El amuerzo desnudo (Naked Lunch), de 1991.
Llegamos a uno de los mayores retos de la obra de Cronenberg: la adaptación (imposible) de la “novela” de William S.Burroughs “Naked Lunch”. Ya de entrada, hay que aclarar que más que una hipotética adaptación, es un interpretación del universo de Burroughs, tomando la obra del mismo título y otras más, junto a muchos elementos biográficos, como base argumental. Así, el protagonista (Bill, Peter “Robocop” Weller) es un exterminador de cucarachas (¡qué asco, son enormes!), como lo fue durante un tiempo el propio escritor; mata, por partida doble, a su mujer, jugando a Guillermo Tell (como pasó en la vida real en 1951 en México), primero como Joan Lee (Judy Davis) y luego, de nuevo, desdoblada en Joan Frost; pasa un tiempo en una ciudad árabe identificable con Tánger (donde vivió el autor); allí, conoce al matrimonio Frost, Joan y Tom (Ian Holm, excelente), trasuntos del matrimonio Bowles (Paul y Jane); tiene dos amigos escritores, Hank (Nicholas Campbell, al que ya hemos visto en algunos films del canadiense) y Martin (Michael Zelniker), que representan a Jack Kerouac y Allen Ginsberg; todo ello con las adicionales referencias a la homosexualidad y la drogadicción, aspectos que caracterizan a Burroughs y buena parte de su obra. De hecho, Cronenberg declaró “es muy diferente al libro de Burroughs”, “es la vida de Burroughs lo que me inspiró, más que sus escritos”, de manera al final se trataba de “fusionar mi propia sensibilidad con la de Burroughs, y crear una tercera”.
El film se podría ver como una combinación de tres elementos: el conflictivo proceso de creación literaria; la adicción a la droga y el efecto que produce sobre la visión del mundo; y la homosexualidad. Con estos mimbres, Cronenberg construye un relato que, si a mi modo de ver tiene un defecto, es que pretende plasmarlo de manera excesivamente narrativa. Creo que el film necesitaba más libertad expositiva, y aquí precisamente Cronenberg se ata a un esquema (en este caso responsabilidad suya al 100%) demasiado espeso, moroso, donde a diferencia de la mayoría de sus films todo fluye con lentitud, como si fuera con el freno puesto.
Y es que el film ya desde el principio es una alucinación constante (el personaje de Bill dice a sus amigos Hank y Martin que se ocupa de “exterminar todo pensamiento racional”). Por si no fuera suficientemente extraño, raro, que un exterminador de cucarachas (impecablemente vestido con traje, como si saliera de un film noir),
en una ciudad que parece Nueva York en los años 50, se dedique a drogarse con el insecticida, junto a su mujer (que se pincha para conseguir un “Kafka high”, para sentirse “like a bug”), a partir del minuto 11, cuando unos agentes de policía lo detienen y lo enfrentan con un insecto gigante que se presenta como su oficial y le dice que su mujer es una agente de la Interzona y que ha de matarla, todo lo que resta de la película (unos 100 minutos) será una especie, entre surrealista y absurda, de trama de espionaje, mientras que Bill intenta a la vez escribir y sobrevivir entre droga.
Para contrarrestar los efectos de la droga Bill recurre al Dr.Benway (un histriónico Roy Scheider), que le proporciona un polvo negro, elaborado a partir del ciempiés brasileño. A pesar de inyectárselo mezclado con el insecticida, eso no va a evitar que mate a su mujer de un balazo en la cabeza, “jugando”.
En una rápida transición nos vamos a esa imaginaria Interzona (un Tánger reproducido en estudio en Toronto), gracias a los billetes que le proporciona un extraño ser en un bar, un Mugwump.
Allí, un tipo que habla con acento alemán, Hans (Robert A. Silverman, otro viejo conocido nuestro), le lleva a visitar una fábrica de “carne negra”, extraída de los ciempiés gigantes. Bill compra una máquina de escribir Clark-Nova, con la que mantiene alucinados diálogos.
La máquina habla por una especie de enorme ano y hace diversas referencias a la homosexualidad. En la Interzona Bill conoce a los Frost, escritores como él, a un misterioso Yves Cloquet (Julian Sands), o a un joven chapero, Kiki (Joseph Scoren), que es quién le presentó al Mugwump. Asistimos a un ir y venir de máquinas de escribir, la Clark-Nova, la Martinelli de Frost o una de letras árabes, así como una relación sexual entre Bill y Joan Frost,
que aborta Fadela (Monique Mercure), una especie de gobernanta, fusta incluida, de Joan.
