Interesante película que concursó en la sección oficial del festival de Sitges en 2015. No se alzó con el premio, pero tuvo buena acogida entre crítica y público. Una vez vista, uno puede apreciar todas sus virtudes, así como sus escasos defectos.
Personalmente esperaba un thriller explícito y contundente desde el minuto uno. Sin embargo, me encontré con algo distinto. Comienza como un filme que explora el despertar de la adolescencia y la urgencia por dejar atrás la niñez. En ese momento uno observa claras referencias a títulos como “Cuenta Conmigo” o la más reciente “Mud”, llevándonos lentamente de la mano hacia un juego del gato y el ratón; en una trama que sugiere más que cuenta. Entendemos las motivaciones de los personajes gracias a un elemento tácito que se encuentra insertado en el propio guion. La dirección del cuasi debutante John Watts tiene debilidad por el detalle; un cierto preciosismo y lirismo que le otorga empaque a la cinta, alejándola así de cualquier convencionalismo propio del género. Por momentos llega a tener aroma a western moderno. Los personajes se mueven en un entorno de caos y anarquía, tratando de sortear los imprevistos que modifican completamente el devenir de la historia. Una vez puestas todas las cartas sobre la mesa, la trama gira hacia lo que yo esperaba que fuera en un principio. Un thriller de acción que juega muy bien la baza del suspense y el drama, dejándonos a la postre un final muy digno.
Excelente Kevin Bacon como de costumbre. Este tipo de papeles siempre le han ido como anillo al dedo.