Resulta que en el proceso anómalo experimentado por Benjamin, donde rejuvenece en vez de envejecer, dicho rejuvenecimiento sólo afecta al plano físico, que no mental, permitiéndole mientras es un anciano conservar la lucidez. Sin embargo rápidamente se entra en el terreno de las contradicciones cuando se atisba que esa madurez mental que le permite estar lúcido en un cuerpo de 80 años, no se traduce a su vez en una mentalidad plenamente formada y madura, disponiendo de la actitud propia de un infante. Carece de sentido alguno y más cuando posteriormente, al convertirse en un niño, experimenta síntomas de demencia propios de la vejez. Puedo entender la retórica de que el ciclo vital de una persona funciona el revés, pero en ese caso, lo lógico es que sea a todos los niveles, no sólo en el físico y el mental a conveniencia del guión... Lo que se traduce en última instancia, en anomalías y incoherencias de difícil explicación y argumentación.
Tampoco quedan bien resultas las idas y venidas amorosas de Benjamin y Daisy (tratado de manera muy superficial), por no mencionar el hecho de que nadie se acaba de cuestionar en ningún momento porqué una persona que nació anciana, se vuelve joven, dato en el que casi nadie repara y pasa totalmente inadvertido para el común de los mortales, a pesar de los numerosos testigos que aprecian dicho proceso...