Confieso que a esas alturas del film, cuando ya llevamos algo más de una hora, cada vez que he visto la película (y quizá esta haya sido la quinta o sexta vez), indefectiblemente, empiezo a mirar el reloj. Sinceramente, toda esa estrambótica historia de espionaje en la Interzona, esos enfrentamientos entre máquinas de escribir
y la reconversión de una de ellas en una cabeza de Mugwump, las conversaciones e insinuaciones entre Bill, los Frost, Kiki o Cloquet (y su sorprendente y animalesca metamorfosis),
me traen completamente al fresco. Y el final, algo atropellado, con la transformación de Fadela en el Dr.Benway (como hacía Nancy Walker al final de Un cadáver a los postres, o Arnold Schwarzenegger en Total Recall), el viaje a Annexia y la nueva muerte de Joan, no lo mejoran.
Así pues, ¿me gusta El almuerzo desnudo? Francamente, no. ¿Es una mala película? Tampoco lo creo, pero sí que el invento de Cronenberg esta vez no funciona, o al menos a mí no me funciona. Eso sí, el film está repleto de detalles sumamente atractivos. Empezando por unos magníficos títulos de crédito (en claro homenaje a Saul Bass), con el impresionante saxo de Ornette Coleman de fondo, ajustándose a la banda sonora, de claro aire jazzístico de Howard Shore. Siguiendo con la fotografía, bellísima por momentos, de Peter Suschitzky, con un trabajo excelente con el color (a diferencia de Inseparables, aquí la paleta es a base sobre todo de marrones, ocres, colores cálidos, terrosos), una espléndida iluminación irreal, muy artificial, “expresionista” dice algún comentarista. Y acabando con un esforzado trabajo de diseño de producción, aunque reconozco que los efectos especiales de Chris Walas (responsable de La mosca) no me acaban de satisfacer. Por último, el reparto tiene un punto débil: aunque da el tipo físico, nos recuerda algo a un Burroughs joven, Peter Weller no me convence, en una interpretación tan fría y distante que no ayuda para nada en conectar con el film.
¿Tropiezo de Cronenberg? ¿Demasiada osadía? No lo sé. A ver qué os parece a vosotros. A mí, después de muchos intentos, sigue sin convencerme. Y con este sabor un tanto amargo inicio un período de vacaciones. A finales de agosto me reincorporo. Si alguien quiere continuar con M.Butterfly y las que vienen después, ya me pondré al día después. Buenas vacaciones a todos.
Gran crítica, mad dog.
La película es un tropiezo de Cronenberg relativo. Que la película sea un poco coñazo no es tanto el problema como lo mal que está Weller, que se pasa toda la película poniendo caras y respondiendo con preguntas como si no se hubiese leído ni el guión. Si eso era la intención de la película, crear un personaje irritante y ridículo, el éxito es completo.Pero lo peor es que la película se atreve a psicoanalizar, ahí es nada, la obra de Burroughs, viniendo a decir que Burroughs era un hombre torturado por una homosexualidad no del todo aceptada que le volvía autodestructivo y que le llevaba a refugiarse en las drogas y en la literatura concebida como una especie de fantasía retorcida. Y esa es una simplificación un poco bestia, por mucho que es probable que tenga bastante razón. Al final parece más una especie de intento de desmitificar la figura de Burroughs que un verdadero intento de reflejar la complejidad de su obra.
De todas formas la película tiene una ambientación fascinante y es coherente con los temas de Cronenberg. Aquí no hay gente con poderes, ni experimentos fallidos que sirvan de extraña metáfora de los procesos internos de la mente humana y como esos procesos alteran la propia identidad e incluso la realidad. Aquí es directamente un artista el que transforma su realidad de forma radical a través de su obra, haciéndolas indistinguibles, debido a sus conflictos internos. Probablemente es ahí por donde quiere ir Cronenberg, una especie de delirante psicoanálisis de la condición del artista en general, y es donde está lo mejor de la película.
