crudeza, seguramente porque los respetados pilares de la sociedad de Garthville, tan educados ellos, me provocan más temor que los (encubiertos) miembros del KKK que les apoyan en la sombra.

Y lo mismo que Chuck no entiende a Ella, al menos al principio, los mencionados ciudadanos no entienden la actitud del primero acerca de la remuneración de los trabajadores de color.

En su segunda visita a la casa de Carol Kazan nos deleitará con otra escena donde de nuevo será ella la que tome la iniciativa. Otra bella elipsis sólo con cerrar una puerta.



Por cierto, la acción, como decía al principio transcurre en 1934, no en 1933, puesto que a la pregunta que Ella le hace a Carol acerca de cuándo murió su marido ella responde que tres años y en la tumba de él podemos ver la inscripción (1903-1931)…



Y aunque en un principio parezca que Ella le recrimine a Carol su actitud hacia Chuck en realidad yo diría que más bien se complace en que ella haya tomado la decisión más correcta para ella y para sus hijos.



Y otra maravillosa escena: Ella y Sam, quien se niega a abandonar a la anciana.



Si nos fijamos bien Ella tiene una relación más cálida con los negros que con su propia familia, salvo con Carol y sus hijos.

Puede que el personaje encarnado por Albert Salmi, el violento Hank, parezca el típico estereotipo de sudista supremacista (y que, por cierto, acabamos de ver estos días en el demencial asalto al Capitolio instigados por el aborrecible Donald Trump) y que tantas veces hemos visto en películas coetáneas pero ello no debería ir en demérito de la película, del personaje ni, mucho menos, de la (impecable) interpretación del actor.



De nuevo y ya lo siento pero me encanta ese diálogo en el coche entre Carol y Chuck antes de meter a los niños en la casa.



La visita del ex novio de Carol, Walter, nos llevará a la primera de las dos escenas violentas de la película (la segunda, por cierto, que muy bien podría ser un precedente de una similar de la mítica (pero venida a menos, al menos por mi parte) PERROS DE PAJA (1971)).

Kazan, en el primer caso, volverá a usar la elipsis, dado que sólo viendo a Chuck y a Hank, uno frente a otro, está claro cuál va a ser el resultado de la pelea.



Por cierto, esa idea de la luz roja en el escalera no deja de ser un aviso de peligro de lo que le espera al pobre Chuck en la habitación de su hotel.

Y, como decía, espléndido el trabajo interpretativo de Albert Salmi que logra acojonar (y perdonad la expresión) al americano medio más templado.



Y no deja de ser curioso que después de la paliza y acompañado por Walter visite, por tercera vez a la anciana y completamente borracho afirme haber descubierto el motivo por el que no quiere abandonar la isla: la dignidad.



Algo que ambos comparten.

Para que nadie se rasgue las vestiduras a continuación hay algo que no acabo de entender (¿o tal vez sí?) de la película y es el hecho de que después del primer contacto entre Chuck y los varones de la familia Garth ahora se decidan repentinamente por incapacitar a su madre y aceptar la indemnización del gobierno.



O es, sencillamente, otro ejemplo del escaso cerebro que comparten todos los hijos de la anciana…

Algo, por cierto, que indigna a Chuck, al que vemos ya claramente del lado de la anciana aunque entienda que el progreso (el maldito progreso) no se puede detener por el sentimentalismo de una persona.

Y mientras la casa blanca de Carol se va llenando, primero ella, luego sus hijos y más tarde la criada de color.



Me encanta esa sencilla pero estupenda escena “Spielberg” entre Chuck y la hija de Carol. Ecos de TIBURÓN (1975) o ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE (1977)…



Y de nuevo los bellos, maravillosos diálogos de Osborn, en boca de Carol…



… y también de Chuck.



Ya he hablado antes de la segunda (¿y última?) escena violenta de la película: el asalto al hogar de Carol.



