Fecha: 11-08-05
Asunto: ¿Alta definición?: Si, gracias
Parece ser, y era predecible, que el SACD se tambalea. Son ya varias firmas, tanto discográficas como de hardware, las que están abandonando esta modalidad que económicamente hace aguas.
Y era predecible porque toda implantación masiva de un nuevo sistema debe ir apoyada en una necesidad real del mercado general. Es decir, cuando un sistema queda realmente obsoleto ante una auténtica novedad, como le ocurrió en su día al vídeo convencional frente el DVD, es obvio que el nuevo formato se abre paso de un modo claro y aplastante. Pero si este fenómeno de caducidad real no se produce porque la novedad ofrece sólo ciertas y en ocasiones dudosas ventajas; si lo que hay detrás de la novedad es más bien un mero interés de renovación del parque existente a fin de incentivar las ventas, pues está claro que el conjunto de la sociedad no reacciona y el supuesto "adelanto" entra inexorablemente en vía muerta.
En el mundo digital debemos admitir -y es triste- lo que algunos informáticos afirman: que "lo memos es más". Es decir, se camina en la dirección de más capacidad y más economía a costa de calidad. La penetración del MP3 y otros sistemas afines es buena prueba de ello y una realidad incuestionable. Conseguir más datos en menos espacio se considera un triunfo sin paliativos. Y éste es el verdadero camino que seguirán los sistemas digitales; olvidémonos de otras fórmulas, de otros caminos de investigación más apetecibles para el entusiasta de la alta fidelidad extrema.
Pero parece ser, y éste es también un hecho incuestionable, que la reedición de discos de vinilo se incrementa día a día de un modo casi exponencial, ante la sorpresa de tantos gurús profesionales. Las propias discográficas no asimilan una realidad del mercado como ésta: cuando se reeditan viejas grabaciones en formato vinilo se agotan en breve tiempo -¡y eso a pesar de que suelen ser carísimas!-; en cambio, las reediciones en formatos digitales a precios, con frecuencia, muy económicos, ahí se quedan, en las estanterías de las grandes superficies.
Son muchas las predicciones realizadas por ilustres economistas y entendidos en general que han acabado en el mayor de los fracasos a la vista de lo que la realidad muestra con toda su contundencia. Resulta obvio que las predicciones, si se quiere que tengan alguna posibilidad de acertar, no pueden realizarse con escuadra y cartabón, sino con una visión general del conjunto de la sociedad y un profundo conocimiento de la personalidad del aficionado. Resulta difícil de encajar para un matemático con su cartabón enarbolado conceptos como glamour.
No obstante, e incluso dejando a un lado el glamour de los discos de vinilo, ¡que lo tienen!, ¡bien que lo tienen!, resulta claro, es un hecho objetivo, que la información contenida en los negros surcos del vinilo es muy superior a la depositada en los plateados surcos de los formatos digitales. Si a esta realidad la dotamos de un buen conjunto de plato, brazo, cápsula -cosa que no se hizo en el pasado- el sonido que emana del “viejo“ formato resulta indiscutiblemente más convincente y más próximo y, en consecuencia, más auténtico. Lo demás viene por añadidura.
Se dice que el sector está en crisis debido a las copias ilegales de los CDs. Pero, ¿no está en nuestra memoria la gran cantidad de copias que ya se realizaban de los viejos discos de vinilo en cinta de casete?. No señores, la crisis no viene por ahí. La crisis viene porque los sistemas no convencen. Como bien decía don Miguel de Unamuno: "se puede vencer, pero ello no implica convencer".
En definitiva y parafraseando a nuestro bien conocido Sr. Danglá: ¿Alta definición?: Sí, vinilo, gracias.
José Francisco Gutiérrez Ruiz
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