Última edición por Hikikomori; 26/07/2018 a las 12:50
Yo creo que la película se debería haber titulado "Cronenberg's Naked Lunch" o algo así, destacando que por encima de todo es un film de Cronenberg (sobre eso sí que no hay duda) más que una adaptación de un texto literario que, además, es muy difícil sino imposible de adaptar. Creo que es en el libro de Rodley que se comenta la respuesta de Burroughs a la pregunta de un periodista, una vez vista la película, sobre cómo estaba su libro (se entiende que se refería a cómo veía la adaptación), a lo cual Burroughs, que era un coñón de cuidado, contesto: "muy bien , en la estantería". El libro es también difícil de leer, pero el lenguaje literario es distinto, y en ese sentido me parece que Burroughs sí consigue una obra excepcional, aunque incómoda. Desgraciadamente no sé suficiente inglés (la creación lingüística es impresionante en el texto), pero me gustaría leerlo en su idioma original, o aún mejor, oírlo con la voz, extraordinaria, de Burroughs. Ignoro si lo llegó a grabar como audiolibro.
Con todo, a pesar de mi crítica, y de que la película me parece un coñazo y me da mucha pereza revisarla, no le quito mérito a Cronenberg, me parece un acto de valentía creativa, aunque quizá también de soberbia. Y eso, en estos tiempos conservadores y adocenados, creo que merece un elogio.
Desde aquí recomiendo a los cinéfilos y/o cinefágos y que les guste mirar pelis, pongamos 1-2 o 3 diarias, se abstengan en tener hijos, en una semana (de vacaciones de verano) se me ha hecho imposible tener un hueco para el visionado semanal de Cronenberg, por suerte el domingo hubo piscina, y aproveché mi reciente operación de cruzados (hace dos meses) para hacerme un poco la víctima y justificar mi ausencia en una tarde apasionada de piscina...en alemán.
Yo creo que ver y comentar la peli sin haber leído el libro, es como si te faltara algo para comparar lo uno y lo otro, al no tener esta arma, puedo decir que el film me parece una locura, por no decir una puta locura. Ya desde el primer segundo de los extras del fantástico doble dvd, de la fantástica Avalon, Cronenberg ya nos avisa que una adaptación es imposible, dejándolo más en una relectura de la obra de Burroughs, el cual el mismo dió el visto bueno al film de Cronenberg, estando también en el set de rodaje, y sospecho, y no puedo asegurarlo, que quizás dió voz a la cucarachamaquinadeescribir, se parecen mucho, aunque no lo puedo confirmar.
Si tuviera que organizar una triple sesión con tres films que trataran sobre las drogas, no de refilón, sino de la A la Z, eligiría: "El Almuerzo desnudo", "Trainspotting" y "Drugstore Cowboy". Y quizás es la temática de drogas la que me tira para atrás para leerme algunas de las obras de la famosa "Beat Generation", los Burroughs Kerouc & CO. Para muchos es mágico, pero a mi me da pereza leer la obra de autores que estaban (o que yo supiera que estaban) permanentemente drogados, aunque fueran unos genios, pero el no saber diferenciar si realmente hablan ellos o las drogas les hacen decir X, eso no me gusta y me incomoda a nivel de lectura, no tanto en el mundo del cine. Dicho esto, y en el making off (mírenlo si pueden, eso si que es un buen making of) un individuo, que no me acuerdo el nombre, se apoya para alabar a dichos escritores en esto, y que era una condición indespensable para dar brillantez a su escritura, o sea, dice que con drogas escriben mejor.....la pregunta que me hago es, como sabe como escribe sin drogas si está en su vida cuotidiana permanentemente endrogao? Por cierto, me gustó "ON the ROad", film que retrata o intenta retratar dicha generación.
La primera vez que la vi, fue en un cine casero de un amigo, o sea en pantalla grande, y la disfruté como un gorrino, ahora he tenido la misma sensación. El no haber reglas del juego, y si aceptas esta premisa, es un non stop de escenas de impacto visual no discutible, mucho más regulares de lo que recordaba, a nivel cinematográfico ni me aburre ni me decepciona, lo que me falta es lo mencionado, tener la fuente literaria para ser más profundo. En cuanto los actores, comentáis que Peter Weller actúa en modo Robocop, o sea, inexpresivo, no se que decir, quizás el protagonista es así, no se, entiendo que en el libro es dificil ver su expresividad . Mi pregunta es, como es el personaje de Weller en el libro?. LO que si es cierto, es que la tropa restante está a muy buen nivel, de Davis a Holm a SAnds hasta Scheider.
