Saint-Etienne–Lyon, o las dos filosofías opuestas
22:00 h 3/3/2007 Jordi Gastó
Francia se paralizará esta tarde ante el partido por excelencia. En juego habrá más que tres puntos
Sesenta y cinco kilómetros les separan, pero el fútbol francés lo considera el derby por excelencia. La histórica rivalidad entre Saint-Etienne y Lyon vivirá hoy (17.10) un nuevo capítulo. Dos filosofías opuestas, cara a cara.
ASSE y OL son clubs tan antagónicos como sus ciudades (trabajadora Saint-Etienne, señorial Lyon). ‘Les Verts’ –con diez Ligas y seis Copas francesas en su palmarés, más una final de la Copa de Europa– son el club galo más laureado. La historia dice que sus inesperados éxitos en la década de los 70 permitieron que el fútbol superara al rugby en índice de popularidad, y plantaron la semilla de los futuros éxitos de la selección. Ahora, tras graves problemas económicos y el purgatorio de la Segunda, el equipo ha recuperado prestigio –el carisma nunca lo perdió– y lucha por volver a Europa. Su apasionada afición pregona que en el ASSE se juega primero por amor a los colores y después por dinero. Los ídolos –Janot, Sablé, Gomis– son canteranos.
El Olympique Lyonnais fue, en el siglo pasado, un equipo muy menor, capaz sólo de ganar tres Copas. Pero desde el 2002 ha ganado las últimas cinco Ligas con insultante superioridad, y este año logrará la sexta. En la Champions no ha pasado de cuartos. Su afición, mucho más fría, tiene ídolos brasileños –Cris, Fred, Juninho– y el club cotiza en bolsa desde hace semanas. “En el OL se juega por dinero y después... por dinero”, apostilla una Francia futbolística que, al igual que Michel Platini, desaprueba el mercantilismo del club que sólo cuaja porque gana.
La guerra entre ciudades es total: “En Saint Etienne se vive para el fútbol, en Lyon para las estrellas Michelin de los restaurantes”, dicen unos. “Vosotros sois el pasado en blanco y negro, nosotros el futuro en color” responden otros. Pero para frase, la de Bernard Caiazzo, uno de los dos presidentes del club ‘verde’: “Lyon nunca será Saint-Etienne, porque el mejor Papa no será jamás como Jesucristo”. Impresionante.