Tenet me da una pereza descomunal, gustándome el cine de Nolan.
Yo últimamente procuro alternar películas clásicas y modernas para evitar un empacho ante tanta revisión.
Y tengo muchas ganas de hincarle el diente a los grandes maestros del cine japonés: Mizoguchi, Ozu, Kurosawa y Kobayashi.
Del segundo, Ozu, ya he acumulado un buen puñado de sus títulos postreros, especialmente los últimos y que además rodó en color.
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Eso es algo que llevo haciendo mucho tiempo. Es lo mejor para seguir viendo cine con interés. Hoy mismo me he visto 70 binladens. No es una obra maestra, pero se deja ver y tiene un par de actuaciones interesantes de Nathalie Poza y Emma Suárez. Y sale muchísimo Bilbao. Con lo cual, alguno lo conocerá perfectamente.
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Pues no deja de ser una coincidencia ciertamente có(s)mica que una de mis compañeras de mi grupo de tarde sea a la vez la mujer y la hermana de dos de los guionistas de la película, Juan Antonio Gil Bengoa y Javier Echániz, respectivamente.
En mi caso, desde que tengo acceso a Movistar y Netflix, estoy viendo más películas recientes que nunca, lo cual tiene su parte positiva, estoy más "al día" de las novedades, pero también su parte negativa, porque, siendo sincero, suelo disfrutar mucho más con el cine clásico.
En cuanto al cine de Nolan, me gustó en sus inicios, pero a medida que ha ido rodando "grandes filmes", muy ambiciosos en su estructura argumental y en su diseño de producción, cada vez me he sentido más lejos de él. La última de Batman no la vi (las dos anteriores no me gustaron), ni tampoco Dunkerque, y esta de Tenet hay quien la compara con Inception, lo cual en mi caso es bastante disuasorio. O sea que pereza es poco para referirme a las "ganas" que tengo de verla.
Yo no la veo "tan escasamente sexual", y mucho menos si nos ponemos en la perspectiva del catolicismo rancio de los 50. Primero, se sitúa en primer término a lo largo de todo el film el tema de la virginidad... ¡dentro del matrimonio! Escandaloso: recordemos, por ejemplo, cómo amonesta el sacerdote interpretado por Ward Bond a Maureen O'Hara en The Quiet Man por no acostarse con su marido.
Luego, se muestra un varón que sufre por la imposibilidad de consumar el matrimonio, de "conocer" a su esposa. Su desesperación lo lleva incluso al voyerismo, practicando un agujero en la pared (símbolo indisimulado de la penetración). Al menos Norman Bates ya tenía el agujero hecho, no lo veíamos haciéndolo.
Después, el intento de Vacarro de ponerle los cuernos a Archie Lee: adulterio, que en algunos momentos nos hace pensar que quizá acabe en violación. Esas dos secuencias de seducción, en el coche desvencijado y en el columpio, son de alto voltaje. Como lo de mostrarnos a Baby Doll durmiendo en una cuna mientras se chupa el pulgar (imagen icónica del film que, como ya comenté, creo que más que favorecerlo lo perjudica).
Pero es que, encima, Baby Doll empieza a encontrale la gracia en el alocado cortejo del macho siciliano. Ese plano en que Vacarro le hace cosquillas con el pie en su vientre, con la muchacha echada en el suelo, no necesita de explicación para verle un claro simbolismo sexual, como anteriormente cuando Vacarro se balancea adelante y atrás en el caballo de cartón. En este caso, por si la intención no quedaba clara, Kazan repite la imagen por medio de sombras, con lo que todavía refuerza más la impresión de que Vacarro está copulando.
Y para rematarlo, la escena en la habitación infantil, con Vacarro durmiendo plácidamente en la cuna donde antes hemos visto a Baby Doll, y con la chica a sus pies. ¿Ha habido relación carnal? Queda en off y podemos albergar dudas, pero el rostro satisfecho de Vacarro y la actitud tierna de Baby Doll nos lo pueden hacer pensar.
Si todo esto es "escasamente sexual"... Además, hay que reconocer que Kazan muy sutil no es, ni en este film, ni en A Face in the Crowd, que comento a continuación. En algunos momentos de Baby Doll me parece estar viendo un film de Mariano Ozores, con Alfredo Landa y López Vázquez. Con estos elementos, no veo tan sorprendente la campaña de la Catholic Legion of Decency, por muy indecente que nos parezca una organización de este tipo.