Vuelvo al making off, fasciante el apartado de los "mugwumps", curiosamente en mi escena preferida del film, está mi preferido y el que considero peor. Mi preferido es cuando los protas van a coitear, y la maquina de escribir tiene una erección lovercrafiana importante, para después sumarse a la orgía ese extraño torso que tiran a saco encima de los protagonistas, ese momento y el bicho en cuestión no me gustan mucho.
Dos cositas para acabar, en los primeros exteriores de Tanger, es de roja directa que se trata de escenas de estudio, el productor en el Making off lo confirma que el rodaje fue íntegro en unos estudios de Toronto, y en esas escenas iniciales, se nota y mucho el artificio montado. Al contrario, en un artículo de "Dirigido por" sobre el film, dice que se combinaron escenas exteriores de Tanger y en el estudio de Toronto.
Por estar permanentemente drogado, Burroughs, o tuvo suerte o su cuerpo era una máquina, porque murió a los ochenta y algo creo recordar, a ver si fue todo postureo y en el fondo era un végano amante de lo saludable? el cuerpo no perdona, incluso a los que parecían inmortales, como el cantante de Motorhead, hijo del Jack Daniels, su cuerpo no aguantó más. Cuando pienso en Motorhead, lo primero que me viene a la cabeza no es una de sus canciones como "Ace of spades" sino el tanque que tenía (veánse "Lemmy").
Ah si!!! Cronenberg, lo dicho, para mi una obra fascinante, visualmente hablando, con algunos minutajes con falta de ritmo, pero la sensación de que "a ver con que me vendrán ahora" lo tapa a la perfección. Me extraña no sentir la típica sensación de agobio e incomodidad que tengo al ver films de Cronenberg, que supongo al saber que hay tanta distancia en lo que es real a lo que no lo es, hace que el fantasma de la duda aquí no exista, o por lo menos yo no tengo esa sensación. Y ahora vacaciones, y a esperar "M Butterfly" film que aún no he visto (creo que es el único).
Así que edición con extras de Avalon. Vaya, qué chasco. Yo tengo una peladita de Emon, con solo el trailer. Tendré que poner remedio a esto. Aunque ya he dicho que es uno de los films de Cronenberg que más pereza me da revisar, esos comentarios del director vale la pena escucharlos.
Por lo que he podido leer, Burroughs conoció de primera mano el proyecto de Cronenberg, e incluso fueron juntos a Tánger. Pero me da la sensación que pasaba bastante de lo que hiciera el director. Como apunté, en una respuesta a un periodista venía a decir que el libro es una cosa y la película, otra (cosa, por otra parte, obvia; muchos escritores renuncian a controlar la adaptación cinematográfica porque precisamente creen que es algo distinto). Haber leído el libro no ayuda demasiado, simplemente permite confirmar que estamos ante un film de Cronenberg basado en Burroughs, pero no tanto en el libro del mismo título, sino en su obra y en su vida en general. De hecho, si la película es una locura, el libro lo es tanto o más (yo creo que más), pero de un estilo formal muy diferente, menos narrativo (o al menos así lo recuerdo).
Lo que dices de Tánger, hay que matizarlo. Ciertamente, la intención era rodar la parte de la Interzona en la ciudad marroquí. Incluso Cronenberg viajó a la ciudad para localizar exteriores, pero a última hora problemas derivados de la Guerra del Golfo desaconsejaron rodar en Marruecos, ya que las compañías de seguros no parecían dispuestas a cubrir los riesgos. Es por eso que el Tánger real se reproduce de forma artificial en Toronto, en estudio. A mí ese detalle, ese artificio, no me parece mal, al contrario, creo que resulta coherente con el tono un tanto onírico del film, con esa iluminación extrema o esos colores un tanto irreales.
Es más, hay escenas en las que están cerca de una ventana y se ve la fachada de un edificio claramente neoyorquino y se escuchan ruidos de tráfico intenso.
El libro de "El Alumerzo Desnudo" lo tengo y nunca he sido capaz de terminarlo, principalmente por entender que gran parte de su valía radica en el uso que hace del lenguaje y que eso se pierde casi por completo en la traducción. Los de la generación beat era principalmente poetas, incluso cuando escribían en prosa. Y eso los hace muy difíciles de trasladar a otros idiomas.
