Bueno, recién acabada
La muñeca sangrienta.
Siempre me ha resultado curioso que los franceses, más siendo cómo son, nunca hayan hecho su propia versión de El Fantasma de la Ópera, por más que no tengan a Leroux considerado sino como más bien un escritor de segunda fila. Tanto más curioso resulta que sí hayan hecho una adaptación de
una novela suya no demasiado conocida, de las últimas que escribió y quizá la que esté más cerca de igualar la excelencia de El Fantasma. De hecho, algunos temas ya vistos en la historia de Erik, se repiten aquí, mezclados con ciertos elementos de Frankenstein -la palingenesia y la creación de vida artificial- y Drácula -vampirismo y cultos esotéricos-, en una suerte de eclecticismo folletinesco.
Se nos cuenta aquí la historia de Benedict Masson, un joven solitario y singularmente feo que trabaja como encuadernador, y que tiene ciertas inquietudes literarias. Está desesperadamente enamorado de la joven y bella Christine (sí, la prota de esta novela se llama igual que la chica del Fantasma), su deslumbrante vecina. Pero Christine
-hija de un famoso relojero, ahora arruinado- es una chica muy moderna en un mundo muy moderno, y tiene, entre otras cosas, un novio muy formal: su primo Jacques, un estudiante de medicina muy brillante, pero un hombre muy gris. Entre unas cosas y otras, Christine y Benedict traban conocimiento con un extraño marqués, para el cual acabarán trabajando, y que posee una vasta biblioteca, con preferencia por los libros sobre temas esotéricos en ella. También tiene una esposa: una inglesa excéntrica que vive recluida en la casa, que no goza de muy buena salud y a la que todo el mundo tiene por algo loca. Se rumorea que el marqués también tiene una amante, una misteriosa bailarina india llamada la Dorga. Pero poco a poco, el atribulado Benedict descubrirá que la casa del marqués no es la única en la que ocurren cosas raras: en la misma casa de Christine, que puede ver desde la suya, tienen lugar hechos asombrosos y de difícil explicación. Sin ir más lejos, parece que Christine oculta en un armario de su habitación a un misterioso galán de arrebatadora belleza, pero de hermética conducta y cuya salud parece muy frágil: hecho extraordinario que enoja tanto al padre de Christine como a su prometido pero que curiosamente, es conocido y tolerado por ambos a regañadientes. La historia avanza, y en un momento dado, la marquesa muere, y a Benedict, que no cae demasiado bien por los alrededores, le acusan de haber matado a varias chicas de la región que han desaparecido. Proclamando continuamente su inocencia, aunque incapaz de probarla, Benedict es condenado a morir en la guillotina. Parece el final ¿verdad? Pues no es más que el principio...
En esta miniserie francesa se adaptan las dos historias que constituyen el díptico La muñeca sangrienta (acaso debiera haberse traducido mejor como sangrante) y su continuación, La máquina de asesinar. Tiene puntos extra por incluir, entre los actores del reparto, a la bella Edith Scob, que fue una suerte de Fantasma de la Ópera femenino en esa obra maestra del cine fantástico francés,
Los ojos sin rostro. En general, me ha parecido muy respetuosa con el libro, exceptuando un par de cosas (aquí Gabriel puede hablar, a diferencia de lo que ocurre en el libro, aunque cuando habla, lo hace con la voz de Masson, y el primo Jacques es un personaje algo más positivo -porque en el libro te llega a caer bastante gordo-). Masson es todo lo feo que te puedas llegar a esperar, y de hecho, es casi, casi tan feo como Erik:
véase aquí una imagen del interfecto, para que os hagáis una idea
Jorobado, con dientes de monstruo, con una sola ceja, un labio deforme, pelos hasta en la palma de las manos...En fin, un cromo... Comparadlo con Gabriel:
En general, muy respetuosa y correcta, aunque algo fría y aburrida, y que se nota que la hicieron con cuatro francos. Véanse los efectos especiales pobretones y lo mal resueltas que están las escenas de acción. Lo peor, la parte de la secta, pero bueno, en el libro también era de lo más flojo.
No voy a entrar a comentarla más en profundidad para no destriparla a quienes no la hayan visto/leído, pero me parece que da una interesante variación al triángulo amoroso que ya veíamos en El Fantasma (un triángulo que aquí, en algunos momentos, es casi un rombo), con dos jóvenes y un hombre feo pero fascinante y con un alma noble, y que en cierto modo es, al igual que Erik, un marginado. Muy interesante es también la vuelta de tuerca que le da a Frankenstein y a la idea de la creación de vida artificial, con una solución que debe considerarse precursora de los cyborgs como RoboCop o Terminator. La trama vampírica está menos lograda, pero aún así, las referencias al Drácula de Bram Stoker están presentes. Algo que se traslada incluso en ciertos aspectos visuales de la película. En fin, una obra menor del casi siempre sobresaliente cine fantástico francés, pero menos conocida quizá de lo que debería.