Hay adaptaciones de las obras de Julio verne, algunas mas afortunadas y otras menos, pero recientemente, y hablo de memoria, en los ultimos 20 o 30 años nada que realemnte se pueda llamar adaptacion.
Con que leas 4 libros de Verne, te das cuenta que serian realmente faciles de adaptar al cine, al menos la mayoria, ya que es un escritor muy "cinematografico". Adaptar hoy dia fielmente obras de este escritor, repetando epoca etc, serian sin duda, con poco esfuerzo exito asegurado.
En cuanto a DE la tierra a la luna, dejando claro que la pelicula muda es una obra maestra, poco tiene que ver con la novela, que seria una delicia como pelicula.
La isla del Dr.Moreau (The Island of Dr.Moreau), de H.G.Wells (1896),
Vs.
La isla de las almas perdidas (Island of Lost Souls), de Erle C.Kenton (1932) / La isla del Dr.Moreau (The Island of Dr.Moreau), de Don Taylor (1977)
“La isla del Dr. Moreau” es una excelente novela de Wells, que tanto la podemos situar en el terreno de la ciencia ficción como del terror. Su argumento es bien conocido: un náufrago, Edward Prendick, se ve obligado a permanecer en una pequeña isla del sur del Pacífico, donde un misterioso médico, el Dr. Moreau, ayudado por un antiguo estudiante de medicina, Montgomery, se dedica a practicar extraños experimentos con animales. La isla, además, está habitada por un grupo de individuos de aspecto grotesco, que parecen dominados por la voluntad de Moreau. Cuando Moreau inicia la vivisección de un puma, Prendrick no podrá soportar los chillidos escalofriantes de la bestia y huirá a través de la isla, descubriendo el poblado de los deformes isleños, los cuales siguen un conjunto de mandamientos al que llaman la Ley, siendo uno de ellos, un extraño ser de pelo gris y de rostro casi invisible, el encargado de recordarlos (el que dice la Ley, “the Sayer of the Law”).
Ante la reacción de rechazo de Prendrick hacia los experimentos de Moreau, este le confesará que los habitantes de la isla son animales a los que ha pretendido convertir en seres humanos mediante la técnica de la vivisección, de la cual es un consumado especialista. La naturaleza de sus experimentos es lo que le obligó a abandonar Londres y refugiarse en una isla alejada de las rutas comerciales, a la espera de conseguir el éxito de convertir los animales en seres humanos plenos, para lo cual ha de lograr que los animales transformados no experimenten una regresión. Los acontecimientos se precipitan cuando el puma se escapa del laboratorio (la llamada “casa del dolor”, “the House of Pain”) y Moreau sale en su persecución. Prendrick encontrará al animal y a Moreau muertos (muerte que en la novela no se narra, ocurre fuera del relato). Los semihumanos se empiezan a descontrolar, ya que observan que no se cumplen fielmente los mandamientos de la Ley, de manera que caen en el desenfreno lo cual va a comportar que también Montgomery (completamente borracho) acabe muriendo. Finalmente, gracias a una embarcación que encalla en la isla con sus ocupantes muertos, Prendrick consigue abandonar la isla y ser rescatado por un buque que lo devolverá a la civilización.
La narración de Wells, como tantas otras obras de estas características, está narrada por su protagonista, Edward Prendrick, en forma de memorias que su sobrino descubre y publica después de la muerte del autor. Nada ni nadie corrobora su extraña historia, por lo que el lector puede crearla o no (distanciamiento que no se da en las versiones cinematográficas que comentaré). Hay cinco personajes clave en la novela que se repiten en las películas: el Dr.Moreau, Prendrick, Montgomery, el que dice la Ley y el criado, M’Ling.
El personaje de Moreau está tratado de manera muy diferente: en el film de Kenton, claramente encuadrable en el género de terror de principios de los 30 (aunque aquí estamos en una producción Paramount, no Universal), Moreau (un espléndido Charles Laughton) es un mad doctor cruel, sádico y caprichoso, que nos obsequia con todo tipo de miradas lascivas y malévolas que no dejan duda sobre sus intenciones; en cambio, en el film de Taylor, Burt Lancaster le da una dignidad y seriedad al médico que se acerca más a la novela, aunque tanto en el original literario como en este film, finalmente hemos de concluir que el comportamiento de Moreau es insano, propio de un loco, de alguien que como Victor Frankenstein ha decidido jugar a ser dios.
El náufrago recibe nombres y tratamientos argumentales distintos en ambos films: en el de Kenton, Edward Parker (un algo soso Richard Arlen) es un personaje bastante pasivo, eclipsado por la figura de Moreau; en el de Taylor, Andrew Braddock (Michael York) es un personaje mucho más activo, que se va a enfrentar más directamente a Moreau. También Montgomery tiene mucha más personalidad en el film de Taylor (gracias a la interpretación de Nigel Davenport), más cercano a un cazador que a un médico, mientras el de la versión de Kenton (Arthur Hohl) parece un hombre apocado, incómodo en su papel de ayudante de Moreau.
El Sayer of the Law de Kenton es, ni más ni menos, Bela Lugosi, un personaje de mirada enloquecida y acento extraño, al que la cámara enfoca en perturbadores primeros planos (donde es difícil reconocer la cara del actor húngaro).
En la de Taylor, lo interpreta el veterano Richard Basehart con bastante convicción.
Finalmente, M’Ling, el criado, es el actor Tetsu Komai en el de Kenton (sin demasiado relieve), mientras que para Taylor es, y ahí radica una de las sorpresas del film, Nick Cravat, el inolvidable compañero de varios films de Burt Lancaster (con quien ya hacía pareja en el circo), entre ellos los “mudos” (aunque Cravat no lo era) Piccolo de El halcón y la flecha (de Tourneur) y Ojo de El temible burlón (de Siodmak).
Pero tanto el film de Kenton como el de Taylor presentan notables diferencias con la novela. La más destacada del de Kenton, y sin duda la más recordada y acertada, es la presencia de la mujer-pantera (una inquietante y seductora Kathleen Burke), que Moreau pretende emparejar con Parker.
Por su parte, en el de Taylor se añade también un personaje femenino, Maria (la bella Barbara Carrera), que parece un tanto innecesario, ya que no aporta nada a la narración, más allá de asegurar un rostro bonito en medio de tanta fealdad.