Burroughs, como muchos de su quinta, no era demasiado buen tipo y bastante zorro. Parece ser que se mantuvo limpio de enfermedades porque cuando se pinchaba con sus amigos siempre insistía en ser el primero en usar la jeringuilla y siempre pedía una nueva. También lo vi en un documental haciendo bromas con su pistola, de la que nunca se separaba. Peter Weller salía en el documental contando como se entrevistó con él y que ante sus preguntas sobre su obra le respondió algo como "Basura, todo eso es basura".
Os dejo el trailer del documental. Ahí se ve al viejo bromeando con su arma sobre "que tiene ganas de dispararle a algo". Encantador el abuelete.
https://www.youtube.com/watch?v=vYQhh5Cn7fo
M.Butterfly , de 1993.
Volvemos con Cronenberg, y con uno de sus títulos más sorprendentes. Basada en una obra de teatro de David Henry Hwang (autor, a su vez, del guion), dramaturgo norteamericano de padres de origen chino, la película nos narra un episodio real (una “true story”, como reza el rótulo inicial, aunque al parecer lo realmente ocurrido difiere de la película en muchos aspectos). La obra de teatro ya contaba con un recorrido exitoso en los escenarios, donde habían interpretado a René actores como John Lightgow o Anthony Hopkins. El film, producido por David Geffen, en colaboración con la Warner, contó, al parecer, con algunos nombres previos como posibles directores, entre ellos Peter Weir y Stephen Frears, pero Cronenberg se dirigió directamente a Geffen porque estaba interesado en el proyecto.
Primero de todo hay que aclarar que la “M” del título se refiere a “Monsieur”, no a “Madame” (a pesar que a menudo he visto citado este film como “Madame Butterfly” erróneamente), o sea, que la referencia a la “Madama Butterfly” de Puccini se invierte ya desde el mismo encabezado de la obra. Y ese tema, el de la inversión, el del reflejo invertido (especular), va a ser un elemento central del film.
Unos bellos títulos de crédito con música de Howard Shore, que para esta ocasión entrega una banda sonora romántica y un punto operística que casa bien con los fragmentos de Puccini que se incluyen, nos trasladan al Pequín de 1964. Allí, un gris contable, miembro de la embajada francesa, René Gallimard (un Jeremy Irons superlativo), va a caer fascinado por los encantos de “una” cantante de la ópera china, Song Liling (espléndido John Lone), a quién oye interpretar unos fragmentos de “Madama Butterfly” en una recepción diplomática. Ya en la misma fiesta mantienen una conversación sobre las diferencias culturales y sobre lo paradójico que resulta que una china, que odia a los japoneses, sea quien interprete el personaje de una japonesa fascinada por un occidental hasta el punto de llegar al suicidio por amor (o mejor por desamor). Song le dirá que, no obstante, lo importante es la música, no la historia, justo lo mismo que le dirá esa noche en la cama su mujer (Barbara Sukowa), mientras tararea una de las famosas arias de Puccini (y la imagen de ambos se refleja en un espejo... en un plano que es toda una declaración de principios sobre lo que vamos a ver).
A partir de este momento Gallimard va a ligarse amorosamente a Song, a esa mujer oriental sumisa que crea en su mente, alguien que, como confesará más adelante, será capaz de inventar una manera “antigua” de hacer el amor para así poder preservar la ficción de René, de la misma manera que le dará un hijo, con rasgos orientales pero rubio.
Paralelamente, Gallimard asciende en la jerarquía de la embajada hasta el nivel de vicecónsul encargado de la inteligencia (el embajador está interpretado por el gran Ian Richardson). Precisamente sus conocimientos sobre los movimientos de los norteamericanos en la inminente guerra de Vietnam lo convierten en un objetivo apetitoso para el gobierno chino, que se sirve de Song para conseguir datos sobre las tropas desplegadas en Indochina. En realidad, aunque esos datos políticos sean la excusa que justifica la actuación de Song, el film no le presta demasiada atención (como tampoco a la vida de René dentro de la embajada o a la relación con su esposa, personaje femenino que, como pasa en otros films de Cronenberg, desaparecerá pronto sin dejar rastro).
El “embarazo” de Song la obliga a refugiarse en un pueblo lejos de la capital para “parir” y poder volver con un niño en brazos al cabo de unos meses. Mientras tanto, estalla la llamada revolución cultural en China y los artistas e intelectuales son represaliados. La ópera se transforma y adquiere aires proletarios e incluye mensajes políticos. René, que no ha demostrado demasiada visión política en su trabajo, es enviado de nueva a Francia, y Song, como artista que es, a trabajos forzados.
