Debo ser el único al que le parece mala. Todo es previsible, convencional y atiende a las fórmulas comercial más comunes. La narrativa es tan vacía y exenta de fuerza como sus personajes, y ni siquiera su estética, que por lo visto debería tirarme de espaldas, me produce el más mínimo asombro. En fin, así es el gran cine contemporáneo...