También aquí tendremos la figura del sheriff que detiene lo que podría haberse convertido en un simple asesinato aunque el mismo diste mucho de la figura heroica de Lee J. Cob en EL JUSTICIERO o de Burl Ives en AL ESTE DEL EDÉN.

Como decía, una escena de la que parece que tomó buena nota Sam Peckinpah para una de sus películas más perturbadoras.

Claro que aquí el final será más feliz.





Por una vez será él el que de el primer paso y le pida a ella en matrimonio.

No hay como ver la muerte de cerca para apreciar la fragilidad de la vida y la misión casi imposible de conseguir de poder conocer a la persona que parece haber nacido para ser tu alma gemela.

La boda, por cierto, me recuerda a otra igual de miserable (por los celebrantes) que la que se daba en la primera película (y su primera obra maestra) de Nicholas Ray, THE TWISTED ROAD (1948)/THEY LIVED BY NIGHT (1949).









Como bien decía Carol la marcha de Ella de la isla de la que tal vez no ha salido en años será el principio del fin de esta.

Es un segmento bellísimo el escaso tiempo que la anciana permanecerá en la casa.



Y ese ajuste final de cuentas (metafórico) es otra muestra de la dignidad del personaje que ve ya la Muerte a la vuelta de la esquina y que no quiere irse sin dejar su conciencia en paz.



Si al principio de la historia las simpatías parecían estar de un lado ahora, cuando esta toca a su fin, están claramente del otro, algo de lo que el propio director se dio cuenta y que ennoblece todavía más la propuesta.



Como decía, Chuck recogerá el testigo de la anciana y no permitirá que la estirpe se extinga y menos todavía, el recuerdo de ella y de toda su familia.

Seguramente la razón estaba de parte del Gobierno pero el corazón tiene razones que la razón no desconoce…

Sólo las tumbas de la familia Garth, lo que más le preocupaba a Ella, permanecerán por encima del nivel de las aguas.



Un bello homenaje a la que yo, contra viento y marea, proclamo como la mejor película de su director...

... al menos hasta ahora...

Buenas noches y, buena suerte.





ADENDA I:

Mis películas favoritas:

01. RÍO SALVAJE

02. AL ESTE DEL EDÉN

03. UN TRANVÍA LLAMADO DESEO

04. ¡VIVA ZAPATA!

05. PÁNICO EN LAS CALLES

06. LAZOS HUMANOS

07. BABY DOLL

08. FUGITIVOS DEL TERROR ROJO

09. PINKY

10. LA LEY DEL SILENCIO

11. LA BARRERA INVISIBLE

12. EL JUSTICIERO

13. A FACE IN THE CROWD *

14. MAR DE HIERBA

ADENDA II:

Mis actrices favoritas:

01. Lee Remick

02. Carroll Baker

03. Peggy Ann Garner

04. Jeanne Crain

05. Julie Harris

Me pasa con ¨Wild River¨ algo parecido a ¨Marnie¨...Los elementos están muy bien...Pero el conjunto es menos que las partes.

- Yo sólo participé en un concurso de Fotogramas y gané la edición especial en DVD de la película favorita de hannaben...

Spoiler:

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

- Por cierto, yo también soy de ciencias...

- A mí tampoco me gustó nunca Warren Beatty, aunque participó en varias excelentes películas, como ESPLENDOR EN LA HIERBA o LILITH (1964) de Robert Rossen, junto a la incomparable Jean Seberg.

- Ahora comprenderéis por qué no puedo dedicar tanto tiempo a mi hobbit (sic) favorito...

Iniciado por Alcaudón

A raíz del accidente que sufrió durante el rodaje de EL ÁRBOL DE LA VIDA (1957) con Elizabeth Taylor y Eva Marie Saint, sufrió unas graves heridas en el rostro que le dejaron unas feas cicatrices en el mismo.

Pese a ello, buena parte de la expresividad del mismo reside en los ojos y no el propio rostro, como podéis apreciar tanto en RÍO SALVAJE como en VIDAS REBELDES.

Y el dolor, tanto físico como psíquico, de alguien ya de por sí que no dejaba indiferente.