Lo confirmo, y ahí radica el problema: que no te puedes fiar de nadie, que no hay criterios uniformes de garantía de calidad, que cuando menos te lo esperas aparece una perla entre el barro, pero que a la mínima que bajas la guardia te la meten hasta el fondo... Por eso digo que el cinéfilo adicto al DVD tiene mucho de masoquista.