Daredevil tiene a mi parecer las mejores etapas en general del universo Marvel, por lo menos para este humilde lector que disfruta sobre todo cuando el tono se va a lo noir.
Mis recomendaciones:
Empieza por la etapa inicial de Frank Miller a los lápices y con entintado de Klaus Janson (quien de hecho acabaría acaparando la parte artística en unos cuantos números). Esta comienza en el número 158 USA, a finales de los 70, como un cómic de superhéroes absolutamente normal de la época, incluso con algún final un tanto sonrojante, como el número en que aparece Hulk. Pero es que por aquel entonces Miller solo dibujaba; los guiones eran de Roger McKenzie. A partir del 165, Miller aparece como coguionista, pero no es hasta el número 167 cuando toma todas las riendas, y lo hace introduciendo a Elektra, nada menos. A partir de ahí, la cosa no hace sino mejorar, combinando un magnífico ambiente noirish —esos bajos fondos, ese Kingpin arrebatado a Spidey, realmente amenazador; esas sombras de las ventanas, por Dios— no exento de gotitas de humor —el personaje de Turk, ese divertido número con 'Foggy' Nelson en plan estelar—, hasta llegar a un 191 realmente memorable con Bullseye como convidado de piedra. Brillante.
Pero lo mejor está por llegar: tras un breve regreso en el número 219 (en el que ofrece una historia muy particular de Daredevil-sin-Daredevil con dibujos del gran, gran John Buscema), Miller retoma la serie en el número 226, y, a partir del 227 y durante siete números, realiza la, para mí, obra cumbre de Marvel: 'Born Again'. Enorme. Enorme por su calidad intrínseca (su guión y esos lápices del inconmensurable David Mazzucchelli) y por lo que significó. Tras eso, Miller se llevaría a Mazzucchelli a DC para regalarnos otra joya atemporal: 'Batman Year One'. En serio, si solo tuvieras que leer algo de Daredevil, que sea esto. Pero mucho mejor si viene precededido de toda su etapa anterior.
Luego puedes leer la novela gráfica 'Daredevil: Love and War', también de Miller y con dibujo de Bill Sienkiewicz. De hecho también te recomendaría las otras novelas gráficas de Miller dedicadas a la Srta. Natchios: 'Elektra: Assassin', de nuevo con Sienkiewicz (aunque a algunos puede resultarles de difícil digestión) y 'Elektra Lives Again'. Todas ellas de allá por el 86.
Posteriormente puedes dar un gran salto hasta el 93, creo, cuando Miller recuperó una vez más al personaje para ofrecernos 'The Man Without Fear' (ahora sí, con lápices de Romita Jr.).
Otro gran salto nos lleva hasta el año 2001, cuando Bendis recala en la serie y la eleva a cotas altísimas, dignas de 'Los Soprano'. Tuve que leer toda esta etapa con babero. Uno tiene incluso la tentación de recomendarla a gente no comiquera, de tan buena que es, pero me frena un poco que considero fundamental haber leído antes el material de Miller, porque esto que hizo Bendis con el personaje es una puñetera carta de amor a Frank. De verdad: genial. A poder ser, y como decía antes, intercálese con la lectura de 'Alias', también de Bendis. Todo ello es muy, muy de cine negro, a lo cual contribuye el extraordinario dibujo de Alex Maleev. (Nota: Bendis debutó en el número 16 —del Vol. 2 USA— con una historia que se extendió hasta el 19, dibujada por David Mack, muy emotiva pero con un tono bastante distinto al que le imprimió a la serie cuando se hizo definitivamente con ella en el número 26.)
El relevo inmediato de Bendis lo hizo en el número 82 Ed Brubaker, otro héroe del guión, quien junto al ilustrador Michael Lark mantuvo el nivel de la serie hasta su adiós en el 119. Material abundante, pues.
Más allá de esto, la etapa de Ann Nocenti (post-Miller) tiene sus fans, pero creo que solo he leído un número y fue en los 80, así que no puedo dar mi opinión. Y, tras Brubaker, la reciente etapa en la que aún hoy se encuentra el cuernecitos, con Mark Waid al guión y artistas tan excepcionales como Paolo Rivera o Marcos Martín, ha suscitado el aplauso unánime de crítica y público, con la peculiaridad de que Waid ha insuflado al fin aire fresco al personaje, alejándolo de la espiral de agonía en la que se veía inmerso desde la era de Miller y dotándolo de un aplaudido vitalismo del que hacía décadas que carecía. Pero aún no he llegado a eso y... tampoco puedo opinar.
Sí, siento debilidad por Matt Murdock. ^_^