Última edición por mad dog earle; 19/12/2020 a las 14:27
Un rostro en la multitud (A Face in the Crowd, 1957)
La primera vez que vi A Face in the Crowd (en algún programa televisivo, quizá La Clave) me impresionó vivamente. Luego, en sucesivas revisiones, mi valoración ha ido descendiendo, aunque sigo considerándolo un buen film. No ayuda a la hora de su revisión que la edición en DVD que tengo, nuevamente de Vellavision, a lo del formato en 1,33:1 (en open mate), que ya hemos detectado en los casos de On the Waterfront y Baby Doll, añada una calidad de imagen que incluso en un VHS sería deficiente. Quizá Alcaudón nos vuelva a pasar la mano por la cara con una esplendorosa edición en BD, pero en mi caso me he tenido que conformar con lo que tenía a mano.
La película vuelve a ser “an Elia Kazan Production”, por medio de Newton Productions, su compañía, recurriendo a la financiación de Warner. Kazan cuenta otra vez para el guion con Budd Schulberg, que tan buen rendimiento dio en On the Waterfront, partiendo del relato del propio Schulberg “The Arkansas Traveller”.
La acción se sitúa en Piggot (Arkansas). Una periodista radiofónica, Marcia (Patricia Neal, que interpreta el papel con notable convicción, pero para mi gusto con un exceso de “sonrisas y entusiasmo contagioso”),
busca en la cárcel gente con algo especial para el programa de la radio local “A Face in the Crowd”. Allí, descubre a un peculiar trotamundos, borrachuzo y cantarín, Larry Rhodes (Andy Griffith, actor y cantante que hace aquí su debut en el cine, demostrándose así una vez más la querencia de Kazan por los actores sin experiencia cinematográfica), al que apodarán desde ese mismo día “Lonesome”. Rhodes se gana a la audiencia con una mezcla de “sabiduría popular”, gracejo y dotes como intérprete, acompañado por su inseparable guitarra y sus contagiosas risotadas.
De la radio local, donde Lonesome empieza a saborear el poder de la comunicación (consiguiendo que la gente lleve sus perros al jardín del sheriff o que se zambullan en la piscina del mismísimo propietario de la emisora), pasará pronto a la televisión de Memphis, dejando el pueblo en olor de multitud, recibiendo una calurosa despedida en la estación.
A través de la televisión ve ampliada su capacidad movilizadora, cosa que comprueba pidiendo ayuda para una mujer de color que ha perdido su casa. A su vez, se empieza a revelar como un personaje incontrolable cuando se burla del patrocinador del programa, un fabricante de colchones.
Pero su éxito de audiencia llama la atención de los publicistas de Nueva York, gracias a la gestión del ambicioso Joey (Anthony Franciosa), un arribista en estado puro que se pegará a Lonesome como una lapa en busca del beneficio propio.
Mientras, Marcia acaba cayendo en brazos de Lonesome, fascinada por su personalidad (en esto veo uno de los puntos débiles del film: no me encaja que Marcia se enamore de un personaje vulgar y grosero como Lonesome, quizá su fascinación no sea por el hombre, sino por la sensación de poder de manipulación que desprende, y su actuación en el fondo no deje de ser tan arribista e interesada como la de Joey).
En Nueva York, Lonesome consigue un éxito fulgurante promocionando unas pastillas, un mero placebo, hasta el punto de que le abre las puertas de la política: asesorar al senador Fuller (Marshall Neilan) de cara a su campaña para las presidenciales.
En pago por sus servicios recibe un enorme apartamento en Nueva York, donde monta su cuartel general, para el que recupera, como ayudante, a su viejo colega de vagabundeo Beanie. Pero Lonesome, haciendo honor a su apodo, se siente solo, por lo que pide a Marcia que se case con él. Marcia parece dispuesta a aceptar el compromiso, pero primero la aparición repentina de la mujer de Lonesome, de la cual no está aún divorciado, y luego la aventura matrimonial de Rhodes con Miss Majorette Arkansas 1957, Betty Lou (una deliciosa Lee Remick, que también debutaba en la pantalla grande), deja a la periodista en la estacada, amargada, humillada y resentida.
En Piggot se viven algunas de las escenas más delirantes del film, con el concurso de majorettes (que adquiere un carácter simbólico indisimulable) y las masas de fans que acosan a Lonesome, como si de The Beatles o Elvis se tratara.
