Como estudioso del género que reconozco ser, he analizado hasta la saciedad el Halloween de Carpenter y no sólo creo que ha envejecido estupendamente, sino que sus virtudes permanecen inalterables casi cuarenta años después. Y mucha parte de culpa, además del prodigioso trabajo conceptual de Carpenter, reside en su atemporal y otoñal atmósfera. Es una maravilla. Ninguna otra película ha rasgado tan magistralmente lo que significa esta fiesta, ni esa conjunción de monstruo inmortal con el psicópata de turno que han exprimido tan vilmente otros directores menos artesanos y más comerciales. Es una obra maestra absoluta más allá de su género.
Al igual que Campanilla, revisioné hace unos días IT de Wallace. Madre mía, el peso de los años en este caso ha sido atroz. No obstante, su primer tramo (el de los niños, el mejor Stand by me "terrorífico" que he visto en pantalla) es una auténtica delicia, pura esencia del Stephen King de Maine.
A Phantasma también le di una segunda oportunidad. Imposible, no entro en el universo de Don Coscarelli, aciertos aislados aparte. Como antídoto, me puse Phantasma II, pero no su secuela, sino la genial "Salem´s Lot" que aquí adoptó torpemente el nombre de la saga de El hombre alto.
También vi "La estación de la bruja". Me ocurre lo mismo que con la tan aclamada "Martin": ese estilo tan dejado, tan underground de Romero, me tira para atrás. Y eso que creo que tiene elementos de interés, sobre todo por su atrevida concepción de la mujer en plenos años setenta.