A mi me encanta la primera escena, en donde además se atisban claramente las intenciones narrativas del film: un número de ballet (que no aparece como tal en el lago de los cisnes, pero podría hacerlo); en el que Odette, todavía con su forma humana, baila eterea, alegre y elegante. De repente, Rothbart, el mago, la seduce, la atrapa y la convierte en cisne delante de nuestros ojos. Todo ello mezclando el elemento fantástico (Rothbart se convierte en un monstruoso ser, de forma natural), y la pura exaltación de las emociones que la danza transmite. Para mi resume bastante bien lan intenciones, al menos estéticas de la película.
No es perfecta, pero es una propuesta bastante estimulante dentro del marasmo de películas convencionales, casi todas perfectamente narradas, perfectamente medidas, en lo que nada chirria, pero que al final olvidas nada más verlas ...
Un saludo.