El salto a la política de Lonesome, como asesor del senador “Curly” Fuller, marca la cima de su carrera y, a la vez, el inicio de su caída. Embebido de poder, creyéndose un mago capaz de manipular a todo el mundo, pero amargado en su vida matrimonial (su joven esposa lo engaña con Joey, un tipejo sin el menor escrúpulo), y cada vez, en el fondo, más aislado de todos, Lonesome precipita su ocaso. La mano ejecutora será la despechada Marcia, que poco a poco se ha ido alejando de ese “monstruo” que tanto ha ayudado a crear. En su decisión influye una conversación con Mel (un Walter Matthau tan inhabitualmente sobrio que hasta resulta soso), el Pepito Grillo que no podía faltar en un film como este, antiguo guionista de los programas de Lonesome, que acaba de escribir un libro sobre los entresijos del fenómeno comunicador que Rhodes representa (personaje, el de Mel, que me resulta tan o más antipático que el del Rhodes).
Marcia deja en evidencia a Rhodes en pleno programa, abriendo los micrófonos mientras aparecen los créditos en pantalla, descubriéndose así el desprecio que siente Lonesome por su audiencia. Kazan recurre a un efecto hitchcockiano: en el tiempo que tarda Rhodes en bajar desde la planta donde se rueda el programa hasta la calle, y a medida que los números descendentes del ascensor van iluminándose, se desencadena el escándalo con cientos de llamadas telefónicas y la indignación de espectadores, patrocinadores y amistades políticas.
Cuando llega a su casa, Lonesome es un hombre hundido (me recuerda el destino final de James Dean en Giant). Kazan lo dejo solo, aislado, como un náufrago, en su enorme apartamento neoyorquino, llamando desesperadamente a gritos a Marcia, mientras Beanie manipula una máquina que genera risas y aplausos.
De la lectura de la sinopsis, ya se desprende claramente que Kazan apuesta por la sátira, pero de tal manera que el mensaje, la denuncia, se hace demasiado evidente, algo que se refuerza con la manera de filma a Lonesome Rhodes, una suerte de reckneck convertido en Mefistófeles de pacotilla.
Sus excesos, su ordinariez, triunfa en un mundo (el de los medios de comunicación, la publicidad y la política) que Kazan ridiculiza sin matices. El resultado es un film demasiado didáctico, poco sutil, excesivamente evidente en su mensaje, algo que se potencia con el personaje de Mel, que parece que en sus intervenciones (en especial en la conversación en el bar con Marcia y en el alegato final ante un Lonesome derrotado) recite la crítica que subyace al film. Falta la capacidad de dosificar los blancos y negros de, por ejemplo, East of Eden. Con todo, la película es impactante y conserva todavía, a pesar de las revisiones, momentos sorprendentes. Lástima que, una vez más, me cueste dar una opinión sobre el trabajo tras la cámara del veterano Harry Stradling (responsable, entre muchas otras, de la fotografía de A Streetcar Named Desire o de la esplendorosa Johnny Guitar) y del debutante Gayne Rescher, ambos acreditados como directores de fotografía, debido a la pésima calidad del DVD.
La próxima entrega, la última del año, será Wild River, film que creo haber visto solo una vez, y del que tengo un recuerdo muy difuso. Como Alcaudón insiste en considerarla una de las “tres obras maestras” de Kazan, será cuestión de mirarla con atención. Espero publicar mi comentario antes del día de Navidad y dejar ya la siguiente entrega para el 2021… que no hará falta que sea muy bueno para ser mucho mejor que este infausto 2020.
¨Un rostro entre la multitud¨, apuntes.
1.- Es un muy buen film, que por contraste con la filmografía que iba atesorando Kazan, pudiera parecer ¨un patito feo¨.
2.- Pero no es una película fallida, no es ¨Viva Zapata¨. Es un film interesante, con una curiosamente moderna formalidad ...Ese final, recuerda al final de ¨Scarface¨ (la DePalma, no la original de Hawks)...Son elementos excesivos, que me recuerdan un poco a Kubrick...A pesar de que sobre el fotograma, tampoco tiene esa marca de la casa el autor de 2001. Ésta es una cuestión de impresiones subjetivas mías. Al igual que ¨Pozos de ambición¨ siempre la he considerado muy kubrickiana, en parte por su final. Subjetivo en el sentido que pesa más los recursos extradiegéticos de Kubrick, que cualquier quiebro en el argumento de la película. Igualmente, por ejemplo, con la opera prima ilusionante de Chazelle ¨ Whiplash¨...
