A mí, My Fair Lady es una película que me fastidia un poco, como comentaba hace poco no recuerdo dónde
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La versión de los años 30 con Leslie Howard la tengo muy enterrada en mi mente y no recuerdo qué tal era de fiel al libro. Pero el musical y su adaptación al cine me parece que subvierten totalmente el mensaje de la obra de teatro, tal y como la concibió Shaw. Simplemente, Eliza y el borrico del Sr. Higgins nunca hubieran podido acabar juntos, por una multitud de razones. Mensaje que no está de más recordar en estos tiempos en que se permite a paletos que debieran estar en el campo picando terrones entrar en parlamentos e insultarnos a las mujeres sin que nadie mueva una pestaña, y en que parece que asesinarnos es muy fácil y sale barato
. Shaw era un personaje muy adelantado a su tiempo: creía en el feminismo, el socialismo y el animalismo (y éso se refleja en obras suyas como Androcles y el león o las ya citadas Pigmalión y César y Cleopatra), y creía firmemente en la importancia de la educación para transformar a la gente y a la sociedad. Como la propia Eliza llega a decir en algún momento, uno de los personajes (creo que era el Coronel Pickering) es un caballero porque trata hasta a las floristas como si fueran princesas; mientras que Higgins no lo es, pues hasta a las princesas las trata como floristas. Higgins ha explotado a Eliza, ha abusado verbalmente de ella, la ha usado como objeto para una inquietante apuesta ¿y hemos de aceptar que ella le esté agradecida hasta el punto de querer vivir con él? El mensaje de la película de Cuckor (como el de Pretty Woman, otra película inquietantemente popular entre el público femenino) es cuanto menos perturbador. Creo que el mensaje que quería dar Shaw sigue plenamente vigente, y que la educación es cada vez más necesaria para cambiar la sociedad, sobre todo viendo cómo en los últimos años los derechos de gran parte de la sociedad están mermando, mientras que los poderes públicos ya no sólo miran para otro lado, sino que hasta parecen aplaudirlo.
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