Pues lo que decía, que me ha parecido un peliculón. Me ha reconciliado con Nolan después de la enorme decepción que supuso para mí Interstellar.
Además de que me parece una película absorbente y apasionante, creo que esta película se estudiará por su gran manejo del tiempo cinematográfico, su trabajo de dirección, montaje y sonido (y dentro del sonido incluyo la música de Zimmer, que se integra como un elemento más, una banda sonora casi experimental).
Y es que en el fondo la percepción del tiempo y su plasmación en el cine ha estado siempre en el cine de Nolan, desde la estructura de Memento, las noches insomnes de Pacino en Alaska, el pasado de Bruce Wayne interfiriendo en su presente, o los bucles temporales de Interstellar...
Pero si hay una película de la que me he acordado ha sido de Origen, y más concretamente, de ese enorme tercer acto en el que creaba un montaje paralelo en cuatro niveles distintos de sueño, en cada uno de los cuales el tiempo transcurría de forma distinta. En el fondo no dejaba de ser casi un fragmento metalingüístico, que parecía reflexionar sobre la habilidad del cine para doblar y manipular el tiempo a su conveniencia. A veces conviene dilatarlo, a veces comprimirlo.
Desde que presenta las distintas líneas temporales y narrativas de Dunkirk, me di cuenta de que Nolan estaba haciendo el más difícil todavía: el tercer acto de Origen expandido en una película entera. En realidad, toda la película es como un tercer acto: no se nos ha presentado a los personajes ni se ha desarrollado la situación que les lleva a la confluencia de Dunkerque. Nolan nos laza de lleno en lo que en cualquier película sería el clímax, y dilata el tiempo, hasta llegar a los 100 minutos tan escasos para lo que suele hacer.
Cuando digo que dilata el tiempo no me refiero a que la película sea lenta o añada tiempo superficial, más bien al contrario: una de las referencias de las que se ha hablado es Alfred Hitchcock, y en efecto, una de las enseñanzas de Hitchcock (en el magnífico libro con Truffaut) es que el suspense consiste en dilatar el tiempo, dar información al espectador de que se acerca una amenaza, y dilatar el tiempo todo lo posible para que se ponga nervioso. Eso es lo que consigue Nolan en esta película: exprime cada situación como un limón hasta la última gota de interés, un ejercicio cinematográfico impresionante (y repito, además de eso, una magnífica película que no me ha permitido retirar la vista de la pantalla, no es una película de ratón de filmoteca).
Es como si Spielberg hubiera rodado toda una película solo con el desembarco de Normandía, centrándose en varios personajes y exprimiendo cada situación. Este rescate de Dunkerque podría haber sido un tercer acto de unos 45 minutos en una película normal. Pero Nolan se ha planteado un doble salto mortal con tirabuzón.
Por otro lado, la experiencia de ver la película en un cine IMAX (aunque sé que uno digital no es lo mismo que verla en 70 mm) es totalmente inmersiva, los planos aéreos dan auténtico vértigo, los momentos en que caen bombas en la playa te retumba el pecho... es lo más parecido a vivir la película en primera persona. Por desgracia, para verla en ese cine hay que pagar el peaje de verla doblada, lo cual siempre saca un poco de situación (no me gusta nada la voz que le ponen a Mark Rylance, por ejemplo). Además, no sé si les habrá pasado lo mismo a otros compañeros, pero yo no entendía bien los diálogos de los pilotos cuando iban con la boca cubierta, eso hizo que en algún momento de la trama aérea me despistara un poco. Ahora me toca verla en V.O. para cimentar esa parte.
Por poner una pequeña pega más, quizás habría restado algo de tiempo a la historia del barco de Mark Rylance, en algún momento a mitad de película me pareció que se podía recortar y me apetecía más volver a las otras historias.
Respecto a la supuesta frialdad y demás: es curioso, siempre se pone esa pega a sus películas, y a mí me parece que, por más que la forma cinematográfica sea cerebral, el núcleo de sus historias siempre es emocional, y todas consiguen llegarme en algún momento por ese camino también. En el caso de Dunkirk,
la mirada entre Rylance y su hijo después de que este mienta al soldado diciendo que el chico "se va a poner bien", la llegada de los barcos civiles y la reacción de Brannagh -que por cierto lo veo espléndido en la película- y por supuesto en el acostumbrado montaje final de cada película de Nolan
Creo sinceramente que la película presenta una serie de situaciones tan potentes, que empatizas con los personajes casi de forma automática, como pasaba en la escena inicial del Soldado Ryan. Después se van añadiendo matices, y es cierto que no llega a profundizar en ninguno, pero al ser una situación desesperada detrás de otra, los personajes se retratan de un modo más claro a través de sus acciones (el ser humano bajo esa presión demuestra qué tiene dentro). Al fin y al cabo, podemos considerar que es el protagonismo es coral, se puede decir que el soldado inicial es el que tiene más tiempo en pantalla y quizás más peso, pero no hay grandes diferencias.
En fin, una de las grandes películas de los últimos años, que necesito volver a ver cuanto antes, porque tengo la sensación de que con cada visionado me revelará matices (siempre me pasa con Nolan). No es que los Oscars signifiquen mucho en cuanto a calidad, pero sinceramente espero que esta vez reconozcan este gran trabajo de dirección y no se lo roben para dárselo al próximo drama de moda de tema social.
Nota:
9.5