3.- Es un film también que lo noto aislado del resto de la filmografía de Kazan. Quizás porque no es tn brillante, y por contraste, está en segundo plano en este tramo de su filmografía. Quizás, también porque por comparativa, me quedo con el ¨El político¨ de Rossen, que es ciertamente, muy parecida en tema y tratamiento.
O sea, que como reclamo para verla, para mí, pesa más el afán completista del espectador...
Última edición por C.Bethencourt; 19/12/2020 a las 15:09
Posteriormente, Andy Graffith fue el protagonista de una sitcom muy popular y longeva en la televisión norteamericana. The Andy Griffith Show, que estuvo en antena en la CBS desde 1960 a 1968 tuvo una media de entre 25 y 30 millones de espectadores durante esa década. Incluso llegó a su temporada final en el número 1 del ranking de audiencias, cosa que solo Seinfield o I love Lucy, consiguieron.
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Pensamientos a vuelapluma sobre BABY DOLL:
Dado que me ha sido imposible acceder al texto de la segunda de las piezas cortas (no parece que exista traducción a la lengua de Cervantes y ni siquiera he podido encontrar el texto original en inglés buceando en la red) que sirvieron de base para el guion de Tennessee Williams, me limitaré a hablar exclusivamente de la primera de ellas que sí he leído, "27 vagones cargados de algodón".
Como ya indicaba en el comentario, se nota y mucho (y para bien) la mano de Elia Kazan en la elaboración del libreto final, dado que Williams se desentendió prácticamente del mismo y sólo aportó a última hora el final - ese magnífico final - con el que se cierra la película.
En la obra original el personaje de Baby Doll es completamente distinto al de la película.
Y es que la Flora de Williams no sólo no es vírgen sino que es una mujer grande y entrada en carnes, además de tener escasas luces.
Y además sucumbe sin mayores objeciones a los requiebros de Vicarro (que no Vacarro).
De hecho, si hacemos un resumen de la misma y aunque suene un poco ofensivo, Williams viene a decir que...
... si tú (Jake) me jodes a mí (Vacarro), yo (Vacarro) me j... a tu mujer (Flora).
Perdonad el exabrupto pero creo que es un buen resumen.
En cambio, en la película Baby Doll, a pesar de esa imagen inicial de ella en la cuna y chupándose el dedo y que, al menos en mi caso, está muy lejos de mis fantasías masculinas, es un personaje mucho mejor perfilado. De hecho, para mí, el mejor (femenino) de lo que voy de revisión.
Lo que no acabo de entender es por qué Kazan se empeñó en hacer una película tan "polémica" sabiendo todas las trabas que se iba a encontrar por el camino. De ahí la referencia a la película de Preminger y que tal vez le sirvió de inspiración dado que tratan en el fondo de lo mismo: el adulterio y la virginidad.
Lo que en la obra queda claro, la seducción y posterior relación sexual entre Flora y Vacarro, está tratada de una forma escasamente estimulante. Más bien desagradable, diría yo.
Kazan, a pesar de esas alusiones nada veladas y que me parecen indignas de su talento, logra pese a todo secuencias tan turbadoras como la del coche y la del columpio.
Sin embargo y muy inteligentemente, Kazan cambia las tornas y en una escena dotada de una enorme delicadeza ella y para sorpresa de él, que hasta entonces no la había considerado más que una pueblerina joven y atractiva pero de escaso intelecto, será la que dé el primer paso.
Curiosamente, esa oferta sexual de ella hacia él parece que pasó desapercibida a la censura y desde luego me parece mucho más turbadora que las escenas demasiado explícitas que tú indicabas, amigo Earle.
Además dejar a la imaginación del espectador si finalmente ellos se acuestan y ella deja de ser por fin virgen, me parece un enorme acierto y como decía me recuerda al final de VIRIDIANA de Buñuel, con esa partida de cartas a tres bandas, todo un gol por la escuadra a la censura.
Y aunque parece que toda la película gira en torno al tema de la virginidad de la protagonista, lo cierto es que a medida que la trama avanza, el mismo se va diluyendo como un azúcar y es entonces cuando la película comienza a alzar el vuelo.
Kazan logrará hacer de la inicialmente pueril Baby Doll y de su lunática tía Rose, dos personajes magníficamente caracterizados y que demuestran mucha más bondad y humanidad que los dos machos alfa que se pelean por el afecto de la joven.
Por eso decía y me mantengo en mis trece, que lo que menos me interesa es el aspecto sexual de la trama.
Lo que en verdad me emociona es el impecable retrato que hace de la protagonista y donde el trabajo de Carroll Baker es capital y un final que bien podría ser el más bello de toda la obra de su director junto al de AL ESTE DEL EDÉN.