Ya en París (estamos ahora en 1968), vemos como esas masas de chinos con el libro rojo de Mao se transmutan en estudiantes franceses con el mismo libro y pancartas con el retrato del Gran Timonel manifestándose por las calles de la capital (en un apunte político de Cronenberg al que intuyo una considerable mala baba). Gallimard ha visto degradada su condición como funcionario y ahora es un mero mensajero que transporta la valija diplomática. En ese momento de soledad y fracaso laboral, aparece en París Song, reanudando sus relaciones. Al cabo de un tiempo, el servicio de inteligencia lo detiene y asistimos a un juicio en que se desenmascara públicamente la condición masculina de Song, sin que René parezca demasiado sorprendido, más bien decepcionado. Después, en un cara a cara en el furgón policial que los traslada a la prisión, Song se desnuda por completo ante el enojo de René. Gallimard le confiesa que amaba la mentira, la mentira perfecta, que suponía su ficción de ver en Song la mujer oriental ideal. Una mentira perfecta que ha quedado destruida. El era “un hombre que amaba una mujer creada por un hombre”.
M.Butterfly es un film que cada vez que lo reviso me gusta más. Aquí Cronenberg se enfrenta a un guion complejo (trabajado conjuntamente con Hwang), bien estructurado (aunque con notables elipsis), que acaba girando fundamentalmente alrededor de esa imagen y contraimagen que son Gallimard y Song, Monsieur y Madame Butterfly uno y otro, en un juego de identidades y de transformaciones corporales (o de disimulos, perfectamente ejemplificado en ese breve plano del ¿coito anal?, en posición sedente, entre René y Song) que se reflejan mutuamente.Spoiler:
Sobre la participación de Lone, Cronenberg comenta que hubo reticencias a que se mostrara en los títulos de crédito su nombre, ya que el espectador fácilmente lo iba a reconocer en el papel de Song y, por tanto, a desvelar el misterio de su identidad desde el principio. Pero el canadiense consideraba que eso no tenía ninguna importancia, porque se trataba desde el principio de la historia de un hombre que se enamora de un hombre que solo él no quiere admitir que sea un hombre. O sea, para René tenía que ser una mujer, aunque fuera un hombre, porque ese era su deseo, su construcción ideal.
A destacar que es el primer film rodado en exteriores por Cronenberg fuera de Canadá: en Pequín (callejones de la ciudad antigua y una breve secuencia en la Gran Muralla), Budapest (donde se reproducen las manifestaciones parisinas o la Ópera) y París, mientras los interiores se rodaron en Toronto. Esos decorados, incluso los exteriores en los callejones, tienen mucho de artificio, nos pueden recordar algo la Interzone de Naked Lunch, o esos espacios indefinidos de otros films del canadiense. Es evidente que no hay una voluntad realista, sino la reconstrucción de un ambiente. Para ello Cronenberg volvió a trabajar con su equipo habitual, que brilla una vez más a gran altura, es especial la fotografía de tonos cálidos, marronosos, de Peter Suschitzky, y la música de Shore. Y, claro, Irons y Lone, en un duelo interpretativo de primer nivel.
Perdonad mi intrusión en el foro pero M. BUTTERFLY (gracias por la aclaración, amigo mad dog earle, yo era de los andaban errados con el título) es la única película de Cronenberg que llegué a ver en salas comerciales. Como no he vuelto a verla desde su estreno mi recuerdo de ella es muy precario pero sé que me gusto mucho.
Excelente comentario, amigo Roy Earle.
Crash , de 1996.
Con Crash Cronenberg vuelva a adaptar una novela famosa (como en La zona muerta o El almuerzo desnudo, aunque el caso de la obra de Burroughs hay que tener en cuenta todas las consideraciones que ya hicimos en su momento), en esta ocasión la novela del mismo título escrita por el británico James G. Ballard. Hace un tiempo comenté las diferencias entre la novela y la película en el hilo De la literatura en el cine por lo que voy a intentar no ser reiterativo.
De entrada, la película se ajusta muy bien a la novela, la desarrolla en imágenes de forma magistral, de manera que Cronenberg, con otro lenguaje como es el cinematográfico, ofrece en el fondo una reflexión similar a la de Ballard, sin caer en la reiteración, que es una de las características de la novela. Al contrario, el guion de Cronenberg es de una pulcra claridad expositiva, de manera que se puede seguir el desarrollo del film a la perfección, para lo cual suprime el prólogo de la novela (en que conocemos ya la muerte de Vaughan), para evitar convertir lo narrado en un flashback, y nos explica las tribulaciones de Ballard-personaje (ya que el protagonista se llama como el autor del texto) de una manera lineal.
