A mí lo de Sofía Coppola me pareció una exageración la primera vez que vi la peli, pero vista otra vez, la verdad es que chirría bastante. No es por criticar con mala leche, pero es que la chica hasta es incómoda de mirar...
A mí lo de Sofía Coppola me pareció una exageración la primera vez que vi la peli, pero vista otra vez, la verdad es que chirría bastante. No es por criticar con mala leche, pero es que la chica hasta es incómoda de mirar...
Estas navidades tienen que caer por enesima vez, en plan maratón.
El blog sobre Steven Spielberg:
Para mí tanto la I como la II son pelis de 10. Pero me gusta más la dos por el grandioso papel que realiza De Niro. Y claro, todos nos encariñamos tanto de la historia de ese "hombre callado" al que llegamos a admirar al acabar la película. Y eso que es un mafioso...
La escena de Vito vengándose de don Ciccio... imborrable!
Duermo tranquilo porque mi peor enemigo vela por mí.
Hay unanimidad en la creencia de que las dos primera partes son obras maestras. Sin discusión.
Mi opinión es que la primera funciona como un reloj. Es perfecta en la medida de sus escenas, no le falta ni le sobra nada. Es milimétrica. Y será recordada siempre por el duelo actoral Brando-Pacino.
Y tal vez sea esa la sorpresa. Que Brando después de mucho tiempo vuelve a ser el mejor Brando (por esa época también destaca en El último tango en París), pero sobre todo que un actor casi novel (Pacino) es capaz de rivalizar en categoría artística con la estrella.
El Padrino 2ª parte es un exceso para los sentidos. Metraje más largo, algunas escenas más duras,más emocional, y sobre todo pasará a la historia por esa narración simultánea del pasado y el presente, encarnada en un duelo actoral (Pacino-De Niro) en el que los protagonistas no comparten ni un sólo plano.
Por tanto, según creo yo, son dos maneras distintas pero compatibles de crear una obra maestra.
La primera, un reloj de precisión. La segunda, un desparrame maravilloso.
Veo la primera y me gusta más, pero después veo la segunda y me gusta más esta. Precisamente por esa dualidad.