Aunque…
Spoiler:
En el film de Kenton hay otra derivación muy interesante, que abunda en ese toque sádico y cruel de cierto cine pre-code: la novia de Parker consigue llegar a la isla para rescatarlo. Moreau la invita a dormir en su casa para que puedan descansar antes de abandonar la isla, y durante esa noche ordena a otro de los semihumanos, Ouran (un ser de aspecto gorilesco) que vaya a su habitación, con la clara intención de violarla y propiciar el emparejamiento entre un humano y un animal humanizado, ya que ha fracasado en el caso de la mujer pantera (por culpa de la regresión que hace que sus dedos se conviertan en garras, lo cual espanta a Parker). Este detalle me recuerda las sádicas intenciones del Dr.Mirakle (Bela Lugosi) en Doble asesinato en la calle Morgue.
En el de Taylor también hay una novedad notable. Moreau experimenta con Braddock un proceso a la inversa: convertirlo en un animal, para así poder conocer a través de su testimonio lo que se siente en el proceso de transformación. En este caso, también habrá una regresión, volviendo a su estado humano (con mucha rapidez, todo sea dicho). Además, en el caso del film de Taylor no parece que el método de Moreau sea la vivisección, sino más bien el uso de algún tipo de producto de laboratorio con efectos genéticos.
Ambos films difieren de la novela en la manera de mostrar la muerte de Moreau (que, como he dicho, en Wells queda “fuera de campo”). En el de Kenton nos situamos directamente en el género de terror: la turba de semihumanos arrastra a Moreau a la Casa del Dolor donde lo someten a una vivisección tumultuosa.
En el film de Taylor, Moreau muere también como consecuencia de las heridas que le infligen sus criaturas. Posteriormente, Braddock intenta espantar a las criaturas de Moreau mediante su cadáver, que cuelga a la entrada del recinto que alberga la Casa del Dolor (una interesante reflexión sobre el papel de las religiones).
En resumen, excelente texto, que muestra una vez más el carácter de polemista de Wells, su denuncia de las vivisecciones y de la falta de control ético de la experimentación científica (y, de fondo, yo creo que también hay una cierta denuncia metafórica del imperialismo colonialista, del dominio incontrolado del mundo por parte de la llamada “civilización occidental”, además de retratar a una especie de dictador que se excusa en la ciencia). La película de Kenton, excelente en su ambientación expresionista, en su trabajo de iluminación, se muestra como un magnífico film de género, mientras que la de Taylor, aunque con cierto aire televisivo, y una realización a plena luz del día que perjudica lo forzado de las caracterizaciones de los semihumanos, se mantiene dentro de una cierta corrección, demostrando en la secuencia del incendio del laboratorio y de la huida de los animales enjaulados un notable dominio del trabajo de los especialistas.
Hay otras adaptaciones cinematográficas. Destaco dos: La isla del terror, del filipino Gerry de Leon, film en blanco y negro que recuerdo haber visto en mi infancia y no he podido revisar nunca (hay una edición en DVD) ; y la esperpéntica La isla del Dr.Moreau, de John Frankenheimer, con un bufonesco Marlon Brando como Moreau, Val Kilmer como Montgomery, David Thewlis como el náufrago (que se llama Edward Douglas en esta ocasión), y Ron Perlman como el “Sayer of the Law”. En esta caso tengo tan mal recuerdo de ella que no me apetece nada revisarla. Lástima de reparto y de director.
y la esperpéntica La isla del Dr.Moreau, de John Frankenheimer, con un bufonesco Marlon Brando como Moreau, Val Kilmer como Montgomery, David Thewlis como el náufrago (que se llama Edward Douglas en esta ocasión), y Ron Perlman como el “Sayer of the Law”. En esta caso tengo tan mal recuerdo de ella que no me apetece nada revisarla. Lástima de reparto y de director.[/QUOTE]
Yo destacaría sus grandisos títulos de crédito creados por Kyle Cooper. Diría que casi lo mejor del film
http://www.artofthetitle.com/title/t...-of-dr-moreau/
Saludos
Q: "I'm your new quartermaster"
007: "You must be joking"
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CLAUDIO: "Lady, as you are mine, I am yours"
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EISENSTEIN: "I'm a boxer for the freedom of the cinematic expression" -"I'm a scientific dilettante with encyclopedic interests"
Excelente análisis tanto de la novela como de las diversas adaptaciones cinematográficas.
Tenía pensado revisar la película de Kenton en breve para incluírla en LA PRIMERA EDAD DE ORO DEL CINE FANTÁSTICO del hilo https://www.mundodvd.com/las-ultimas...sto-casa-7998/ pero dudo mucho que pueda añadir algo nuevo a lo que tan bien comentas.
Gracias, pero seguro que sí que puedes añadir mucho. Cada uno tiene su estilo a la hora de analizar una película y además el propósito puede ser distinto. Aquí mi intención era, siguiendo la orientación del hilo, comparar obra literaria y película. En otros hilos nos podemos centrar más en aspectos estrictamente cinematográficos.
Un análisis que podría ser muy interesante es ver la película de Kenton a la luz de otras obras de la misma época pre-code, como la que apuntaba de Robert Florey (Doble asesinato en la calle Morgue) o otros títulos como: La máscara de Fu-Manchú, de Charles Brabin; The Black Cat, de Edgar G.Ulmer; The Raven, de Lew Landers, etc., films plagados de mad doctors y supermalvados, crueles, sádicos, perturbados, insanos. Quizá hubiera sido necesario un Siegfried Kracakuer norteamericano (o quizá lo hubo, lo ignoro) que analizará este modelo de film dentro de las coordenadas político-sociales de la época. ¿Consecuencias de la Gran Depresión iniciada en 1929? ¿Anuncio de un fascismo norteamericano que no llegó a ser (o mejor dicho, que no llegó a gobernar, porque de haberlo habíalo)?
Última edición por mad dog earle; 08/11/2017 a las 10:09
La de Florey ya la comenté (https://www.mundodvd.com/las-ultimas...8/#post4085501) y las de Ulmer y Friedlander están en camino. De THE MASK OF FU MANCHU, desgraciadamente, no dispongo de ninguna copia (sea legal o no, todo hay que reconocerlo). También comenté dos estupendas películas en Technicolor bicromático de Michael Curtiz (https://www.mundodvd.com/las-ultimas...2/#post4061604).