Por eso decía lo que los árboles (el tema sexual de la película) no dejan ver el bosque (el retrato de una joven no muy inteligente pero sí con un sentido de la dignidad del que carecen los hombres que gravitan entorno a ella).
Aparte de la consabida copia en HD que siempre saco de mi chistera...
... Regia Films sacó buenas ediciones en DVD de varias películas de Elia Kazan.
En concreto, todavía conservo la de A FACE IN THE CROWD (traducida acertadamente como UN ROSTRO EN LA MULTITUD, aunque jamás llegó a exhibirse en salas comerciales en nuestro país) y es bastante buena. Y, por supuesto, respeta el formato panorámico original (1.85:1).
Regia también editó una buena copia de AMÉRICA, AMÉRICA (1963) y que yo, ingenuamente, regalé a mi hermano mayor pero que espero recuperar pronto para cuando corresponda revisarla en el foro.
Y veo que también sacó BABY DOLL...
Si las podéis pillar, aunque sea en esos mercados en los que sólo un Alex Fletcher se atrevería a pisar , son todas ellas recomendables.
Esa versión de America America la tengo. En cambio, desgraciadamente, de las otras dos tengo las francamente malas de Vellavision. Miraré si encuentro las de Regia en esa cueva del tesoro que alguna vez hemos compartido Alex y yo... Si la Covid no lo impide, porque llevo ya más de 9 meses son ir.
Creo que es fundamental la importancia que le da Elia Kazan, en muchas de sus obras, a la dignidad, que mencionaba Alcaudón sobre Baby doll. Los finales magníficos de Un tranvía llamado deseo (llevándose a Blanche al manicomio) y de La ley del silencio (todos los trabajadores, siguiendo a Terry hacia el interior de la nave) están dotados de una dignidad muy reconfortante.
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En cambio, me cuesta localizar ese final digno en A Face in the Crowd. Veremos cuál es vuestra opinión. Desde luego, no lo veo en el personaje de Marcia, interpretado por Patricia Neal, ni en el Mel de Walter Matthau.
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A falta de revisar la película que yo siempre he considerado como una versión oscura de ¡VIVA ZAPATA!, coincido con el amigo C.Bethencourt que la cinta de Robert Rossen, un director (y guionista, magnífico por cierto) al que habría que revisar y que además tiene una minúscula filmografía, es superior.
Como bien dice Mad, la primera vez que uno ve este film, que es mi caso, le resulta bastante fascinante, y sin ánimo de ser ventajista al acabar su visionado la relacioné rápidamente con la también fantástica el político de Rossen. La falta de sutileza, que generalmente no me gusta en el cine de Kazan, sobretodo en sus primeros trabajos, aquí al tratarse de un material satírico, no me molesta mucho, incluso ese subrayado bestia con exageración a veces me encanta, como por ejemplo los anuncios del Vitajex, que más bien, como ellos mismos intentan embaucar, sería vitalsex. También el científico afirmando en la presentación, que siendo sincero el producto es una mierda, me parece genial por grotesco. O la buena moza con el regalo a su novio de una botella gigante de Vitajex y con alusiones evidentes de sus propiedades "viagrescas". En resumen todo lo grotesco de lo que se refiere a Vitajex, me encanta, además pienso que dicha exageración para llegar al consumidor no dista mucha de la realidad ahora mismo, y lo digo por experiencia, ya que veo bastantes partidos de la nba por canales locales y la publicidad de USA sigue siendo la mar de grotesca.
Otros momentos con 0 sutilidad que los disfruto es en el concurso de Majorette, claro estando el bellezón de Remick era imposible no hacerlo, esa fascinación culpable, ya que me decía a mi mismo "Alex, no la mires así que es una niña aún", se le ve en el rostro de Larry unos 4 segundos, al quinto, Remick ya es devorada por Larry con la mirada y algo más. Y ese fenómeno fan, con esa avalanchas humanas a saco de jovenzuelas que Larry parece disfrutarlas, a pesar de las hostias y contusiones, pero en caso de caída, tenía donde agarrar . Y ahora me doy cuenta y teniedo 0 relación que Marc FOster se inspiró en el film de Kazan para sus escenas con los zombies .
El actor principal, Andy Griffith, no lo conocía, y creo que sólo he visto este film de él, tenía miedo que fuera la cuota del típico artista/cantante que se pasa a actor con bajos niveles interpretativos, pero no es así, me ha parecido un buen actor, con sus dosis de histrionismo que entiendo son adecuados para el personaje; con él entiendo que su personaje es histriónico, hay otros que se hacen los histriónicos para parecer buenos actores independientemente del personaje y la situación (mi dosis habitual de vinagre hacia JD, que no falte!!!). Claro sus excesos van aumento según su popularidad sigue creciendo, con el punto álgido de la escena final en el apartamento de lujo de NY.
Patricia Neal, me ha gustado incluso más que Griffith, que reconozco que en la parte final se me estaba haciendo algo pesado por reiteración y subrayado. Sobre las dudas del compañero Mad sobre el personaje de Neal, creo que el mismo Mad se contesta a si mismo en el largo paréntesis que hace; yo pienso que es eso mismo. Si se fijan las primeras veces que la Patri entra en la habitación para despertar a Larry y este está con mujeres, chiquillas o lo que se le cruzase, era fucker, ella no tiene ninguna clase de reacción de celos ni nada por el estilo; es más cuando Larry llama a su habitación y le dice que se va, que abandona, el primer beso entre ellos es cosa de PAtri y como recurso de convencimiento para que Larry se quedase, este Larry era fácil de convencer. Tampoco se le ve muy afectada, cuando ya comprometidos, aparece la esposa de Larry para sacar cuentas, la veo más sorprendida por la falta de información. Si se le ve KO cuando aparece Remick, ya sea porque se mira a si misma y ve el ridículo que ha hecho y que se veía a venir, o ya sea porque en Remick ve una rival y la posibilidad que Larry le aparte de ese mundillo que ella fue la detonadora y como muy bien subraya varias veces con el personaje de Matthau (también me ha parecido cansino por su exceso de protagonismo en la parte final, y por exceso de maniqueismo de su personaje......puede ser que sea el alter ego de Kazan, yo leyendo por partes el libro prohibido de Ciment, veo a Kazan con eso ego) y simplemente al final se ha enamorado. Su energía y sonrisa permanente en su inicio del film, concretamente en la escena de la cárcel me ha contagiado y no me ha parecido molesto incluso me ha gustado, además tiene una voz particular.
Me gusta también el personaje de Franciosa, aunque forma parte de esos personajes de blanco o negro sin grises, un auténtico hdp, chupóftero y parásito, entiendo que no hay espacio para un desarrollo de su personaje, un secundario que hace su trabajo y bien que lo hace con la Remick.
Y me paro aquí, porque es domingo de salmón y toca cocinar para hoy y un par de días. Una grata sorpresa inesperada, con una temática que me atrae generalmente, y una satirización del mundillo que parece grotesco, pero creo que tampoco difiere mucho de la realidad.
Ciertamente, toda la sátira sobre Vitajex tiene gracia y demuestra que en esto de la publicidad hay cosas que no cambian con el paso del tiempo. Pero resulta un tanto sorprendente en el cine de Kazan. Lo vería más propio, por ejemplo, de Wilder.
Efectivamente, aunque tengo poco bagaje y sin haber sabido que es de Kazan, no lo acierto en la vida, y hubiera dicho seguramente Wilder.
Otra muestra más de lo atemporal del film, es la caja de las risas, fantástica aportación en la escena para dar aún más desquicio a todo.
Me ha gustado el tono de la crítica de Alex, por otro lado, habitual en él Yo creo que Andy Griffith era el actor adecuado para este film. Comediante al alza, pero sin que fuera un rostro para nada, conocido en el cine. Ya llevaba unos añitos haciendo televisión, en esos papeles que tanto le consagraron, y mucho antes que los de Saturday Night Live, haciendo monólogos con bastante éxito.
De hecho, ojito con esta anécdota. En 1953 hace un monólogo y lo graba, sobre un predicador rural que es novato en el juego del fútbol (americano, claro), tratando de entender lo que pasa, mientras asiste a un partido por accidente.
Pues bien, tuvo tanto éxito, que se vendió como rosquillas, llegando a alcanzar el top-10 de las listas de ventas.
He podido encontrar el monólogo en el Show de Ed Sullivan, en 1954
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Muy cierto lo que comentais de que esto es más del mundo Wylder...Incluso un Capra cínico...
Por eso digo que es un film un tanto alejado del universo Kazan...Es cuestión de tono...Pues el Politico de Rossen...es más cercano a ese estilo...
Y aún así es un my buen film...Muy moderno, no tan experimental como Baby doll...En cualquier caso, de bastante calidad..Claro, al lado de las demás películas de esta época....