Me pareció bastante interesante el enfrentamiento de Antonio con Mauro. Tenso pero sin llegar a las manos; y como de forma paralela se iba sucediendo el drama silencioso de Irene (mujer de Mauro), con ese trasfondo de maltrato físico/psicológico. Es decir, la sutileza con la que se presenta, lo que en España era pácticamente indenunciable. El mismo caso el abuso de Maurín hacia Luisa.
Por otro lado me gusta mucho como se ha ido desarrollando, la adicción a las drogas de Luis; sobre todo por la recuperación en la serie de un actor, que está demostrando que la hace bastante bien. Además no teníamos la oportunidad de valorarle como merece, porque su papel de niño era demasiado secundario. Por un momento se me pasó la idea de que tocaran el tema del Sida con él, aunque parece que esa teoría va perdiendo fuelle. Pero veremos, ya que no les tembló el pulso a los guionistas, para matar a Eugenio la temporada pasada.
Me gustó ver (por fin) a un Tony desenfadado y divertido en la fiesta del final, durante la presentación de la revista, en la que participan Carlos y Nuka. Un Tony menos encorsetado, fuera de sus jaleos, y totalmenete deshinibido. Lo echaba de menos. La relación de Karina y Carlos tiene que estar al caer, es algo que se pide a voces. Y me agrada como lo estan haciendo: con pequeños gestos, con elegancia, casi sin darse cuenta de que están enamorados. Genial el cameo de Tote Trenas, director de fotografía de la serie. Ya era hora de ver delante de la cámara a ese maestro.
Lo más flojo me pareció el tema de la relación Pilar Punzano y Jordi Rebellón. No sé por donde por donde pretenden salir con ello. habrá que esperar. Muy divertida la situación de Herminia con el ilusionista Jerónimo, y la invasión que tuvo que soportar en su propia casa :P Genial terminar el capítulo sonando el tema de Frank Sinatra. El gusto en la selección musical sigue intacto.