Fíjate, esa sexualización del personaje de que hablas, para atraer a un público más joven (predominantemente femenino), yo la veo claramente sólo en el Fantasma de Gerard Butler, que claramente, fue un éxito entre las chicas jóvenes.Pero ya había empezado con el musical de ALW y sus versiones teatrales, y el Fantasma de Susan Kay que había aparecido más o menos por esas fechas. El libro original y la mayoría de las versiones son bastante puritanas a este respecto: o bien Erik es un perfecto caballero, o bien no está interesado en Christine como hombre, sino como artista, o bien el pobre está demasiado estropeado para esa clase de cosas, o bien se deja bastante a la imaginación del público. Empezaba a apuntarse una veta claramente romántica (más que sexy, por lo menos desde mi punto de vista), con el Fantasma de Charles Dance, más joven que los que habíamos visto anteriormente y con una apariencia más pulcra y elegante. Mucho más gore y sexualizado está el de Julian Sands, pero a ése ni siquiera lo considero fantasma. Yo creo que hay cierto subtexto a ese respecto ya en el libro original, en que la música y lo asociado a la música y al mundo del Fantasma, es muy dionisíaco en términos filosóficos, muy liberador y sin reglas, y el mundo del Fantasma es una especie de correlato tenebroso y críptico de la sociedad de arriba (que tampoco sale excesivamente bien parada). Erik se encuadraría en esa tradición gótica-romántica de personajes decimonónicos (con frecuencia, monstruos de la literatura de terror) marginados por la sociedad, inadaptados, pero en ocasiones con ciertos ribetes de dandy, de byronic type, tales como Heathcliff, Mr. Rochester, el Monstruo de Frankenstein, el jorobado de Notre Dame o el Gwynplaine de El hombre que ríe.
Sin duda es un tema sobre el que se podría comentar bastante.