Para llegar a cabo el trabajo sigo el órden cronológico (o sea, la fecha de inicio de rodaje) que establece el crítico Jonathan Rigby en su espléndido libro AMERICAN GOTHIC (2007).
Y, volviendo al tema de Wells, yo siempre lo he considerado el auténtico padre de la ciencia ficción. Aunque autores como Brian W. Aldiss siempre hablan de Mary W. Shelley y su obra FRANKENSTEIN (de la que por cierto se anuncia una edición anotada) como los auténticos padres (o mejor dicho, madres) del género, el escritor que trazó las líneas generales de buena parte de las temáticas de la ciencia ficción es Wells (viajes en el tiempo (y el espacio), experimentación genética, invisibilidad, mutaciones, etc.)
Hay edición en DVD. Con anterioridad a esta, hubo una edición Warner-Impulso, que es la que tengo, que tenía una calidad aceptable. Desconozco si se trata de la misma copia.
Siguiendo con La isla del doctor Moreau, que llevo años deseando leer pero nunca encuentro tiempo, he de decir que soy completo admirador de H.G. Wells y me encanta la simpática, sin connotaciones negativas, adaptación clásica de su Máquina del Tiempo. Rod Taylor está genial en esa película.
Pues resulta que me he acordado, haciendo memoria, de que hay una "adaptación" que me parece que no habéis citado y que me temo que puede ser muy de vuestro gusto. Está nada más y nada menos que dirigida por uno de los directores de dos de las más grandes obras maestras, en mi opinión, que he visto. Estas son King Kong y The most dangerous game, y el director es Ernest B. Schoedsack. El filme que digo que he leído que tiene referencias a La isla del doctor Moreau es Doctor Cíclope de 1940. No la he visto.
La tengo. Creo que es la primera película de cine fantástico (o más bien, ciencia ficción) en Technicolor tricromático.
Me refiero a este excelente "pack":
Efectivamente, yo también tengo una especial debilidad por EL TIEMPO EN SUS MANOS de George Pal. Tiene un punto fatalista que me atrae. Y Rod Taylor era un sobrio intérprete con grandes trabajos en LOS PÁJAROS y CHUKA (un excelente western a reivindicar).
Última edición por Alcaudón; 09/11/2017 a las 00:34
Dr.Cyclops es un film que sigue el esquema ya clásico, casi podríamos decir tópico, en esa época (1940) del mad doctor. Como tal, se pueden encontrar puntos de contacto con el Dr.Moreau (si tomamos a este como prototipo de mad doctor, como lo fue antes Victor Frankenstein), además del hecho de situar la acción en medio de una espesa jungla sudamericana, alejada de la civilización. Pero los puntos de contacto con la novela de Wells acaban ahí. La película, que vi por primera vez hace poco tiempo (me hice con el pack a que se refiere Alcaudón) y que llevaba décadas queriendo ver, me decepcionó un poco, quizá porque las expectativas eran muy altas y porque el arranque del film promete mucho. Pero luego la película derivada en el típico juego del gato y el ratón, siendo en este caso los ratones humanos reducidos a diminutas proporciones (algo que ya vimos en The Devil-Doll, de Todd Browning, y en cierto modo en los homúnculos del Dr.Pretorius en Bride of Frankenstein, de James Whale). Ese segmento del film (que ocupa buena parte de su metraje) me pareció más tópico, menos interesante: me recordó una serie televisiva norteamericana que programó TVE en mi infancia, Tierra de gigantes. Eso sí, los efectos especiales del film de Schoedsack eran excelentes para la época.
Lo cierto es que no he visto ni una de las 4 que señalas y ganas no me faltan, especialmente The devil-doll. Bride of Frankenstein tendré que verla algún día, sobre todo si es mejor que la anterior de Whale. Con respecto a Dr. Cyclops no sabía que tuviera tan poco que ver con La isla del Dr. Moreau, pero recordaba haberla visto por ahí como adaptación libre o algo así. También recuerdo que hay una película italiana de los 70-80, esas que hacían en co-producción, que estaba inspirada en la novela de Wells, pero no recuerdo el nombre ahora mismo. No era ninguna maravilla. Creo que había un mad-doctor que hacía experimentos en la jungla o algo así con cuerpos y allí acudía una pareja, pero la tengo olvidadísima.
Otras tres adaptaciones de la novela que no hemos citado serían:
-Los hombres del ocaso (The Twilight People) de 1972, creo que no es muy afortunada. Ha sido editada hace poco en blu-ray en el extranjero.
-Die Insel der Verschollenen (1921) adaptación de la época del cine mudo alemán. He encontrado esta imagen:
-The Island of Doctor Agor (1971) cortometraje de Tim Burton:
Primero de todo... me alegro de ver por aquí a Jane Olsen. Nos tenías preocupados, a parte de encontrar a faltar tus comentarios. Espero que tu ausencia no haya sido debida a nada grave.
Respecto a los tres films que cita Mizoguchi, no he visto ninguno de ellos. El corto de Burton aparece como adaptación de la obra de Wells, pero en imdb no aporta casi ninguna información (curioso, siendo Burton el director): desde luego la temática se presta a encajar en el universo de Burton.
El film mudo está también acreditado en imdb como basada en Wells, además el fotograma que aportas parece que así lo indica. Por último, veo que en la ficha de The Twilight People no aparece ninguna referencia a Wells, pero imdb no es infalible. La sinopsis que incluye sí parece tener vinculos con la novela de Wells. Sobre el film italiano que apuntas, ni idea.
Pensaba que no se había comentado nada de La isla del Dr. Moreau, y ya veo que Mad Dog se me adelantó. Estaba pensando en comentar algo, visto que me ha dado por revisitar el libro, que disfruto cada vez más cuando lo releo, y que es de ésos que se saborean mejor tras varias lecturas. Además es cortito, y se lee en un suspiro.