Los títulos de crédito, formados con unas letras metalizadas, algunas abolladas, de clara inspiración automovilística, se nos muestran con una hiriente banda sonora de Howard Shore de fondo, a base de unos sonidos de guitarras eléctricas que restallan con cierta resonancia metálica.
El film empieza presentándonos al matrimonio Ballard a través de sus relaciones sexuales, como si fuera lo que los define: primero a Catherine (Deborah Kara Unger, perturbadora, una belleza que quema como el hielo) haciéndoselo con un desconocido en un hangar (ella es instructora de vuelo); después a James (un espléndido James Spader, ideal para el papel) en las mismas tareas con una ayudante en una especie de almacén (él es director de vídeos publicitarios). Después, ambos se cuentan mutuamente sus experiencias, que al parecer no han sido satisfactorias (o eso se dicen uno al otro), mientras contemplan la autopista desde la terraza de su casa e inician una relación sexual. James le dirá Catherine: “Maybe the next one”, frase que cobrará un sentido especial al final.
James sufre un aparatoso accidente en un choque frontal con otro vehículo, cuyo conductor muere al salir despedido a través del parabrisas. La visión de un pecho de la mujer del muerto, Helen (Holly Hunter), mientras intenta soltarse del cinturón nos señala el primer vínculo entre accidente automovilístico y excitación sexual. Mientras se recupera de sus fracturas en el hospital (un lugar frío y desértico, ya que es el hospital del aeropuerto, pensado para acoger a las víctimas de las catástrofes aéreas),
James conoce a Vaughan un tipo extraño (magnífico Elias Koteas), que se dedica a documentar los accidentes de tráfico y sus efectos en la carne.
James inicia una esporádica relación con Helen, que se consuma sexualmente siempre en el interior de automóviles. A través de ella, asiste a las representaciones que lleva a cabo Vaughan, en las que reproduce famosos accidentes (le vemos escenificar el de James Dean).
Vaughan parece ser el líder de un grupo de gente variopinta obsesionada con los efectos destructores de los choques entre vehículos: la propia Helen, que es médica; Seagrave, un piloto, y su mujer; y Gabrielle (una inquietante Rosanna Arquette), que lleva aparatosas prótesis en sus dos piernas, en las que podemos apreciar enormes llagas, cicatrices de sus operaciones, que tienen un cierto aspecto vaginal.
En un primer momento, Vaughan le dice a James que su proyecto es “la reconstrucción del cuerpo humano por la nueva tecnología” (algo que se ilustra con Gabrielle), tema muy próximo a Cronenberg, aunque luego dará otra explicación, quizá todavía más afín al canadiense.
Catherine entrará dentro del círculo, de manera que se irá consolidando un triángulo entre James, Vaughan y su mujer. En una larga escena de sexo entre James y Catherine, esta lo excita preguntándole por su relación con Vaughan, pulsando aquellos aspectos que delatarían una atracción sexual de James por su nuevo amigo.
Poco después Vaughan confiesa a James cuál es en realidad su proyecto: la experimentación de la energía sexual que se libera en el momento de la muerte en un accidente de tráfico (algo que rima con el Cronenberg de Shivers, el vínculo entre enfermedad/muerte y sexualidad). Con esta idea en la cabeza, asistiremos a una de las más perturbadoras secuencias del film. Mediante un lento, moroso, travelling accedemos a ver, de manera obscena, el resultado de un espectacular accidente, provocado (aunque inicialmente no lo sabemos) por Seagrave: la reconstrucción de la muerte de Jane Mansfield.
Y en un contraste que algunos juzgarán como enfermizo, a continuación contemplaremos el violento coito entre Vaughan y Catherine en el asiento trasero del coche de él, un Lincoln del 63 (el que transportaba a Kennedy en Dallas cuando fue asesinado), con James en el lugar del conductor, mientras pasan por un tunel de lavado. Creo que esta secuencia es de una perfección extrema, en todos sus detalles: la coreografía de los cuerpos, la música de Shore, los colores de Suschitzky, casi abstractos, las miradas de James, la intensidad de la excitación sexual resultante.
