Para éso, ya están los documentales del National Geographic, y ésta película lleva camino de no ser ni una cosa ni otra.
Exactamente. Pero nada, oye, que a la peña le mola la fontanería y la cocina de vanguardia, los garbanzos deconstruidos, la falsa autenticidad y todo ése rollo...
Con la versión animada de El Rey León, la original, la clásica, que nunca ha sido de mis preferidas de Disney (será que soy un bicho raro), yo ya tenía el problema de que ésos animales me resultaban demasiado humanos, de que su conducta y reacciones obedecían a estereotipos demasiado humanos, y por esto no me los creía tanto.
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