Moreau (ya sabéis que me encantan las historias de científicos locos), es como Frankenstein, como Caligari, como Jekyll, un mad doctor... Nuevos demiurgos que se arrogan potestades divinas en un mundo en el cual, la religión y la espiritualidad han perdido su posición y han sido sustituidas por la ciencia y la tecnología. La luz eléctrica ha espantado a los fantasmas... pero quizá ha despertado a monstruos de cuya existencia ni siquiera se sospechaba. Monstruos que en realidad, quizá, habitaban dormidos en el propio corazón del hombre. Al igual que en todos los casos que ya he citado, la historia de Wells critica el uso irresponsable del conocimiento científico y pone en duda el positivismo materialista típicamente decimonónico como medio de elevar a la humanidad, si no va acompañado de avances humanistas, valga la redundancia. Pero la obra de Wells no consiste solamente en un poner de relieve el orgullo trágico, la hybris de Moreau, su irresponsabilidad y la crueldad de sus experimentos (no parece moverle ningún fin positivo, como pudiera ser el curar enfermedades o luchar contra la muerte de sus seres amados, sino probar el límite de sus teorías sobre la plasticidad de la materia viva), cual sucedía, por ejemplo, con Victor Frankenstein. El horror que sale del laboratorio de la apartada isla supera, con mucho, el de la buhardilla de Ingoldstadt. El Monstruo de Frankenstein era alguien con quien el lector, sobre todo el moderno, podía empatizar (y esto es algo que ya he comentado por aquí: mi imposibilidad de imaginar un Monstruo realmente horrible). Su horror fundamental subyace del hecho de que viene a retratar a la perfección la angustia existencial y soledad del hombre moderno: perdido, sin nombre, sin historia, sin referentes, sin un Dios al que orar. Sus reacciones son las muy humanas reacciones de un ser conmovedoramente incompleto e imperfecto. Pero el horror que sale del laboratorio de Moreau es amorfo y multiforme a la vez (y para el lector postmoderno, además, adquiere un matiz especialmente inquietante cuando compara los experimentos de Moreau con los que se hacían en algunos laboratorios nazis y soviéticos). Los salvajes de la isla producen en Prendick un sentimiento de asco y de rechazo inmediatos, que rápidamente se traslada al lector. Y es que cuando el lector se enfrenta a los humanimales de Moreau, se enfrenta a grotescas caricaturas de sí mismo. En efecto, la novela de Wells tiene mucho de sátira social, algo que desgraciadamente, apenas se ha visto reflejado en las adaptaciones cinematográficas. El grotesco remedo de sociedad de los Salvajes, su disparatada Ley... no son sino parodias de la sociedad humana, de sus instituciones y de sus personajes. Las bestias humanizadas de Moreau no tienen la nobleza de buen salvaje rousseauniano del Monstruo de Frankenstein, ni su aliento trágico. Son seres repugnantes, inadaptados, que reúnen en sí los peores instintos de los animales y lo más bajo de la condición humana. Algo a quien se ha obligado, de manera caprichosa e irresponsable, a ser algo que no es. El sueño de la razón produciendo -una vez más- monstruos. Y es que en este remedo de sociedad que fundan, articulada de forma fanática en torno a esa Ley delirante, que provoca en Prendick el mismo rechazo que los mismos Salvajes ("no caminarás a cuatro patas, ésa es la Ley; no sorberás la bebida, ésa es la Ley; no comerás carne ni pescado, ésa es la Ley; no cazarás a otros hombres, ésa es la Ley; ¿Acaso no somos hombres..?"), es en realidad algo muy tenue que les separa, con lazos de miedo y de prohibición, del asilvestramiento (ésa es la palabra: son como animales a los que se quiere domesticar, pero luego se vuelven más salvajes, sin enteramente recuperar esa especie de inocencia primigenia de lo que no ha sido sometido). El hombre, o los animales, nos dice Wells al contrario que la Shelley, no es bueno por naturaleza, y no es corrompido por la sociedad. El hombre, parece decir Wells como parafraseando al Leviathán de Hobbes, es un lobo para el hombre, y bajo el tenue barniz superficial de civilización que aporta la sociedad, subyacen los peores instintos y conductas, que en cuanto desaparece ese barniz, estallan. Esto mismo es aplicable no sólo a los Salvajes, sino a los personajes humanos, como Montgomery, que tuvo un pasado prometedor y tuvo que huir de Londres para no volver por algo horrible en que se vio involucrado, y que no se detalla en ningún momento. Se ha convertido en un tipo hosco y solitario, con inclinación a la bebida, y que a diferencia de Prendick, confraterniza hasta cierto punto con los Salvajes. Es evidente en el propio capitán del barco que conduce a Prendick a la isla, un tipo continuamente borracho y que intenta abandonar a un Prendick náufrago a su suerte. Incluso en el propio Prendick, al final del libro, cuando llega a convivir durante algún tiempo con los Salvajes, y que relata al final cómo su estancia en la isla acabó por inculcarle una especie de invencible aversión hacia sus propios semejantes.
La historia es de sobra conocida, así que no creo que nadie proteste si la resumo aquí sin usar la etiqueta de spoiler. El protagonista un inglés llamado Edward Prendick, nos cuenta en primera persona (como Victor Frannkenstein, como Henry Jekyll, como el Francis de Caligari), su experiencia en la horripilante isla del Dr. Moreau, que lo ha marcado de por vida. Pasajero en un barco llamado Lady Vane, sufrió un naufragio, y él y dos marineros más logran escapar en un bote (en unos pasajes muy angustiosos que recuerdan a La narración de Arthur Gordon Pym, de Poe). Los compañeros de Prendick mueren, pero él es rescatado por un hombre taciturno e inclinado a la bebida llamado Montgomery, quien se dirige a una isla apartada de la mayoría de las rutas comerciales a bordo de un barco lleno de animales salvajes, aparentemente, cargamento destinado a la isla a la que van (un puma, una llama, varios perros de presa y otros más). El capitán del barco es un tipo todavía más borracho e insensible que Montgomery, a quien detesta, al igual que su carga de animales, que comienzan a poner muy nervioso al ya atribulado Prendick. Al aproximarse a la isla, el capitán intenta abandonar de nuevo a Prendick en el mismo bote en que fue encontrado, a pesar de la insistente negativa de Montgomery de que no puede quedarse en la isla. Finalmente y de manera muy reluctante, en vista de que el capitán no quiere saber nada de él, Montgomery se lo lleva con él a la isla.
Otra cosa que llama poderosamente la atención de Prendick es el criado de Montgomery, M'Ling, un hombre de extraordinaria fealdad e inteligencia muy limitada que sin embargo parece sentir una lealtad casi perruna a su patrón.
La isla a la que se dirigen está muy alejada de todas las rutas comerciales, y pronto descubre Prendick que allí no viven más que Montgomery con su deforme criado y el jefe de Montgomery, un misterioso personaje llamado Moreau, nombre que le resulta familiar al recién llegado aunque al principio no es capaz de relacionar con nadie. También hay un pequeño grupo de lo que Prendick toma por nativos, todos los cuales tienen en común el que son extremadamente feos, y producen en inglés una sensación de repulsión casi inmediata, y que se comportan de manera chocante. Parecen llevar un estilo de vida extraordinariamente primitivo y tosco; sin embargo lo que más preocupa a Prendick son los angustiosos gritos del puma, que ha sido conducido a la parte de atrás del recinto donde los europeos se alojan, y donde Moreau se dedica a extraños experimentos. Prendick entonces recuerda que Moreau fue un eminente científico establecido en Londres, hasta que un periodista destapó los horrorosos experimentos que realizaba en su laboratorio, en los que se implicaba la vivisección de animales. Una ola de indignación se sucedió, y Moreau hubo de abandonar el país. Incapaz de soportar los lamentos del puma, Prendick escapa y deambula por el interior de la isla, donde encuentra, primero, en un bosque, a un grupo de personas con un innegable e inquietante parecido a cerdos balbuceando una extraña letanía; a un hombre tan feo como todos los demás bebiendo agua a cuatro patas como un animal -el Hombre Leopardo-. Una de las extrañas figuras empieza a perseguir a Prendick, y éste, en un ataque de pánico, huye, consigue herir a su misterioso perseguidor, y finalmente es rescatado por Montgomery, que lo lleva de regreso al recinto.
A la mañana siguiente, aprovechando que han dejado la puerta abierta, Prendick entra en el laboratorio y descubre una figura envuelta en vendajes, hasta que es expulsado por Moreau. Aterrado, escapa de nuevo y acaba por llegar a una especie de extraño poblado donde encuentra a más de ésos salvajes indefinibles. Descubre que su vida gira en torno a una especie de código de conducta que llaman la Ley, el cual consiste básicamente en prohibiciones que resultan chocantes para el extranjero y en alabanzas dirigidas a Moreau. Prendick empieza a sospechar que los seres que tiene ante sí son personas a los que Moreau ha viviseccionado y alterado para que se conviertan en animales y sean sus esclavos, y se llena de horror pensando que él puede ser el siguiente.
Moreau irrumpe en el lugar reclamando a Prendick, pero éste escapa a la jungla y pretende ahogarse en el océano antes que convertirse en la siguiente víctima de Moreau. Éste y Montgomery le encuentran, y el científico le explica que las criaturas que ha visto son animales a los que Moreau ha logrado humanizar parcialmente mediante cirugía e hipnosis. Sin embargo, su éxito nunca ha sido completo, y a la menor oportunidad, recaen de nuevo en comportamientos animales. Su humanidad, pese a los esfuerzos de Moreau, está claudicando poco a poco. Le cuenta que cuando empezó, hace once años, había con ellos un grupo de polinesios, uno de los cuales era misionero e inculcó la idea de la Ley y de la colonia en las bestias humanizadas. Moreau permitió que esta idea creciera ya que esto le permitiría controlar mejor a sus criaturas. La situación, sin embargo, empeoró, y los polinesios acabaron abandonando la isla con el único barco disponible. La única razón por la que Moreau lleva a cabo estos atroces experimentos es el probar sus teorías sobre la plasticidad de la materia viva, y los límites que un organismo es capaz de superar.
En los días siguientes, Prendick siente un creciente horror y aversión hacia las bestias humanas, entre las que destacan el Recitador de la Ley (el único personaje al que las versiones cinematográficas conceden un tratamiento más individualizado), el Sátiro, el Hombre-Perro, el Hombre-Mono, el Hombre-Leopardo, la Zorra-Osa y el que más odia de todos Prendick, la Hiena-Cerdo, pero los sentimientos que Moreau le inspira son perores. Una mañana, él y Montgomery encuentran un conejo medio comido, lo que los llena de alarma, ya que las prohibiciones más fuertes de la Ley son contra matar y comer carne. Informado Moreau, reúne a la asamblea de las Bestias Humanas, e identifica al Hombre-Leopardo como el culpable. Decreta que su castigo será ser enviado de vuelta a la Casa del Dolor (el laboratorio de Moreau, de donde han salido todas las bestias). Sabiendo las horribles torturas que supone éso, Prendick se apiada del Hombre-Leopardo (aun sabiendo que éste ha intentado matarle), y le evita la agonía de nuevos experimentos, matándolo allí mismo, lo que le vale la cólera de Moreau. En efecto, Prendick ignora el efecto que esta acción puede tener en los humanimales, a los que sólo el temor hacia Moreau y su Casa del Dolor, mantiene sometidos.
Un día, acontece un hecho casual que precipita el devenir de la situación: el puma en que Moreau estaba experimentado, escapa. El científico lo persigue, y ambos acaban muertos. Tanto Prendick como Montgomery se sumen en un estado de angustia y perplejidad; el segundo se emborracha, y acaba dando alcohol a los salvajes. Prendick decide escapar de la isla, pero descubre con horror que los dos únicos botes han sido destruidos por los hombres-bestia y por Montgomery en su frenesí. Éste y M'Ling han acabado muertos, y para empeorar la situación, el recinto se ha incendiado accidentalmente, destruyéndose así todo aquello que hubiera podido ser de utilidad para Prendick. No le queda más remedio que convivir con los salvajes supervivientes, a los que cuenta que Moreau no ha muerto, sino que ha pasado a un plano superior.
El tiempo va pasando, y los animales van poco a poco olvidando la Ley volviendo a su estado primigenio. De todos ellos sólo uno, el Hombre- Perro, ha permanecido junto a Prendick, hasta que una noche éste es asesinado por el Cerdo-Hiena. Finalmente, Prendick da muerte a la bestia y al cabo de muchos meses y muchas penurias consigue escapar de la isla, pero lo que ha visto y ha vivido allí lo ha marcado de por vida.
Lo que más llama la atención de la novela es la atmósfera sórdida, angustiosa, opresiva y sofocante que se respira en todo momento, y que pienso, ninguna adaptación al cine ha logrado plasmar satisfactoriamente.
Tampoco la acerba sátira social planteada por Wells ha hallado -como tampoco ha hallado adecuada traducción cinematográfica la tragedia existencial de Frankenstein- una representación firme y consistente en el cine. Los cineastas se han quedado más con los aspectos de historia de terror con ambientación exótica (la versión pre-code con Charles Laughton), al estilo de un White Zombie o un Yo anduve con un zombie, o con los de acción aventura (la versión con Burt Lancaster: obviaremos piadosamente la disparatada película con Marlon Brando). Quizá sin embargo se acerque más al relato original por conclusión o por intenciones la versión de 1977, que, sin embargo, al igual que su predecesora, se aparta bastante del texto original en más de un momento.
En los 70'-primeros 80' florecieron un cierto estilo de películas de las que se podría decir que tenían un cierto trasfondo ecologista: el remake de King-Kong, El regreso al lago azul y la cinta que nos ocupa. La película obvia el episodio inicial del naufragio y el desagradable posterior viaje de Prendick a la isla de Moreau en barco, abriéndonos la historia con un bote salvavidas en el que sólo quedan tres personas: dos marineros, uno de los cuales morirá antes de llegar a la isla, y otro que desaparecerá sin rastro nada más llegar a la misma, además del propio Prendick, al que aquí, por razones que ingnoro, se le ha cambiado el nombre por el de Andrew Braddock (Michael York):
¿No había otro actor que diera un poquito más el perfil de héroe de acción, o que por lo menos estuviera un poco más cachas? Con ese cuerpo de cartilla de racionamiento, que diría Pepe Sacristán, al bueno de Michael no te lo acabas de creer en ningún momento, más todavía cuando se pasa media película sin camisa. Aunque por otra parte, conviene recordar que en el libro, se pasa varias semanas en el mar (diez y siete días, aquí), y que cuando lo recogen está bastante deteriorado. Aquí, Moreau se sorprenderá de su capacidad de aguante y resistencia física, lo que quizá influya en que lo elija como sujeto para su posterior experimento...
Nada más desembarcar en la isla de Moreau, Braddock se adentra en la isla dejando sólo a su compañero, pero es perseguido por una extraña criatura a la que no alcanza a ver claramente. Se desploma inconsciente, y algún tiempo después despierta en el interior de una casa situada en el centro de la isla, en una especie de recinto fortificado, como si temieran un ataque. Con él está Montgomery (Nigel Davenport), que aquí responde al típico estereotipo de cazador de las películas de aventuras clásicas. Más adelante nos enteraremos de que es un mercenario y veremos que destila su propio licor. En el libro este personaje era más bien una especie de estudiante de medicina que tuvo que salir pitando de Inglaterra por algo que hizo estando borracho y que no se detalla. Un detalle que me hizo gracia es que cuando Braddock va una noche a visitarlo en su alojamiento, lo encuentra escuchando ópera. Concretamente, el aria de Papageno -personaje que, como era sabido, era un cazador y un hombre sencillo, al lado del príncipe Tamino- de La flauta mágica de Mozart :
Éste se presenta y le dice que está en la isla del Dr. Moreau, su jefe, y que su compañero ha muerto. También está con él su criado, M'Ling, un personaje sorprendentemente feo y de inteligencia al parecer muy limitada (Nick Cravat, antiguo compañero de correrías circenses de Lancaster, y co-protagonista de varios de sus clásicos de aventuras, como El halcón y la flecha, o El terrible burlón):
Moreau (Burt Lancaster) aparece poco después, ensalzando la capacidad de aguante de Prendick-Bradocck, y relatándole que lleva once años en la isla. Aquí es donde aparece uno de los primeros cambios importantes respecto del libro, donde Moreau era un personaje francamente frío y antipático: Lancaster no sólo le dota de credibilidad y empaque, sino de cierta simpatía, como suele acaecer con los papeles que interpreta. El Moreau de esta película, aunque cegado por su hybris de demiurgo tiene ciertos rasgos humanitarios, y como aprenderemos después, sus experimentos, al menos en un principio, iban destinados a eliminar dolor y deformidades en personas. Junto a Moreau y Montgomery vive María (la guapa Bárbara Carrera en un papelito bastante decorativo y poco más),
una exótica belleza que mantiene un serval como mascota. Moreau contará poco después a Prendick/Braddock que es una especie de hija adoptiva suya, y que la rescató de un antro en Panamá. Este personaje no estaba en el libro y seguramente es una respuesta a la película de 1932 donde había un personaje similar, que ahí era un producto de los experimentos de Moreau. Si María lo es o no aquí no queda claro. Tanto en la versión de 1932 como en ésta no había más mujeres en la isla que María y Lota, la Mujer Pantera (aquí hay algunas sirvientas, también fruto de las manipulaciones de Moreau con animales, pero su papel es muy secundario): en el libro, había algunas hembras entre los salvajes, si bien siempre fueron mucho menos numerosas que los machos. De pasada se menciona ahí a la descendencia de los salvajes, que pocas veces resulta viable. Tanto la Lota de 1932 y la María de 1977 parecen estar ahí para ofrecer un pequeño contraste a tanta fealdad. Aquí además, va a servir de interés romántico al prota (en la versión de 1932, éste ya tenía novia y se monta una especie de triángulo amoroso de solución no muy fácil).
Pronto Braddock se da cuenta de que en la isla viven también toda clase de animales, algo que lo inquieta un poco. Moreau le recomienda a este respecto que no abandone el recinto por al caer la oscuridad. Esa misma noche, escucha alarmantes gemidos procedentes del la parte del recinto donde Moreau acostumbra a hacer sus experimentos. Explorando, descubre una biblioteca donde puede leer algunas de las obras de Moreau. Éste aparece entonces y le cuenta su historia: un gran científico que logró sus mayores triunfos antes de los treinta años, pero que no era muy querido dentro de la comunidad científica por la índole revolucionaria de sus teorías. Si el Moreau del libro experimentaba con hipnosis y cirugía, éste de aquí parece más interesado con temas de hormonas y de genética.
A la mañana siguiente, durante una intrusión por el bosque, Braddock descubre a M'Ling bebiendo a cuatro patas en un arroyo, algo que lo inquieta profundamente. Cuando pregunta sobre esto a Montgomery, éste se limita a contestar que son costumbres de la isla, que no se entrometa en ellas y que ya se lo explicará Moreau llegado el momento, "porque Moreau lo sabe todo", y él no es más que un sirviente. Esa misma madrugada puede observar a Moreau y a Montgomery trayendo encadenado a M'Ling al recinto, pero su rostro, que se ha vuelto todavía más feo si cabe, apenas le permite reconocerlo. Su comportamiento también es agresivo y violento. Desgraciadamente para Braddock, Moreau se da cuenta de que ha presenciado la escena. Moreau intenta explicarle que ha visto algo que no deseaba que hubiera visto. "M`Ling es un tipo de persona muy especial, y sólo deseo que sepa que intento ayudarlo", es la explicación que el doctor proporciona. Al día siguiente, mientras Braddock intenta reparar la barca en que vino, es perseguido por una extraña criatura en los bosques. De nuevo es salvado por la aparición de Moreau y Montgomery, quienes le ordenan volver al recinto. Un temeroso y desconfiado Braddock se adentra en el laboratorio del científico, donde encuentra un montón de animales salvajes enjaulados y un extraño y dolorido ser, que no es ni persona ni animal, encadenado a la mesa de operaciones. Moreau irrumpe y le explica que ese ser que está viendo antes era un oso, y que por medio de experimentos, lo está transformando en persona por medio de una especie de extraño sérum que ha descubierto: le ha confiado el secreto a Braddock porque, cuando llegó a la isla, le pareció que era un hombre culto e inteligente y podría comprenderlo (más tarde descubrimos que, a diferencia de lo que pasaba en el libro, Braddock trabajaba en el barco naufragado). Moreau se justifica en que con estos experimentos podrá cuarar deformidades y enfermedades, pero el inglés no queda demasiado convencido. Esa misma noche recibe en su dormitorio la visita de María y hacen el amor. Si esa visita está o no instigada por Moreau (como lo estaba en la versión de 1932, en que quería crear un híbrido humanimal), no queda claro. De cualquier modo debe de estar al tanto, pues se le ve al pie de la ventana presenciando la escena. Al día siguiente descubre que los criados del recinto son también bestias humanizadas y contempla cómo Moreau -que parece disfrutar envaneciéndose ante el inglés de sus logros científicos- hostiga y tortura al Hombre-Oso en su intento de volverlo humano. Cuando sale a buscar a Montgomery, llega hasta una caverna donde viven el resto de las bestias humanizadas (otro cambio importante respecto de la novela, donde se topa con ellas al escapar de Moreau al creer que quiere experimentar con él). Al contrario que en el libro, las bestias aquí conocen el uso del fuego y son mucho más agresivas. Una de ellas, el Hombre-León, lo ataca, a pesar de las protestas del Recitador de la Ley (un efectivo Richard Basehart, que parece más bien sacado de El planeta de los simios, frente a la descripción que se hace en el libro del personaje -un ser gris, informe, con la cara cubierta de pelo donde sólo se distinguen tres marcas oscuras en los lugares donde se supone que están los ojos y la boca-),
que afirma que es "un hombre como ellos". Lo hubiera pasado mal de no ser porque irrumpe Moreau y de nuevo lo salva, apelando esta vez, a la Ley. Braddock empieza a darse cuenta de que las bestias humanizadas odian y temen a Moreau, al que ven como una especie de dios, y que mantiene su autoridad sobre ellos por medio de su terrible "Casa del Dolor" (su laboratorio), a donde van los Salvajes de vuelta cuando rompen la Ley y son sometidos a nuevas manipulaciones con el fin de volverlos más humanos. También de que odian a los hombres de la casa, porque son diferentes, y los asocian con horribles castigos y dominación. Braddock está horrorizado, pero Moreau le dice que tiene que volverse como él si quiere sobrevivir en la isla: el próximo barco no pasará hasta dentro de cuatro años, al contrario de lo que le dijo antes. También le expresa su preocupación por los episodios de recesión que experimentan sus criaturas y por lo que puede suceder si llegan a verter sangre. La isla es una verdadera jungla, donde hasta los hombres civilizados se tienen que comportar como tiranos y como jefes de la manada si quieren sobrevivir.
Otro cambio significativo respecto de la novela es que se nos narra aquí, a l menos hasta cierto punto, la perspectiva de la situación desde el punto de vista de las bestias. Aprendemos que odian a Moreau y que no quieren ser hombres, sino animales, fieros y orgullosos. Especialmente contrario a esto y a la Ley es un Hombre- Búfalo (que se parece a la Bestia en la película de Disney), que rechaza la Ley porque dice que es la Ley de Moreau, y no la suya. Para demostrarlo, sale pitando de la cueva (una escena bastante WTF ) y pelea contra un tigre que anda por ahí.
El escándalo subsiguiente llama la atención de Braddock y María, que andaban enrrollándose por ahí y haciendo planes para largarse a Inglaterra a la primera de cambio. También de Moreau y Montgomery, que se lo encuentran por el camino y lo obligan a irse con ellos de cacería. Demasiado tarde: las bestias ya han probado la sangre y empiezan al exaltarse. Moreau, investido de sus prerrogativas casi divinas, convoca a la asamblea de los salvajes y ordena que le entreguen al responsable. El Hombre-Búfalo (que aquí viene a jugar más o menos el mismo papel que el Hombre-Leopardo del libro) escapa y los hombres se lanzan a su persecución. Braddock lo encuentra malherido bajo un tronco, y ante sus ruegos (no quiere volver a la Casa del Dolor) se compadece de él y lo mata allí mismo. Este hecho enfurece a Moreau y deja perplejos al resto de los hombres-bestia. Esa misma noche, tras una especie de ceremonia en plan vikingo en que los humanimales despiden a su compañero muerto (no sale en el libro, donde a los muertos los tiran simplemente al mar), se encaminan furiosos contra el recinto, reclamando al parecer la vida de Braddock. Moreau, sin embargo, con su autoridad, logra aplacarlos por el momento y dispersar la extraña procesión. A continuación, Moreau tiene una ocurrencia singular: no queda claro si para llevar más lejos sus peregrinas teorías científicas, o para castigar a Braddock por haberse atrevido a matar a una de sus bestias (desobedeciendo la Ley, y, en cierto modo, poniéndose a su mismo nivel) y porque ha descubierto que planea fugarse con María: lo ataca por sorpresa, lo lleva al laboratorio y lo inyecta al suero para hacer, a la inversa, lo mismo que hace con sus animales humanizados. Animalizar a un humano para saber qué es lo que falla del proceso y por qué los animales acaban revirtiendo su estado humanizado.
(Continuará...)
Última edición por Jane Olsen; 10/03/2018 a las 23:12
"There is an inmense joy when you suddenly discover beauty in something that has been around you for ages".
"Waving the flag with one hand and picking pockets with the other: that's your patriotism. Well, you can have it." Alfred Hitchcock's Notorious.
"Listen to them... Children of the night! What music they make..!"
Jane, estoy siguiendo con interés tu exhaustiva sinopsis de la película de Don Taylor, que ciertamente es más interesante de lo que parece en un principio. Pero te quería sugerir una modificación en la exposición: en lugar de editar el post e ir completando el comentario, creo que es preferible abrir un nuevo post cada vez, porque si no hay que retroceder varias páginas y localizar el hilo, ya que las ediciones de un post no alteran su orden en la lista de hilos. Si lo haces como te sugiero, los post van a estar seguidos dentro del hilo, y no habrá problema para leerlos en su conjunto, y además se nos advertirá de cuándo has actualizado el comentario.
Me espero a que acabes para comparar tus impresiones con las que yo tuve hace unos meses cuando analicé la novela con las versiones de Kenton y Taylor.
Tomo nota de tu sugerencia.
Si tengo tiempo este finde, también querría finiqutar la revisión de la versión de Don Taylor y empezar a revisar la de Erle C. Kenton. No tengo planes de hacer lo mismo con la de John Frankenheimer. No creo que mi cuerpo aguantase otro visionado ...
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A mí me pasa lo mismo. En cambio, me gustaría ver la del filipino Gerry de Leon: La isla del terror, que vi en mi infancia y me pareció entonces terrorífica, aunque no sé hasta qué punto seguía con fidelidad el texto de Wells.
Es un poco trivial e inconsecuente, dado que el film expresamente solo adapta el relato para una parte de su metraje, pero dado que lo he leído hace poco , creo que podría tener cierto interés una breve comparativa cuento/peli, en la medida que se puede establecer.
Los superjuguetes duran todo el verano de Brian Aldiss, adaptada en (más o menos) los 50 primeros minutos de Inteligencia artificial de Spielberg; pues luego el film se va por los derroteros de Pinocho futurista ...
En el relato, muy breve, se apuesta por una situación similar, de "drama domestico" (aunque con un discernible acento satírico ausente del film), pero hay importantes diferencias: el "niño" tiene apenas 3 años en la obra de Aldiss, no los 12 o 13 que se supone en el film; pero la más conceptualmente importante, es que en la obra escrita, si bien están, y con los mismos nombres, David, Mónica, Henry (apellidados Swinton) y hasta el oso Teddy; no hay "otro hijo" (ni en coma ni en forma alguna), pues en esa sociedad futura aparentemente superpoblada, no se pueden tener hijos ala menos hasta que ganes determinado "sorteo oficial", quedando pues, solo como elemento sustitutivo, el comprarte un niño-robot (en realidad, durante la mayor parte del relato, no sabemos que David es un robot, aunque se sospecha -no solo, creo yo, por haber visto antes el film- creo que tampoco hago spoiler por decir eso). Otro elemento curioso es que no hay hombre que ha perdido a su hijo, el diseñador y constructor de los robots (incluido David, a semejanza de aquel hijo), sino que es el propio Henry Swinton el participe de la empresa robótica y el que proporciona a un robot llamado David para la familia. Un detalle curioso es mostrar, a través de cartas que David escribe a Mónica, como aquel dice odiar a Teddy, pues "él -Teddy- sí es de mentira, no como yo, que soy real", detalle antipático e incómodo por parte del niño, y que me parece interesante que se repita en determinado momento en el film. Por lo demás, tenemos un final negro (nada exento del humor sardonico) y que regresa a determinado postulado que planteaba el relato, para dejar el futuro de David con no muy buenas perspectivas, precisamente.
Para nada "trivial e inconsecuente", Frank Zito, de eso se trata, de poner en evidencia los cambios que sufre una obra literaria, por breve que sea o por libérrimamente o parcialmente que se adapte, a la hora de llevarse al cine, a veces para mejor y a menudo para peor. De destacar la diferencia en el lenguaje o en la estructura narrativa. Este relato hace tiempo que quiero leerlo, porque a mí la película de Spielberg me gustó bastante, incluso en su derivación de "Pinocho futurista".
A mi también me gusta mucho, no sólo esos primeros 50, también los últimos 50 minutos (incluidos los tan controvertidos 30 ultimos). Creo que en cierto modo, lo más interesante, para mi gusto, es la dualidad (a mi entender intencionada) empatia-antipatía que puede despertar el robot, por su propia condición, y expresada en detalles como el que cité antes (pero hay bastantes más, con esa suprema "fantasía egoista" como se puede interpretar el final, como definitivo highlight)
A mí el final (aunque debería revisarla para afinar el comentario) me gustó, a pesar de estar demasiado dilatado temporalmente, porque siguiendo el esquema de Pinocho (cuento tremendo, que tiene muchas aristas), transmite un deseo enfermizo, triste y melancólico de gran belleza, mucho más duro de lo que la tendencia a la edulcoración de Spielberg podía hacer prever.
Para mí, AI (junto con Blade Runner), es quizá una de las mejores adaptaciones que se han hecho de Frankenstein, como ya comenté en su hilo correspondiente. El hijo rechazado. El ángel caído. La soledad de una criatura errabunda, que busca en vano afecto, y llena de preguntas que nadie contesta. Aunque en el caso de David, el componente Pinocho es más acusado. David no pide una compañera, sino ser un niño de verdad.
No se me olvida que tengo a otro buen doctor a medias ...
Última edición por Jane Olsen; 06/04/2018 a las 15:17
"There is an inmense joy when you suddenly discover beauty in something that has been around you for ages".
"Waving the flag with one hand and picking pockets with the other: that's your patriotism. Well, you can have it." Alfred Hitchcock's Notorious.
"Listen to them... Children of the night! What music they make..!"
Para mí (como ya he dicho varias veces) es una de las obras maestras de Steven Spielberg.