En pocos minutos Tanatos y Eros se nos han mostrado en la pantalla, casi sin solución de continuidad, como si el sexo entre Vaughan y Catherine (y James, en calidad de Peeping Tom) fuera continuación lógica de la muerte, de la sangre y destrucción del accidente de Seagrave, como si la energía liberada allí tuviera que expresarse en la unión de los cuerpos humanos.
Todavía abra tiempo para una relación entre Gabrielle y James dentro del coche de ella, adaptado a sus prótesis, en la cual James va a “penetrar” (casi de manera literal) las enormes llagas de sus piernas,
y una explícita relación entre James y Vaughan. Luego, solo nos restará asistir al peculiar “cortejo” de Vaughan (dándoles por detrás con su coche), antes que este se precipite al vacío y muera aplastado contra el techo de un autocar.
Los Ballard recuperarán el Lincoln de Vaughan, que había quedado destrozado, para protagonizar el apareo final: pero Catherine saldrá viva del accidente. Mientras James la penetra por detrás (como la mayoría de coitos que vemos en el film), le dice “tiernamente”: “Maybe the next one”.
La sola sinopsis de la película te deja sin aliento. Cronenberg entrega, quizá, su trabajo más perfecto desde todos los puntos de vista. Técnicamente, su equipo habitual da lo mejor de sí. La dirección de actores es magnífica, un trabajo esforzado en el que todos brillan (incluida Holly Hunter, actriz que tengo en poca consideración), consiguiendo que las escenas de sexo resulten extrañamente excitantes. Y temáticamente se sitúa entre sus films más coherentes y osados. Aunque la novela de Ballard es obscena, sucia y desagradable, enfermiza sin duda, Cronenberg consigue visualizarla de tal manera que la belleza, mórbida si se quiere, aflora plano a plano. En fin, creo que, con los años y los visionados, se consolida como mi película preferida del canadiense.
Seguiremos con eXistenZ la semana que viene. Y a ver si os animáis a poneros al día.
Última edición por mad dog earle; 29/08/2018 a las 21:20
Yo estoy jiji jaja viendo Love y Aquellos maravillosos 70 y sin verme los film de Cronenberg. Se me está acumulando el trabajo. A ver si me pongo a ello.
Saludos
Q: "I'm your new quartermaster"
007: "You must be joking"
_______________________
CLAUDIO: "Lady, as you are mine, I am yours"
_______________________
EISENSTEIN: "I'm a boxer for the freedom of the cinematic expression" -"I'm a scientific dilettante with encyclopedic interests"
Joder no me di cuenta que volviste con M.Butterfly!!!!!, hubo un par de días que no miré el foro y así me lo pagas!!!! tengo doble tarea estos días, pues nada a trabajar!!!!
A ver si te pasas también por la revisión de la obra de Nicholas Ray que estamos haciendo en otro foro...
Con el permiso de Roy Earle, of course...
¿Algo así como...
?
Vamos, vamos, aprieta pero no ahoga... ¿No estabas de baja por tu operación (por cierto, ¿cómo va la recuperación?)? Tengo curiosidad de saber tu opinión tanto de M.Butterfly como de Crash (aquí no me negarás que hay sexo)... y que me digas qué tal las uñas de John Lone y de Deborah Kara Unger. Venga, va, y seguro que aún te queda un poco de tiempo para dejar tu opinión sobre Ray en el otro hilo.
Por cierto, pensaba que sólo había visto en cine M. BUTTERFLY pero ahora recuerdo que también ví CRASH, probablemente porque había leído previamente la excelente novela de J. G. Ballard.
A ver si me animo y comento algo de eXistenZ y te robo la cartera, reticente Fletcher.
Bien, gracias por preguntar, recuperación lenta, pesada pero no dolorosa, llevo 3 meses y sólo uso las muletas (que no las mulatas ) para la estabilidad.
Sobre las pelis de Ray, las tengo casi todas en la central de Reus y aún me quedan varios títulos por adquirir, cuando lo complete o casi complete su filmografía, o sea de aquí 20 años, haré un reflote espectacular del hilo. Porque aún estaremos por aquí de aquí 20 años no?
Os voy leyendo . Y qué gustazo . Lástima no haber podido llegar a tiempo para revisar un par que me apetecía con vosotros (estuve de vacaciones ), pero seguiré atenta por si me uno a alguna .
"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life
¡Muchas gracias, mad dog earle! .
"El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar, tu vida pasará como un destello" - The Tree of Life