Buenas compañeros. No sé si soy el único que echa de menos aquella lejana época, difusa entre finales de los 60 y los años 80, en la que los cómics de terror eran abundantes, incluso predominantes en nuestro país, nos llegaban de todas partes, eran baratos y de fácil acceso, ya que no solo los tenían en tiendas de comics (si es que tal cosa existía en la época) sino que podías encontrarlos en librerías, quioscos...
La procedencia de los cómics era variadísima. Muchas veces eran de producción española y USA, pero también venían de Italia, Argentina, Inglaterra, o Francia. También variaban muchísimo en el estilo y el género, pues había de todo: adaptaciones de películas famosas e historias más o menos originales, cómics que terminaban con el típico truco o final sorpresa irónico y cruel, y los que no. ¡Y las historias! Hoy en día estamos acostumbrados a monstruos buenos y héroes trágicos o anti-héroes con cara de monstruo, pero en la época solía ser más simple y más efectivo: los monstruos eran monstruos, daban miedo y asco, eran seres crueles y sin más trasfondo que su maldad: vampiros, zombis, licántropos, fantasmas, espectros, asesinos sádicos escapados de un giallo... no había todavía sutilezas ni pretensiones de ningún tipo, salvo entretener (e incluso asustar) al lector.
Los protagonistas de la mayoría de esas historias no solían acabar bien... los que hayáis leído algo ya sabéis a lo que me refiero: acababan muertos de forma horrible, locos, se convertían en monstruos o asesinos, o bien se quedaban encerrados sin salida en algún sitio espantoso. Eran historias con una ambientación de inspiración clásica muchas veces, incluso gótica, en sus escenarios: cementerios tenebrosos, mansiones siniestras en caminos apartados, manicomios y morgues... todo muy clásico, supongo que algo que no sería del gusto de la gente de hoy, para mi desgracia, pues estoy enamorado de aquellas historias. Tanto esa forma de contar historias (clasicismo, sin pretensiones, abogando por el misterio, lo bizarrro y excesivo) como ese formato (magazines de terror) no sé si tendrían cabida en los gustos y en el mercado hoy en día.
Haciendo un pequeño repaso a lo que sacaron, a la cabeza quedan las producciones de la Warren, herederos de los cómics EC que realmente empezaron todo esto en los años 50: Creepy, Eerie y Vampirella, aunque en España, editados por Toutain, Eerie se dividió en las series de cómics llamadas Vampus y Rufus. Hay que decir que muchas veces además de cómics Warren se metían otras cosillas bajo esas cabeceras, mucha producción española, y también, se metían refritos o "reediciones" de historias, por lo que la numeración y contenido del Creepy español es realmente compleja y no siempre coincidente con el Creepy de la Warren. Los autores, en cualquier caso, chorrean calidad: a los que levantaron la revista, entre los que podemos encontrar a Reed Crandall, Archie Goodwin, Jack Davis, George Evans, Frank Frazetta, Gray Morrow, Berni Wrightson, Joe Orlando, Steve Ditko, Alex Toth, Angelo Torres o Al Williamson, hay que sumar a los autores españoles que fueron llegando y triunfando, en fin, Jaime Brocal, Luis Bermejo, Martín Salvador, Fernando Fernanez, José Gonzalez, Esteban Maroto José Ortiz... entre muchísimos otros.
Después estaban los cómics de terror de Marvel de los 70, auténticos experimentos que hoy empiezan a ser recuperados tímidamente, con La tumba de Drácula de Colan y Wolfman como cabeza visible y el tebeo más recordado, pero tambuén estaban Monsters Unleashed, Vampire Tales, Tales of The Zombie... la mayoría editados por Vértice, muchas veces dentro del sello genérico "Escalofrío" que las acogía a todas. Una delicia. Parte de ese material está siendo recuperado ahora en España, como La tumba de Drácula (por primera vez desde la época Vértice, en color y en su formato original) o Vampire Tales, en lo que espero, solo sea el prólogo de una recuperación completa de los experimentos terroríficos de Marvel. Cierto es que estos cómics sí son muchas veces (aunque no siempre) historias de "héroes condenados" como el hombre lobo, o "personajes incomprendidos" como Frankenstein, y que es el Drácula de Marvel sino un anti héroe que, a pesar de sus incontables crímenes, tiene un retorcido pero honesto código de honor. Se trata de un material que, a mi humilde entender, no tiene precio.
SOS, Escorpion, Horus, Panico, Terror, Zombie los muertos vivientes, eran ya historias nacionales editadas en España, por la Editorial Valenciana, que editó muchos clásicos del cómic español. La mayoría intentaban imitar el éxito de los cómic Warren con mayor o menor éxito, y aunque generalmente no eran un material a la altura de los ya mencionados, no he leído tanto como para poder recomendarlos o desrecomendarlos.
He dejado, como suele decirse, lo mejor para el final, o al menos, mi favorito claro y ganador: Dossier negro. Según todas las fuentes consultadas, es el cómic de terror más longevo editado en España, 20 añazos entre 1968 y 1988. Editada por Ibero Mundial Ediciones (al menos al principio, pues este cómic ha pasado por varias editoriales y en su última etapa lo editaba Ediciones Zinco). Dossier negro se abastece de una cantidad y calidad de material bastante alucinante. En un principio se nutría de historias provenientes de Italia y sacadas de diversas agencias españolas, pero en unos 20 números empezaron a echar mano de los cómics de Warren, es decir, también en Dossier negro podemos encontrar Creepys, Eeries o Vampirellas en sus páginas, aunque eso sí, sin los anfitriones originales.
Cuando empiezan a escasear las historias Warren, se llega a un acuerdo con Skywald (editora americana que competía con Warren en los USA) y se empieza a editar su material. Así tiran hasta alcanzar casi el número 100. Después de esto, Dossier Negro nunca llega a alcanzar el filón de calidad de esos primeros gloriosos 100 números (aproximadamente): acaba la dictadura, llega el destape, los cómics para adultos, los elementos eróticos en cómics de cualquier género. Se acaba el material Skywald y empiezan a comprar material de "terror" de la casa DC: independientemente de su calidad como cómics, estaban desprovistos de cualquier elemento excesivamente violento, sangriento o sexual, eran historietas de suspense extremadamente light. Es decir, eran descafeinados a más no poder, al menos comparados con los descarnados cómics de la Warren o Skywald. Lo mejor (genial) de esa época, son los cómics de La cosa del pantano de Alan Moore, que empezaron a editarse en Dossier Negro.
Con este último cambio, con historias de otros géneros como Torpedo o Larry Manino publicándose entre vampiros y bichos, Dossier Negro entra en la barrena, y a finales de los 80, acaba cerrando, como casi todos los magazines de terror, que no sobrevivieron a esa década. Llegaba la era de los superhéroes en España, y no parecía haber ya sitio para el terror clásico.