He tenido tiempo de ver bastante cine esta semana, y no doy abasto para reseñas jeje
Bueno, otra:
GINGER SNAPS, LOS MALDITOS (2003) de Brett Sullivan.
Me apetecía revisionar uno de mis films Top 10 de terror favoritos de la pasada década, pero que es auténtica guilty pleasure. Es decir, no pretenderé convencer a nadie o responder a los apuntes negativos que se dicen…
“¡buff!, rollo emo”, “look de direct-to-video”, “falta de la mordiente sátira de la primera”… Solo que el film conjuga varios temas y tonos que me cautivan especialmente, por lo que recomendada con reservas
Para quien no conozca esta, que es una trilogía, se puede resumir en: dos hermanas góticas, en su lucha contra la licantropía que contraen. Las dos primeras situadas en ambiente suburbano contemporáneo, la tercera una precuela-remake en el Old West. En realidad el primer y muy de culto film, me gusta más bien poco. Es una historia de instituto, con todos sus elementos clásicos: los raritos, los wasp triunfadores, angst juvenil, bullying, padres autistas (al contrario que a la mayoría, no me atraen demasiado estas narraciones), centrada en la idea de asociar pubertad y despertar sexual femenino con la licantropía. Todo con un encendido tono emo, con los defectos que me irritan: presuntuosidad, camp “divertido” y autocondescendencia.
Mucho mejor, para mi gusto, es esta, su inmediata secuela, que sin renunciar a varios buenos golpes de humor negro, se centra y potencia (desechando lo demás) los dos temas más interesantes EMHO: la soledad y la drogadicción. De este modo, conocemos a una hermana (Emily Perkins), poco después de lo acontecido en la anterior, malviviendo en hoteluchos de extrarradio, inyectándose periódicamente “wolfsbane”, para intentar amortiguar su proceso de transformación, mientras sufre visiones de su hermana (Katharine Isabelle, mucho mejor y más inquietante como “aparición” que como loba en el primer film) y es perseguida (para copular) por otro lobo. Al final, despierta un día en un centro de desintoxicación (Wolf Interrupted se denominó al film en su día, evocando la peli con la Jolie y la Ryder).
Aquí, a los otros dos temas, se le añade otro que me pirra también: el cuento de hadas perverso, a través de una rubita niña (Tatiana Maslany, con cierta fama ahora por la serie scifi "Orphan Black"), que tiene una abuela, una cabaña en el bosque (donde acaba la acción en el último tercio de la peli: que tiene un carácter neogótico, aparte de por el influjo fairy tale, por su ambiente oscuro y nevado) y le encanta, entre otras cosas, dibujar comics, como uno pintándose a sí misma con un lobo al lado…. todo muy obviamente Caperucita Roja, pero en una versión muy pervertida. Y casi que lo mejor llega al final, con una considerable mala baba que, deliciosamente, pulveriza una de las peores características típicas de lo emo: la autocondescendencia, con/gracias al sardónico destino de la protagonista. Se revela entonces (y el conjunto con esta perspectiva) la peli, en realidad casi más cercana, espiritualmente, a lo grundge que a lo emo, lo que para mí no deja de ser buena noticia.