Yo simplemente, sin entrar en análisis ideológicos de las películas de Nolan, y con vuestro permiso, quisiera apuntar algo que ya comenté en otro hilo: el cariz ideológico que nosotros podamos interpretar o extraer de un obra, en caso de parecernos cuestionable, no debería ser óbice para permitirnos apreciar sus cualidades cómo obra artística, si las tuviese.


Quiero decir, por ejemplo, ¿deberíamos desdeñar la importancia capital en la historia del cine (y de la música de cine) de Alexander Nevsky, de Eisenstein, , sólo porque la película es un nada disimulado panfleto propagandístico a mayor gloria de Stalin; encargado además ex profeso para enaltecer al pueblo ruso frente a una posible invasión germana?.


Sería de lo más desafortunado, creo yo. La impresionante labor de dirección y montaje, la tremenda importancia narrativa de la música de Prokofiev, con una sincronía casi enfermiza y usada incluso cómo falsa música diegética en determinados momentos (hasta entonces la música de cine sólo tenía función ambiental/descriptiva), el revolucionario trabajo de encuadre y planificación, el patrón con el se han medido todas las batallas multitudinarias en el cine moderno (la larga contienda de ¡30 minutos!, sobre el hielo...).


Es puro cine, épica, a ratos terrorífica y también emocionante... eso es todo lo que debería importarnos cuando nos sentamos a ver una película, leer un libro o escuchar un disco.

¿Debo quemar todos mi libros de Oscar Wilde porque ahora se sabe que fue un pedófilo? ¿O tirar a la basura todas mis grabaciones de clásica a cargo de Valery Gergiev por su amistad íntima desde hace más 30 años con Vladimir Putin y haber manifestado su profundo rechazo hacia la homosexualidad?.

Lamentablemente, ser una buena persona no es requisito para crear obras de arte. Si eres un ser moral, ética, e ideológicamente, despreciable según mis principios, código moral y manera de ver la vida, contarás con mi absoluto y total rechazo... pero si escribes, diriges, compones, pintas o esculpes cómo los ángeles... te alabaré por ello.



De modo que, si el compañero De Burgo contempla un subtexto ideológico cuestionable y/o peligroso en determinadas películas del director británico, pero le encantan cómo están interpretadas, dirigidas y fotografiadas, quizá deba intentar dejar lo primero al margen cuando se disponga a ver su cine.