Con quién compartir mis desgracias si no con la gente de este encantador foro, al que tanto le debo. Otras veces habeis sido vosotros quienes lo habeis pasado mal y, dentro de lo posible, os he intentado animar. Pues ahora el que lo pasa mal soy yo.
Todo empezó hace unos 10 meses, cuando cometí por imprudencia, estupidez, osadía y temeridad (y por que no reconocerlo, mi ego masculino) uno de los errores más grandes de mi vida, y que fue liarme con una compañera de trabajo. Llevábamos unos 2 años sin vernos prácticamente por que la habian trasladado. Y hace una año volvió.
Yo la conocía desde hace 6 años, y nos llevámamos fatal, no nos soportamos, porque además no tenemos prácticamente nada en común, somos como el día y la noche.
Por venganza, por utilizarme (o al menos así lo he sentido yo) contra una serie de personas (aunque esto ahora no viene al caso), se acercó a mí, y entre unas cosas y otras, acabamos un 11 de enero liándonos.
Es una persona que no quiere compromisos, no quiere ataduras, que no manden sobre ella, no quiere una relación estable, huye de todo eso. Sin embargo el día a día no es así (sino explicarme como una persona así, deja en mi casa un cepillo de dientes para cuando se queda a dormir, o me dice que compre comida que a ella le gusta para cuando este allí).
No quiere que nadie sepa que estamos juntos, ni si quiera mi hermana, que apra mi es lo más grande que hay en este mundo, además de mi mejor amiga.
En su defensa tengo que ella me lo dejó clarito desde un primer momento, pero yo pensé que podría controlar la situación, y la verdad es que se me ha ido de las manos.
El viernes tuvimos una pelotera porque me sento muy mal un detalle por parte de ella. Yo tenía que entrar a trabajar y podíamos que dar nada más que una hora, porque ella salía de su turno. Me dijo que al final no salíamos porque no andaba bien de dinero. Pero resulta que otro compañero la dijo que la invitaba a cenar y en seguida se fue y acepto. No me molesto que saliera con él, porque yo le conozco y es más o menos amigo mío. Lo que realmente me cabreó fue que, siendo este tío amigo, podíamos haber estado los 3, no se vería raro, y así nos podríamos haber visto un ratito. O al menos es lo que yo habría hecho, ya que tengo muchas ganas de verla y estar con ella. Si no lo hizo, pienso que será porque no tendrá tantas ganas de verme o estar conmigo. Cuando le he reprochado esto, me dijo que no se le había pasado por la cabeza, y eso me cabreó aun más.
Ahora no me siento nada bien, tengo unas ganas terribles de llorar porque veo que esto no tiene sentido, que he perdido el tiempo, que se acaba algo que no debio empezar. Tengo la cabeza liada y no exponer claramente lo que siento.
Y sobre todo porque tengo y tendré que verla en el trabajo, siendo esto muy desgradable.