a mí me parece un privilegio (en este contexto, se entiende)
no disfrutar lo suficiente de esta mediocridad (a día de hoy es lo que proyecta ser y el nombre le viene enorme) ni de tantas otras
ocurrencias (kennedy, ni olvido ni perdón
) que megacorporaciones tóxicas sin escrúpulos pero con recursos ilimitados, ni mínima afinidad o intencionalidad artística pertinente
excretan mientras vulgarizan, malinterpretan, reimaginan y en definitiva insultan a autores y propiedades intelectuales ajenas que les superan indeciblemente.
Dicho lo cual, odiar es una exageración malintencionada que no se sostiene. Se reacciona ante lo que se presenta, simplemente. Se desdeña lo que no merece la pena y se ensalza lo contrario, cada cual atendiendo a su criterio. Yo aquí no puedo, por las razones mil veces expuestas.
Mi beneplácito hay que ganárselo. ¿satisfacción inmediata exclusivamente por facturar? Para muchos de nosotros, jamás llegará ese día, afortunadamente. Respeto demasiado mi opinión y criterio.