La verdad es que sí hay una razón por la cual he comenzado este hilo hablando del juego de mesa. Y es muy curiosa. Fue mi primer contacto con el Fantasma. Yo tenía unos ocho años, y me lo topé en los estantes de los juegos de unos grandes almacenes. Hasta ese momento, yo no tenía ni idea de que algo así existía. Poco a poco empecé a enterarme de que había una historia sobre un señor que se había quemado la cara (eso es lo que te cuentan la mayoría de las versiones), y de lo feo que se había quedado, tuvo que empezar a llevar una máscara, a vivir escondido en un sótano. Daba tanto miedo, que le llamaban el Fantasma. Y luego, se enamoraba de una cantante. El juego, como os podéis imaginar, se basaba mayormente en las versiones de Lubin y de Fisher. Curiosamente, nunca tuve este juego, ni jugué a él. Casi nunca jugaba a juegos de mesa: una de las desventajas de ser hija única, nieta única y sobrina única durante un montón de años.
Creo que las versiones en que el Fantasma empieza siendo un señor normal y corriente que pasa por una experiencia traumática, resulta desfigurado, empieza a vivir en la clandestinidad y a tramar su venganza, traicionan en cierto modo la historia original. Por desgracia, casi todas las versiones ( y la primera fue la de Arthur Lubin) han seguido este esquema ( creo que las únicas versiones en que el Fantasma nace ya desfigurado son la de Chaney -donde la desfiguración del Fantasma nunca se explica-, la versión de dibujos animados, donde tampoco se explica, la de Richardson- y la más reciente de Schumacher; en la de Darío Argento ni siquiera está desfigurado). Y éso que hay versiones bastante buenas de este tipo. Creo que en este sentido pasó lo mismo que con Frankenstein y las películas de Whale. Y es que la desfiguración del Fantasma parece haber tenido siempre perplejos a guionistas y adaptadores, que no sabían como plasmar aquello en el cine de modo satisfactorio y de una manera comprensible para el espectador.Spoiler: