Si se abre un hilo sobre David Lean, no tengo más remedio que rendir tributo, y hacer una pausa con parada obligatoria. Más que nada porque David Lean, está en la cúspide de mis deidades, junto con Kubrick, Lynch, Lang, Welles o Hitchcock.

Cómo dice el compañero Branagh/Doyle, hay que destacar el corazón de Lean, porque sinceramente no le cabía en el pecho. Era todo corazón, pero con una inteligencia infinita. Todo era grande con Lean, desde el negativo que usaba, hasta los resultados que conseguía. Tenía la innata capacidad de hacer, que el tiempo en el cine fuera totalmente relativo. La capacidad de parar el tiempo y la mente del espectador, para hacer que 4 horas de película, parecisen 1 y media, y encima te quedaras con ganas de más. No sé la de veces que me habré quedado embobado viendo sus películas, como quien contempla un cuadro sin importar demasiado el argumento. Sólo por el mero hecho de contemplar y escuchar. Además tuvo la valentía de hacer épica no bíblica (cuando más de moda estaba), con personajes totalmente paganos, consiguiendo efectos muy similares a los que podían conseguir las historias sobre Moisés, Jesús de Nazaret y otros. En mí caso ver Lawrence de Arabia, significa terminar siempre con lágrimas en los ojos, contemplando a ese Peter O'Toole alejándose, abandonando ese mundo de ensueño, del que irremediablemente hay que despertar.

Nunca podría hablar de Lean, sin mencionar al gigante Eddie Fowley. Para mí el mejor rastreador de localizaciones de todos los tiempos. Una persona que dio a países como España o Irlanda, la oportunidad de verse como jamás nadie las había fotografiado.

Con Lean todo era posible, porque tal y como dice mi firma: —nada esta escrito—